Y después del COVID, ¿qué?

La pregunta que encabeza este reportaje es la que todos nos hacemos, ya nos dediquemos al sector del aceite de oliva o no. Esa 'nueva normalidad' a la que dicen nos enfrentamos es, ante todo, una gran incertidumbre. Y todos los que se dedican a una actividad económica saben que el no tener claro el camino a trazar es sinónimo de contracción, paro y una disminución de la inversión. ¿Cómo afronta el sector del aceite de oliva esta situación? ¿Podemos fiarnos de los brotes verdes del consumo nacional o ha sido un puro espejismo? ¿Cómo afectará el parón del sector hostelero y la restauración? ¿Y al primer peldaño de la cadena, el campo? Aquí unas primeras respuestas, cuando esta nueva etapa acaba tan solo de comenzar...

El sector aceite de oliva ha tenido la 'gran suerte' de que las consecuencias más duras y directas del Estado de Alarma, aunque haya sido tratada como una industria esencial, tuviesen lugar bajando las persianas de las almazaras. Y aunque muchos consumidores se lanzasen a llenar sus despensas con aceite de oliva en las primeras semanas de crisis, el sector considera que se trata de "pan para hoy, y hambre para mañana".

“Si hubiera que elegir una fecha para ubicar esta crisis elegiría ésta, ya que a todas las almazaras nos ha cogido con la recolección, limpieza y mantenimiento realizado, estando todo nuestro aceite en las bodegas. A medio plazo, referente a puestos de trabajo va a ser negativo, pues hasta que no lleguen fechas próximas al inicio de la siguiente campaña no se producirán nuevas contrataciones de personal", según Emilio Artero, director de Calidad, Producción y Seguridad Alimentaria de Picualia.

“Lo que queda claro es que esta crisis va a cumplimentar aun más negativamente a una ya existente crisis de demanda estructural. Cuando diversos factores de carácter exógeno apoyan el ya complejo estado que sufre el sector por motivos endógenos, podría no hacer otra cosa, más que alargar la dura situación que ya se vive. A ámbitos como la hostelería, restauración y el retail en hipermercados los ha invalidado de forma casi plena, pero por otro lado, supone una oportunidad para hogares, industria agroalimentaria, panadera, pastelera y conservera, pero no obstante, todo ello se habrá de evaluar en función de la duración y el impacto económico final”, explica el analista oleícola internacional Juan Vilar.

En cuanto al consumo la opinión generalizada es que la crisis se dejará notar tanto en el consumo interno como externo. “El consumo local y global bajará, por lo que disminuirán los ingresos que hemos de mantener con un valor añadido. Debemos realizar estrategias de promoción de ventas, como indicador común para acercar nuestras marcas al consumidor. El cliente compra especialmente valor. Y es lo que tenemos que trabajar, por el valor de nuestros AOVE. Fomentar el consumo local por proximidad, como base de nuestra economía y activar el comercio internacional dentro de nuestras posibilidades”, explica Consoli Molero, gerente de la cooperativa COLIVAL.

"Debemos aprovechar esta situación para intentar consolidar ese aumento del consumo en los hogares y que éste sea valorizado. Es un gran trabajo que tenemos por delante, donde ahora contamos a favor con el factor de bajos precios, algo que paradójicamente no es bueno para los agricultores", opina Rafael Sánchez de Puerta, director general de DCOOP.

En este sentido, Juan Vilar añade los datos de un estudio sociológico realizado recientemente por su consultoría, que evidencia “que el ciudadano del sur de Europa de media, en un 48% tiene el impulso de contraer el gasto, y en un 51%, prevé que va a ver afectado su poder adquisitivo. Todo esto unido a la caída del sector servicios (restauración, colectividades, turismo, hostelería), hacen que muy posiblemente, dependiendo de la duración del confinamiento, y de los efectos, tenga incidencia negativa a medio plazo. Los positivos solo han sido propios del síndrome de acopio que nos ha afectado al principio, ha sucedido algo parecido con otros sectores como el de la cerveza, el repunte de consumo de una categoría de demandantes no compensa a medio plazo al resto de segmentos de consumo que conforman el mercado completo”.

"A medio y largo plazo el mercado va a sufrir un parón importante, ya que el consumo se va a resentir. El cierre del sector hostelero, que supone una parte muy importante de las salidas de aceite de oliva en nuestro país, se unirá al parón económico que vamos a sufrir, afectando, sin duda, a los patrones de consumo en los hogares. Eso sí, las lluvias de estas semanas auguran un mercado muy tranquilo y con precios bajos", señala Manuel Caravaca, presidente de AEMODA y gerente de la almazara jienense Molino Las Torres.

Las principales OPAS (ASAJA, COAG, UPA y Cooperativas Agro-alimentarias) ya han anunciado que retomarán, en cuanto la situación lo permita, las movilizaciones aplazadas el pasado 10 de marzo. Casi dos meses de parón de la actividad en los que sin embargo el sector, considerado como esencial, ha intensificado sus esfuerzos para garantizar el abastecimiento de la población, al tiempo que ha apoyado a la sociedad tanto en la limpieza de las calles como en la donación de Equipos de Protección Individual (EPIs), entre otras muchas cuestiones.

Según las organizaciones profesionales, con estas nuevas protestas el sector quiere visibilizar la crítica situación de bajos precios en origen que está sufriendo desde hace dos años. Con las movilizaciones generalizadas se ha conseguido hasta ahora que el problema de los precios formara parte de la agenda política, así como una modificación en la Ley de la Cadena Alimentaria, que databa de 2013 y no había dado resultados tangibles, aunque todavía tienen que concretarse varios aspectos para que se refleje su verdadero impacto en el sector, ya que existen muchas dudas respecto a la seguridad jurídica que deben tener todos los actores de la cadena.

"La situación del sector en cuanto a la tendencia de las cotizaciones, se debe de forma fundamental a un desequilibrio persistente en el tiempo entre oferta y demanda, ratificado por una sobreplantación de olivar eficiente que ha estado potenciando dicho desequilibrio. No obstante están sucediendo efectos positivos, se reduce la superficie de olivar mundial tras 22 años de crecimiento, y el consumo, vía precio empieza a repuntar, comedida y gradualmente en el planeta, pero no es suficiente para acabar con los stocks. Sería necesario hacer un gran esfuerzo en promoción, que motivara un elevado impacto de crecimiento en la demanda, o una circunstancia climatológica que redujera considerablemente al menos dos cosechas mundiales para que se produjera un repunte sustancial de precios. Estamos yendo hacia un repunte natural, no inducido, eso es lo más grave, la duración no depende de nosotros. No obstante, los aceites de una calidad elevada sí que están siendo mejor cotizados que los de baja categoría cualitativa, pero insuficientemente", analiza Juan Vilar.

¿Qué pide el sector olivarero en su Memorando?

• Unos precios ruinosos sin justificación deben ser cuestión de Estado, exigiendo una mesa interministerial para solucionar el problema
• Revisión completa del sistema de almacenamiento privado, con un presupuesto garantizado y transparente, para tener precios dignos
• No a los aranceles
• Reclaman la inmediata autorregulación del mercado
• Perseguir la banalización del aceite de oliva y su uso como producto reclamo, acabando con la venta a pérdidas
• Exigen una investigación de oficio de la Comisión de Competencia ante la posible fijación de precios por parte de la distribución
• Mantenimiento del olivar y apuesta por el relevo generacional
• Medidas de apoyo para el olivar con mayores dificultades
• Apuesta por un olivar rentable, que fije la población, luche contra el despoblamiento del medio rural y proteger el medio ambiente
• Agua para el riego y así tener un olivar más competitivo
• Una firme apuesta por la comercialización, la promoción del consumo, la concentración de la oferta, la diferenciación y el asociacionismo
• Asegurar la trazabilidad, la pureza y la calidad del aceite de oliva

Se dice que ante toda crisis siempre hay una oportunidad. ¿Será así también en el sector del aceite de oliva? Desde luego los retos que tenemos por delante son grandes, y quien sepa adaptarse mejor a ellos tendrá parte del camino realizado. "Y no es sólo una lección para el aceite de oliva, sino para todos los sectores. Una situación totalmente imprevista puede impactar negativamente en la salud de las personas, en el comportamiento social y destrozar la economía. Por tanto, debemos estar preparados para nuevos episodios que puedan aparecer a futuro, y para ello debemos pensar en como potenciar el consumo, divulgar las bondades saludables del aceite y buscar mercados y usos alternativos", concluye el director general de DCOOP.

Y este camino, según Juan Vilar, ha de estar siempre guiado por una estrategia que tenga la formación, el conocimiento, la eficiencia y la innovación como condimentos vitales. "En primer lugar en un entorno globalizado cuanto más informado, formado y al corriente de lo que ocurre en los 184 países consumidores, y 67 productores, más adecuadas serán nuestras decisiones. Sin información no se toman buenas decisiones. Se ha de entender un entorno global, conectado y universal, y cualquier efecto en la oferta o en la demanda en alguno de los países repercute en nuestra actividad y, por ende, en nuestra renta. En la actualidad la única forma de que una explotación tenga cierta independencia de un entorno hostil como el actual, es mediante la eficiencia. Es el único principio que a corto y medio plazo hace las compañías, explotaciones, y empresas económicamente rentables. Y es tras ello que se puede emprender, innovar o crear otras iniciativas distintas, pero siempre desde una sólida eficiencia que auspicie el resto de nuevos retos y estrategias".