La mosca del olivo ya podría estar presente en todas las provincias andaluzas
En estos momentos, la receptividad de los frutos a la picada de la mosca del olivo (Bactrocera oleae), es ya generalizada en todas las provincias, por lo que continúa su seguimiento y valoración de daños en el olivar andaluz.
Según informa la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF), el cultivo mantiene un adelanto fenológico respecto a la pasada campaña de alrededor de 10-15 días, dependiendo de las áreas de cultivo y de las provincias. Ya se ha detectado picada sobre los frutos en todas las zonas olivareras, a excepción de las de Granada. Se aprecia una mayor incidencia en Cádiz y Huelva, en donde se registran unos valores medios provinciales de 2.30 y 1 % de picada total, respectivamente.
Por el momento, la viabilidad de esta picada es muy escasa. Se ve picada viva en todas las provincias a excepción de Córdoba, Granada y Jaén, y se registran los mayores valores en Huelva y Málaga con un valor medio provincial de 0,20 y 0,10% de picada viva, respectivamente.
Destacan las capturas obtenidas en los mosqueros mac-phail instalados en parcelas de Córdoba y Cádiz, con un valor medio provincial de 3,30 y 3,20 adultos/mosquero y día, respectivamente, y seguido de Jaén con 1,80. En cuanto a las capturas de adultos registradas en las trampas cromotrópicas, destacan Granada y Huelva, con un valor medio provincial de 1,40 y 1,10 adultos/placa y día, respectivamente, seguidas de Cádiz con 1 y Huelva con 0,80 adultos/placa y día.
Desde la RAIF se aconseja vigilar el cultivo, observando la evolución de este insecto, tanto cuantificando las poblaciones de adultos en trampas, como la incidencia de éste sobre las aceitunas, mediante la realización de muestreos de frutos.
La mosca detiene su actividad biológica con temperaturas inferiores a los 6 °C y mayores de 35 °C, siendo entre los 20 - 25 °C la temperatura óptima para su desarrollo. Las temperaturas por debajo de los 36 °C son favorables para el buen desarrollo de las puestas de mosca y para su propia integridad y una humedad relativa elevada (>80 – 85 %) favorece la incidencia de la plaga.
Por lo mencionado anteriormente, la RAIF considera conveniente conocer que, actualmente atendiendo a la situación geográfica del cultivo, hay una mayor incidencia en las sierras que en las campiñas y en las regiones costeras que en las del interior.