Gestión de la calidad en la producción de los aceites obtenidos
1. Un Proyecto de Gestión de la Calidad bien definido, con unos objetivos claros.
2. Un presidente y una junta rectora unidos en torno al proyecto.
3. Un cooperativista-agricultor que se sienta identificado con los objetivos, y recompensado por actuar de la forma que se considere más adecuada.
4. Un maestro bien formado y con autoridad para implantar y exigir el cumplimiento de lo planificado resulta esencial.
5. En la almazara no se pueden hacer milagros: si entra mala aceituna, sólo obtendremos malos aceites.
Si somos conscientes de la importancia de estos 5 puntos, ya se tiene mucho terreno adelantado.
1. Proyecto de Gestión de la Calidad
Siempre pongo el mismo ejemplo: en el mismo día, siempre, la categoría más cara es el Extra, seguida del Virgen y acabando en el Lampante y, casi siempre, la almazara que tenga mayor proporción de extra y virgen respecto al lampante, tiene muchas más posibilidades de liquidar mejor que en la que predomine la baja calidad. Esto último no es siempre así, pero casi siempre, y en un período corto de cuatro o cinco campañas la media siempre será mejor en la almazara que apueste por la calidad.
En definitiva, se definirá un proyecto de gestión de calidad lo más desligado posible del mercado y su comportamiento, en el convencimiento de que las buenas liquidaciones superarán a las menos buenas.
2. Presidente y Junta Rectora
3. Cooperativista-agricultor
Un adecuada política de calidad comienza en el Campo, con mayúscula. De una aceituna sana, bien recolectada y bien transportada a la almazara, casi siempre vamos a obtener un gran Extra. No es fácil vender un proyecto en donde, al principio, casi todo supone mayores gastos, y en el que no se les puede garantizar una rentabilidad segura.
De nuevo tenemos que recurrir al escenario en el que lo importante son los resultados medios de un período no menor a cinco años, lo que para muchos resulta aún más difícil de aceptar, porque sus costes, en un principio, van a aumentar de forma casi inmediata.
Es muy importante insistir en el hecho de que un aumento de sus costes no tiene porqué ser siempre así. Citamos brevemente algunos puntos básicos:
- Curar adecuadamente y respetar los plazos de seguridad: Siempre deben hacerlo, pero lo de curar, abonar y trabajar tanto el árbol como el campo de una forma racional y compatible con una política amplia de calidad, donde ya no sólo tenemos en cuenta la calidad del producto final sino conceptos como respeto por el medio ambiente, el entorno y demás, no siempre es más caro y a medio plazo es más rentable.
- Recolectar en el momento óptimo de maduración: no siempre mirando únicamente el rendimiento, sino, y además de la calidad, teniendo en cuenta elementos como más reposo para el árbol con la consiguiente menor vecería, etc. Seguro que cuantificados correctamente nos sorprenderían los resultados.
- Recoger separando árbol-suelo: seguro que aquí nos eternizaríamos con interminables discusiones, pero puedo asegurar que cuando he discutido con serenidad estos aspectos con agricultores profesionales, la mayoría me transmite que usando racionalmente los medios mecánicos disponibles, no siempre tirar al suelo y barrer es la opción más económica, ya que no se tiene en cuenta la recompensa por la calidad.
- El transporte a la almazara: ¿En grandes remolques con más de dos metros de altura de los montones? Imaginemos cómo llegan las aceitunas de la parte de abajo, y si además esperamos unos días para llevarlas a las almazaras llegarán aplastadas y podridas.
No podemos tratar nuestros aceites de oliva como si fuese un producto industrial donde únicamente los criterios de ahorro de costes prevalezcan a la hora de decidirnos por un sistema de trabajo u otro. Nuestro producto lo obtenemos de un fruto, y como tal debemos tratarlo desde el principio hasta el final. El divagar únicamente sobre si la calidad nos la pagan adecuadamente o no es lo más parecido a discutir qué fue lo primero, si el huevo o la gallina. Si no demostramos la calidad que pueden tener nuestros aceites de oliva, y la damos a conocer, difícilmente vamos a convencer al consumidor de que nos la pague adecuadamente. ¿Alguien se compraría un Mercedes sin antes probarlo? Por mucho que nos cuenten que es un coche excelente, antes de pagar ese precio exigimos comprobar esa alta calidad. Pensemos que algo similar le puede suceder a un consumidor que tiene una gran cantidad de aceites vegetales mucho más baratos.
El olivarero quiere siempre la mayor rentabilidad para su olivar y debemos ayudarle a entender que esto no consiste siempre en tener la mejor liquidación final, y ni que tan siquiera siempre su olivar le vaya a dar beneficios, pero que una apuesta por la calidad es la mejor manera de asegurarle un futuro a su explotación. Como cualquier otro empresario hay que prever años buenos y años menos buenos, y que únicamente así, en el medio y largo plazo, su negocio será viable.
4. El Maestro
Siempre he afirmado que la mejor, más rentable y más segura inversión que una almazara puede hacer, es en la formación de su Maestro. Mi experiencia con las almazaras me ha enseñado que casi con cualquier maquinaria en manos de un buen maestro se logran buenos resultados, y también, por el contrario, un maestro deficientemente formado hace mala la mejor de las maquinarias.
Hoy son muchos los aspectos técnicos que un Maestro debe conocer para lograr un buen resultado global de su almazara, y a veces son tantos que no conozco un curso que los abarque con eficacia. Seguramente porque su complejidad lo convertirían en un master o casi en una carrera, teniendo en cuenta que también se incluyen los aspectos de gestión económica, de personal y otros. En ausencia de éstos, proyectos como AEMODA sin duda se convierten en lugares de encuentro y formación continua para ellos de vital importancia, y todos, sin excepción, deberían sumarse al proyecto. Aquí, el apoyo y convencimiento de los presidentes y juntas rectoras es fundamental.
5. La Almazara
Para llegar a establecer una buena y justa liquidación por calidades es absolutamente necesario saber con precisión qué aceituna hemos aportado. Analíticamente no es fácil, pero se presentarán sistemas complementarios que ayuden a conseguirlo.
De nuevo nos topamos con nuestro bien formado maestro. Sin duda sabrá gestionar todos los aspectos técnicos y humanos para que de esa aceituna sana que le ha llegado, sea capaz de obtener un excelente extra, y hasta a veces, conseguirá una calidad aceptable de la ‘insana’ que también recibirá.
Para finalizar, quisiera también resaltar la importante labor de asesoramiento y formación que podemos ofrecer los laboratorios en general. Somos equipos de profesionales muy formados en nuestras respectivas áreas, y que ofrecemos una visión de conjunto de todo lo relevante en el proceso, desde la selección del momento óptimo de maduración para los objetivos que nos hayamos marcado, hasta las mejores condiciones de funcionamiento del proceso productivo, porque nuestra función nos permite una correlación muy estrecha entre el modo de trabajar y parámetros físico-químicos y organolépticos de los aceites producidos. Esta visión global que nos permite el trabajo en equipo, junto al maestro y su personal, constituye la mayor garantía de éxito de nuestro proyecto.
Conclusiones
Para implantar una adecuada política de mejora de la calidad en la almazara se recomienda tener muy claros los siguientes puntos:
- Un buen responsable del proyecto que sepa involucrar plenamente a toda la Junta Rectora, que a su vez es la que debe encontrar el apoyo de la Junta General.
- Un proyecto con unos objetivos claros, bien justificados, medibles y alcanzables.
- Un maestro con la formación adecuada para jugar con unas variables técnicas que pueden ser muy diferentes a lo que estamos acostumbrado, y con una autoridad, derivada de su amplia formación, que le dote de la suficiente confianza de todo el personal en su conjunto.
Con todo ello la garantía de éxito está totalmente asegurada, aunque invito a no caer en la 'premitis', o sea, dependencia patológica de un premio, y saber valorar la mejora global de la calidad media de la cooperativa en su conjunto como el mejor de los premios.