Almazaras y orujeros abordaron el futuro de la gestión de los subproductos en Extremadura
La cadena de valor de los Aceites de Oliva está inexorablemente vinculada con el sector de los Aceites de Orujo, sector que da (y dará) salida a los más de 10,2 millones de alpeorujos que las almazaras han generado para que el consumidor disfrute de los más de 1,7 millones de kilos de aceites de oliva. Es por ello de enorme interés que se hable de cómo de robusto y fuerte puede ser la unión de la cadena de valor de aceites de oliva para que la recogida y gestión de los alpeorujos sea un negocio viable, rentable y sostenible para la sociedad. Por ello el pasado 24 de mayo se dieron cita en el Centro Tecnológico Nacional Agroalimentario ‘Extremadura’ (CTAEX) representantes del orujero de Extremadura, Andalucía y Portugal junto con almazaras y organizaciones de productores para abordar una previsible situación futura de una elevada producción de aceitunas y, consecuentemente, un elevado volumen de alpeorujo que podrían llegar a colapsar las orujeras extremeñas tal y como ha pasado de forma puntual en algunas zonas de Andalucía esta pasada campaña.
Fue el propio Alfonso Montaño quien introdujo a los más de 50 asistentes provenientes no solo de Extremadura, sino también de Castilla la Mancha, Murcia, Andalucía y Portugal, en la rápida evolución del campo extremeño. Destacó que en 2018 ha crecido el olivar en Extremadura, de acuerdo a las cifras oficiales, a un ritmo de 14,6 ha/día, frente a las casi 25 ha/día de Castilla la Mancha y las 80 ha día de Andalucía. Este aumento se ha dado en gran medida por la disponibilidad de agua en Extremadura que ha favorecido el crecimiento de la superficie regable, así como de la transformación de otros cultivos menos rentables, como el maíz (ha bajado en los últimos 3 años en casi de 17.000 ha), hacia el olivar (ha aumentado casi 14.000 ha). El olivar se ha convertido en Extremadura en el principal cultivo en riego, superando al maíz por primera vez, alcanzando las 58.617 ha de acuerdo a las cifras oficiales. Estas cifran, de acuerdo a Alfonso Montaño, pueden hacer que Extremadura en un par de campañas la región llegue a producir no solo las 100 mil toneladas de aceites de oliva, sino alcanzar las 500.000 t de alpeorujo que tienen que ser gestionadas y que, en otras orujeras de regiones colindantes, como Portugal o Castilla la Mancha, posiblemente tampoco puedan recepcionar al encontrarse dichas zonas con un problema de alta producción de subproductos de sus almazaras cercanas.
La Asociación Nacional de Empresas de Aceite de Orujo (ANEO) estuvo presente en la jornada con varios representantes, siendo su gerente Joaquín López quien puso en relieve que del alpeorujo se aprovecha todo y que las orujeras son industrias de ‘Residuo 0’. Las orujeras españolas han recepcionado en esta campaña 10,3 millones de toneladas de alpeorujo cuando la media de los últimos 5 años ha sido 5,9 millones de toneladas, de las que tan solo 0,4 millones de toneladas se han recepcionado en Extremadura. Esta cifra viene a demostrar el poder de soportar una campaña record con las instalaciones existentes a día de hoy, pero eso no lleva a que puntualmente alguna industria haya tenido que dejar de recepcionar. Como dato, El Tejar ha incrementado su producción prevista con la real equivalente al 120% del alpeorujo de Extremadura de esta campaña.
Joaquín López destacó que por cada litro de aceites de oliva se generan 5,78 kg de alpeorujo, la media más elevada de los principales países productores (ver tabla 1). Además puso en valor que el sector orujero no solo vende todo su aceite de orujo de oliva, sino que además importa mucho y también lo exporta tras dotarle de un mayor valor. El precio es, como está ocurriendo con los aceites de oliva, un punto crítico pues se teme que pueda llegar a valores de 600 €/t lo cual sería muy perjudicial para no solo el sector orujero sino toda la cadena de valor de los aceites de oliva. Como se ha comentado anteriormente del alpeorujo se aprovecha todo, con múltiples salidas comerciales diferentes a la combustión en calderas, sino de aprovechamiento de antioxidantes, biogás, compost…, (ver Figura 1) alternativas que todas juntas deben hacer sostenible el aprovechamiento del subproducto de la aceituna. Para ello el gerente de ANEO insta a la administración pública a agilizar los temas burocráticos y analizar desde otra perspectiva las necesidades de aumentar capacidades, no solo de almacenamiento sino de secado, no limitar por fechas el funcionamiento de alguna orujera y facilitar el riego controlado con las aguas de las almazaras.
A continuación, se presentaron dos proyectos que buscan un aprovechamiento diferente de estos residuos, como la generación de metano a partir de estos residuos. Este tema lo presentó Almudena González de la spin-off de la Universidad de Extremadura ‘Metanogenia’. La investigadora mostró el alto potencial del alpechín y el alpeorujo de generar biogás, tres veces más potente que los purines. Como punto débil están los fenoles, lo cuales limitan en gran medida los pretratamientos aunque ello no implica que sea infranqueable como se demuestra los estudios realizados junto a Troil Vegas Altas en los que poseen una planta piloto en perfecto funcionamiento. Además destacó la viabilidad económica de este proyecto en regiones como Andalucía, Castilla la Mancha o Extremadura en la que el producto está cercano y a disponibilidad, calculando que para un reactor anaerobio de más de 4.500 m3 podría tener un periodo de retorno de 9 años, un VAN de casi 1,5 M€ y un TIR del 10%. Por su parte, la Cooperativa Santa Marta Virgen presentó los primeros resultados del proyecto CDTI ‘Greenclicex’ mediante el cual están fitorremediando aguas de procesos con una planta de la que además están extrayendo aceites esenciales además de favorecerse la evapotranspiración.
No obstante, las opciones que a día de hoy son las que deberán gestionar el aumento de alpeorujo fueron representadas por Troil Vegas Altas, la empresa Complus y el Consorcio Oleícola de Extremadura. Troil Vegas Altas es la industria de gestión de alpeorujos más innovadora de toda España (fertilizantes, electricidad, orujillo, hidroxitirosol…), pues le otorga numerosas y diferentes salidas a las casi 100 mil toneladas de alpeorujo que procesa anualmente. José Calama, gerente de Troil, afirmó que el sector oleícola tendrá que pagar por la gestión de los subproductos pues la viabilidad de las orujeras con un orujo deshuesado, con menos de un 1,6% de contenido graso sobre húmedo y una elevadísima humedad es inviable, sobre todo cuando se alcancen, según sus cálculos, las 550.000-580.000 t de alpeorujo en Extremadura, cifra aún mayor que la citada anteriormente. Además, cifró en 410.000 t la capacidad máxima de procesado anual con las 6 plantas con actividad en la comunidad autónoma. Entre las opciones que aporta José Calama está la de “volver” a un sistema de tres fases en las que las almazaras sean las que gestionaran su alpechín transformado en un nutriente líquido tal y como hace Troil a día de hoy. Ello ahorraría en Extremadura 10.000 viajes de camiones, reduciéndose las emisiones contaminantes, deterioro de las carreteras, etc. El alpechín bien gestionado podría aportar 250.000 t de abono que aportaría 3.000 t de K2O y 25-30 mil toneladas de materia orgánica al suelo, elementos todos que escasean en los suelos agrícolas; es más, con 250.000 t. de alpechín se podría dar riego de apoyo a unas 500 ha de olivar.
Como ejemplo de la gestión “clásica” (pero moderna) de los alpeorujo participó Juan Ramón Zárate, gerente del Consorcio Oleícola Extremeño S.L., empresa ligada al grupo FJ Sánchez. Esta industria situada en Mérida separa del alpeorujo el agua, el aceite de orujo y las biomasas, teniendo una capacidad de gestionar actualmente 120.000 t al año y secar 500 t al día. Sin embargo en la actualidad tiene limitada su capacidad de trabajo a determinados meses al año, la cual, si no existiera, podría gestionar el crecimiento de alpeorujo que se espera en los próximos años. Juan Ramón Zárate destacó que mientras se subvencionan y se dan ayudas a nuevas plantaciones y a almazaras, no se piensa en la gestión de los residuos, incluso no se favorecen nuevos proyectos. A día de hoy, la limitación actual está en el secado más que por la extracción por disolvente, limitado por las emisiones, renovaciones de la autorización ambiental, las cuales, una vez resueltas, incrementará la capacidad de la empresa. Finalmente también se quiso remarcar que el alpeorujo no es el residuo donde echar todas las aguas de las almazaras, y que tanto almazaras como orujeras deben poder gestionar mejor cada una sus subproductos.
Como conclusión final se puede afirmar que poco se ha tenido en cuenta que el fuerte incremento de producción de aceites de oliva lleva consigo una necesidad de gestionar sus residuos, gestión que cada día es menos rentable y más limitada en emisiones. En Extremadura han aumentado en 19 almazaras en las últimas 8 campañas, pero solo ha aparecido una gestora de dichos subproductos en dicho periodo, siendo necesario que las administraciones públicas catalicen soluciones para evitar un colapso futuro en el sector, aspecto que perjudicará tanto al sector productor como a las orujeras.