La península de Crimea, en Ucrania, tiene una tradición olivarera milenaria. Grandes y centenarios olivos aún se encuentran en muchas partes de esta región. A principios del siglo XIX vivió la olivicultura su momento de oro. Tras esa época fue cediendo ante los cereales, principal cultivo de Ucrania. Se redujo de tal forma, que llegó a desaparecer como explotación, quedando reducido a árboles ornamentales u olivoscentenarios sueltos, contando la mayor plantación con apenas 1,5 hectáreas en la zona de Simeiz.
No obstante, ha resurgido la olivicultura en Crimea, contando con varias hectáreas de olivar y una almazara única, la cual moltura toda la producción del país. Con esta iniciativa se suma al resto de países productores, existiendo en la actualidad 62, según registra el consultor Juan Vilar en una información publicada recientemente.
Por lo que en pocos años se ha pasado de 47 países productores a 62, incremento producido fundamentalmente por sus propiedades saludables, propiedades culinarias, y tradición, especialmente, además de búsqueda de escala y rentabilidad en el caso de grandes plantaciones de mayor intensificación.
Las plantaciones en Ucrania son de un solo pie, secano, y con un número de 250 – 300 plantas por hectárea. No solo es especialmente apreciado el aceite de oliva, también, se forma doméstica se elabora aceituna de mesa y aliñada.
Aunque la tradición es ancestral, el consumo no es especialmente elevado.