Consumir aceite de oliva virgen reduce el riesgo de tener una fractura osteoporótica

Una investigación de la Universitat Rovira i Virgili (URV) ha demostrado que el consumo habitual de aceite de oliva virgen disminuye en un 51% el riesgo de sufrir una fractura osteoporótica. El estudio, que forma parte del proyecto PREDIMED (Prevención con dieta mediterránea), estima que incorporar en la dieta entre 4 y 5 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen al día ayuda a proteger la estructura ósea y a prevenir la osteoporosis. Esta investigación se ha realizado en 870 personas que han estado en seguimiento durante una media de 9 años

La Unidad de Nutrición Humana de la URV-IISPV ha demostrado que el consumo habitual de aceite de oliva virgen, especialmente de aceite de oliva virgen extra, disminuye en un 51% el riesgo de tener una fractura osteoporótica. Tal y como afirma Mònica Bulló, investigadora que ha liderado el estudio junto a Jordi Salas-Salvadó, “la principal diferencia entre estos aceites (oliva virgen y oliva virgen extra) es su contenido en algunos micronutrientes, como los polifenoles, que se encuentran en mayor cantidad en la variedad extra”. Los resultados obtenidos evidencian, por primera vez, el papel beneficioso del consumo regular de aceite de oliva para la protección de los huesos. Por tanto, según Bulló, “el consumo de este producto disminuye el riesgo de desarrollar una fractura osteoporótica con el tiempo”.

Hasta ahora, la comunidad científica se había fijado, principalmente, en los efectos positivos derivados de la administración de componentes del aceite, tales como polifenoles en cápsulas, sobre las fracturas óseas, o bien en el efecto modulador del aceite sobre algunos factores bioquímicos relacionados con la salud ósea, pero no sobre la fractura en sí misma. A pesar de que “no existen estudios comparativos a este nivel” para afirmar que el consumo directo de aceite es más beneficioso, Bulló matiza que “el aceite es una matriz natural no únicamente rica en polifenoles, sino también con un perfil graso característico que les confiere propiedades saludables”.

Los investigadores que han liderado el estudio, Mònica Bulló y Jordi Salas-Salvadó, de la Unidad de Nutrición Humana de la URV y de la Red CIBERobn española –miembros del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili–, atribuyen los beneficios “al conjunto de sustancias que componen el aceite de oliva virgen, desde la grasa hasta los polifenoles, y otros componentes”. La investigadora añade que, a pesar de desconocerse con exactitud los mecanismos, “el potencial efecto antioxidante y antiinflamatorio del aceite de oliva sería el mecanismo más plausible”.

El estudio, publicado en la revista Clinical Nutrition, se llevó a cabo en un total de 870 personas con edades comprendidas entre los 55 y los 80 años, y que con presencia de un elevado riesgo de enfermedad cardiovascular. Estas personas han sido reclutadas a nivel ambulatorio por médicos del Instituto Catalán de la Salud de las comarcas de Tarragona que participaron en el estudio PREDIMED (Prevención con dieta mediterránea).

Además, como complemento al estudio, los investigadores también han analizado el estilo de vida, el historial clínico y la medicación de los participantes, entre otros biomarcadores, para monitorizar su estado de salud.

Después de una media de casi 9 años de seguimiento, los investigadores han comprobado que aquellas personas que han consumido más aceite de oliva virgen extra, equivalente a 4 o 5 cucharadas soperas al día, presentan un menor riesgo de sufrir este tipo de fracturas, independientemente de otros factores de riesgo.

La incorporación de este alimento a la dieta habitual es una forma eficaz de proteger los huesos, hasta el punto de disminuir la aparición de fracturas debidas a la osteoporosis. Actualmente, el tratamiento de la osteoporosis es farmacológico mediante la suplementación de calcio y vitamina D. Ante la incógnita de si en un futuro el consumo de aceite puede llegar a sustituir dichos tratamientos farmacológicos de la osteoporosis, Mònica Bulló sentencia que “hacen falta más estudios para poder afirmarlo con seguridad”.

A pesar de que muchas dietas restringen el consumo de aceite de oliva por ser un producto muy calórico y alto en grasa, la investigadora se apresura a afirmar que, desde un punto de vista de salud, “la literatura científica evidencia que el consumo de aceite de oliva como única grasa culinaria es totalmente recomendable”, por lo que no está justificada su eliminación como prevención o estrategia para el control de peso corporal. En relación con esto último, Bulló sentencia que: “Se ha demostrado fehacientemente que este producto reduce el riesgo cardiovascular, y cabe recordar que la obesidad es un factor de riesgo cardiovascular muy importante”.

Por lo tanto, los investigadores consideran que todo indica que el aceite de oliva contribuye a mejorar la salud, no sólo en relación con la enfermedad cardiovascular, como se ha demostrado previamente, sino también en otros como la osteoporosis, patología que genera un gasto público importante debido a bajas laborales, inmovilidad y dependencia en algunos casos.

Preyecto PREDIMED

Esta investigación forma parte del proyecto PREDIMED, un estudio multicéntrico de intervención nutricional que se llevó a cabo en el estado español entre los años 2003-2011, con el objetivo de evaluar los efectos de la dieta mediterránea en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular. El trabajo está financiado especialmente por el Instituto de Salud Carlos III, principal órgano público de financiación de la investigación sanitaria en el ámbito español. También se contó con el patrocinio de la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero, Borges, La Morella Nuts y la California Walnut Comission.

Además de la URV, en este trabajo han participado el Instituto de Salud Carlos III, la Universidad de Navarra, el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), el Hospital Clínic (UB), el Hospital del Mar y la Universidad de Valencia.