Los cuatro puntos cardinales
La amenaza es doble: emigración de la producción e importación de productos acabados asiáticos en sectores susceptibles de padecer esta competencia. ¿Tenemos por tanto perdida la batalla de la producción? Quién sabe... dependerá de muchos factores. Pero, a largo plazo, tal vez esto sólo lo conozcan próximas generaciones, los países ahora baratos dejarán de serlo y mirarán con ira hacia otro lado. China, por ejemplo, ya le empieza a hacer guiños al capitalismo, y cuando menos no lo esperemos, a este gigante le va a pasar lo que nos ha ocurrido a nosotros, que hemos pasado de ser un país barato para las empresas manufactureras, a ser relativamente caro. Y lo mismo es aplicable al este europeo. En ese momento el este mirará más al sur, tal vez a Africa, para buscar culpables de su desdichado destino. Y en estos movimientos oscilatorios de nuestros cuellos buscando culpables por los cuatro puntos cardinales llegará el pinzamiento cervical si no hemos calentado bien la musculatura de nuestro tejido industrial. Innovación, inversión, audacia son factores clave para seguir en el tren.
Zapatero se comprometió a duplicar la investigación en cuatro años si llegaba a La Moncloa y a contabilizar como gastos de I+D sólo los que realmente sean utilizados para estos fines, reubicando los correspondientes a gastos militares en el lugar adecuado. Mirarnos a nosotros mismos es un buen paso para dejar de buscar amenazas, porque, en definitiva, el enemigo puede estar en todas partes.