SEAE solicita al MAPA que replantee el RD de suelos y reconozca su multifuncionalidad
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha sacado a consulta pública el Proyecto de Real Decreto de Normas para la nutrición sostenible en suelos agrarios. Se esperan recibir aportaciones y alegaciones hasta el 19 de octubre. Desde la Sociedad Española de Agricultura Ecológica/Agroecología (SEAE) han comenzado inmediatamente a estudiar y revisar este documento pues, a pesar de que aparentemente su título aboga por la “nutrición sostenible”, el contenido de ciertos de los artículos “representa una mirada parcial y excesivamente mecánica del suelo, sus componentes y su combinatoria”.
Los ecologistas agrarios celebran que el objetivo de este RD sea “incrementar la productividad de los suelos agrarios, disminuir el impacto ambiental de los productos fertilizantes, nutrientes o materias orgánicas y reducir la emisión a la atmósfera de amoniaco y de otros gases de efecto invernadero, así como evitar la posible contaminación de aguas por nitratos”, aunque en su desarrollo aporta poco a lo que ya se encuentra legislado y parte de un enfoque totalmente erróneo y obsoleto, centrándose únicamente en la reposición de los macronutrientes.
Para la SEAE, es preocupante que “siendo la producción ecológica el modelo de manejo agrario que más cuida la nutrición sostenible del suelo, el aumento de su fertilidad y la reducción de emisiones contaminantes al propio suelo, a la atmósfera, al agua y a los alimentos -fundamentalmente por no emplear químicos de síntesis-, no tenga ninguna referencia a la producción ecológica ni la contemple como una de las maneras prioritarias de conseguir sus objetivos”.
Desde la SEAE concluyen que este borrador de Real Decreto debería modificarse para simplificar y asegurar su aplicación por parte del sector agrario, centrándose en buenas prácticas de manejo y gestión de suelos que garanticen su conservación mediante el mantenimiento de su fertilidad y su contribución al ambiente y al clima, a la vez que se garantice que su aprovechamiento agrario no implica el aporte y/o vertido de sustancias contaminantes, entendiendo como tales tanto a metales pesados y emisiones de nutrientes a las masas de agua o gases efecto invernadero a la atmósfera, y a otros contaminantes como fitosanitarios y herbicidas, que comprometen la salud de suelos, el agua, la atmósfera y la vida que en ellos se desarrolla.