Asaja inicia una campaña para incrementar el control sobre las aceiteras rellenables
La Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) de Córdoba ha iniciado una campaña en la provincia con el objeto de incrementar el control sobre las aceiteras rellenables en la hostelería y restauración, haciendo así cumplir el Real Decreto 895/2013.
De este modo, se propone difundir mediáticamente, en redes sociales y a través de publicidad e información en las cooperativas y almazaras de la provincia, la obligación que tienen los bares y restaurantes de sustituir las aceiteras rellenables que se ponen a disposición de los clientes en los establecimientos del canal Horeca —conjunto de establecimientos del sector de la hostelería y la restauración y de los servicios de catering—, por un envase debidamente etiquetado y provisto de un tapón irrellenable, siempre que el producto que contenga sea algún tipo de aceite de oliva, es decir virgen extra, virgen o mezcla de virgen con refinado.
Para ello, se van a llevar a cabo estas actuaciones divulgativas, así como herramientas de concienciación para conseguir la implicación de los consumidores y productores con el fin de que denuncien si observan envases o botellas de aceite de oliva sin tapón irrellenable. En este caso, Asaja aconseja solicitar la Hoja de Reclamaciones del establecimiento, dirigirse posteriormente a la Oficina Municipal de Información al Consumidor y hacer llegar una copia a las oficinas de la organización agraria para que sus servicios jurídicos actúen en consecuencia.
La medida supone “una garantía de la calidad y autenticidad de los aceites puestos a disposición del consumidor final”. Tiene como objetivo mejorar la imagen del producto, en particular de las denominaciones de origen protegidas, las indicaciones geográficas protegidas y de las marcas productoras consolidadas en el mercado, así como informar mejor al consumidor sobre las características del aceite que se pone a su disposición.
Para Asaja, no se trata solo de “un incumplimiento legal, sino también de una amenaza a la calidad y pureza de los aceites de oliva, además de un perjuicio para los intereses de los consumidores, muchos de ellos turistas que visitan España cada año, atraídos, entre otros motivos, por nuestra excelente gastronomía”.