El reciclaje de composites
11 de marzo de 2011
Los composites son materiales de alta resistencia, de bajo peso, de matriz orgánica, de refuerzo inorgánico y con resistencia a los agentes medioambientales. Esta imputrescibilidad genera, desgraciadamente, un problema para conseguir su eliminación, como también sucede de forma similar con los neumáticos de automóvil, que son también de difícil eliminación cuanto termina su uso útil.
Las posibles soluciones a su falta de uso pueden ser la eliminación, mediante reducción, incineración o el almacenaje de inertes o la recuperación, mediante pirólisis, la digestión o el reciclaje en nuevos. Los composites tienen usos muy distintos, como por ejemplo en barcos deportivos, depósitos industriales, casetas, kioscos, equipamiento urbano (contenedores o farolas), aerogeneradores (góndolas y palas), caravanas, tuberías o incluso los termoplásticos que encontramos en nuestros automóviles.
Hablando concretamente de los aerogeneradores, la potencia eólica instalada en España fue en 2009 de 19.148 MW, lo que significa la instalación de 15.890 máquinas, con 47.670 palas que tienen un peso superior a las 250.000 toneladas, con una vida media de 15 años. Es decir, todas esas toneladas van a necesitar un modo de reciclaje, eliminación o recuperación cuando pasen los estos tres lustros.
Es necesario mencionar también que en los últimos años se ha dado un caso peculiar, como es el descenso de número de máquinas, pero el aumento de la potencia, hecho que se da gracias a que se está substituyendo antiguas máquinas de baja potencia, ya amortizadas y obsoletas, por máquinas actuales de alta potencia. En el futuro próximo, se irán substituyendo las máquinas que hayan sido amortizadas por otras de mayor tamaño y más rentables, lo que significará a la vez que nos encontraremos con grandes cantidades de palas y góndolas en desuso.
Según unos cálculos muy conservadores, en los próximos quince años nos encontraremos con el total de la cantidad actual, es decir un total a recuperar de 250.000 t, con una expectativa en 2012 de 15.000 t y en 2026 de 40.000 toneladas. En Europa, la situación es equivalente, ya que las cifras europeas pueden ser 2,5 veces las españolas, con lo que en todo el continente se llegará a un total de 875.000 t.
Soluciones al problema
Dos son los posibles caminos a tomar para una solución adecuada. El primero sería el reciclaje, para transformar los composites fuera de uso en componentes de nuevos composites, para ser utilizados como refuerzo en los procesos que nos lo permita. Otra opción es la reutilización. En el caso de las palas, se partiría la pala, para mandarla a una molienda primaria, donde se separarían chatarras metálicas. En una molienda secundaria se separarían los finos, se realizaría una fibración, lavado y finalmente un tratamiento químico para posterior 'sizing'.
Pero no se trata de un proceso fácil, ya que este conlleva el cose del transporte a planta, el coste energético de la molienda, el desgaste de los molinos, la diversidad de materiales, el tratamiento y compatibilación distintas resinas y, por supuesto, la volumetría de trabajo. Los puntos a favor es que de este proceso se pueden obtener chatarras metálicas (como tornillos, espárragos o cables), el molido de materiales plásticos como PU o PVC y de materiales como la madera de balsa. También la obtención de finos de molido (fibra, resina, gel-coat) y de composite molido (de forma fibrilar, que es apto para ser reutilizado).
En cuanto a las opciones de uso, hablamos de un producto en partículas aciculares de entre 3 y 6 milímetros de longitud y 0,2 y 0,3 mm de diámetro. Su composición es de fibra y resina polimerizada con un tratamiento de compatibilización, cuya utilización se focaliza en la carga, principal o complementaria en procesos de Hand-Lay Up, Spray-Up, SMC y BMC.
En este punto, es importante hablar de la corresponsabilidad del fabricante de composites, ya que los costes de tratamiento de recuperación no pueden cubrirse con las ventas de recuperados. Al ser impensable no proceder a su recuperación, deberá implantarse una tasa en la fabricación inicial que cubra el diferencial de la recuperación, igual que ocurre con los neumáticos.