Angel Luis Bautista - Presidente AEPP
Presidente de AEPP (Asociación Española de Productores de Polímeros)
Ángel Luis Bautista, actualmente Jefe de marketing de Repsol Química, vicepresidente de ANAIP y de la Fundación de los Plásticos para la Protección del medio ambiente, así como presidente de AEPP, la asociación de productores de materias plásticas, es economista. Su trayectoria profesional comenzó en el Ministerio del Comercio y pasó por la Comisaria de Abastecimientos y Transportes antes de recalar en Alcudia. Cuando ésta se integró en Repsol, fue nombrado Director de Planificación estratégica.
El cumplimiento del Real Decreto del Envases y Residuos se va a convertir en motivo prioritario de ocupación de la Confederación Española de Empresas de Plásticos, nuestra querida ANAIP. Pese a que el Real decreto aún no ha sido aprobado por el consejo de ministros y no se conoce con exactitud cual será el redactado final, es seguro que su promulgación tendrá importantes consecuencias para el sector.
Mientras los que representamos a los productores de materias primas hemos iniciado una andadura, difícil y compleja aunque absolutamente necesaria, advertimos una cierta pasividad en el resto de los agentes económicos que conforman el sector. Ello nos produce temor, pues las consecuencias del incumplimiento de esta norma, transcripción de la correspondiente directiva europea, pueden ser muy graves.
Quiero recordar que la responsabilidad de la puesta en marcha de la referida normativa corresponde a todos los subsectores implicados, entre los que se encuentran proveedores de envases y los materiales para los mismos, que, en nuestro caso, son tanto los fabricantes de materias primas como los propios transformadores y recicladores de plásticos.
En estas fechas recientes, los representantes de los materiales (Plástico, papel, aluminio, vidrio, cartón, complejos, etc) hemos recibido de los responsables de Asodeco (Asociación para el Desarrollo de Ecoembalajes España), los estatutos de la futura Ecoembalajes España, S.A., sociedad que coordinará el sistema alternativo de gestión de los residuos de envases y embalajes, propiciando la unión de los fabricantes de materiales y sus transformados con los envasadores, así como los acuerdos con las entidades locales, con el objetivo final de financiar a estas últimas el sobrecoste que supone la recogida selectiva de los envases en cantidades significativas y su separación.
Este sistema alternativo de gestión de residuos de envases lo contempla de Directiva Europea -94/62/CE-, que, además, marca la pauta a seguir tanto en la minimización y reutilización como en el tratamiento de los residuos de los materiales empleados para el envasado. Los objetivos numéricos marcados se refieren a la valorización, y nos marcan dos cifras críticas en cuanto a mínimos a alcanzar en cinco años: recuperación de un mínimo del 50% en peso de los residuos de envases y embalajes; y reciclado de un mínimo del 25% en peso de la totalidad de los materiales de envasado que formen parte de los residuos de envases, con un mínimo por cada material del 15%
De cara al cumplimiento de la directiva surge inevitablemente la pregunta: cuál es la situación actual?. Anualmente se producen en España, según Asodeco, unos 50.000 millones de envases distribuidos por materiales de la siguiente forma: Papel y cartón, 38%; plástico, 33%; metal, 15%; vidrio, 12%; y madera, 2%. Se carece de datos contrastados sobre las cantidades recicladas por los distintos materiales; la mejor, pero voluntarista estimación, nos lleva a un 20% como máximo o un 10% como mínimo del conjunto de los materiales. Ello supone, en cifras realistas, que falta por reciclar un 15% adicional. La situación es más delicada si se considera la valorización con recuperación de energía. Para obtener unas cantidades equiparables a Europa, se precisaría en todo el territorio español entre 10 y 12 plantas de energía como la de Valdemingómez (Madrid).
En todo caso, la incertidumbre en cuanto a los datos manejados es tal que solo permite tomarlos como una aproximación. Lo que realmente se constata es la necesidad de abordar, con carácter prioritario, un estudio básico del sector del envase y embalaje que permita precisar esta situación inicial y servir de base para medir los avances de las distintas acciones que se realicen.
En el periodo comprendido entre febrero de 1991 y junio de 1994 el sector vivió la crisis probablemente más grave de su aún corta historia. Las empresas productoras de materias primas registraron resultados fuertemente negativos y motivaron drásticas medidas de ajuste. Desde nuestro punto de vista, el sector transformador no supo apreciar la gravedad de la crisis y no actuó solidariamente con los que eran sus clientes habituales. Compró al mejor postor.
A partir de mediados de 1994 cambia bruscamente la situación: aparecen problemas de abastecimiento en Europa y se recuperan los precios. Un año después, volvemos a la situación de ciclo bajo, debido en gran parte al cambio de situación en Estados Unidos. Estimamos que lo sucedido a mediados de 1995 ha sido una situación puntual: cerradas las negociaciones de la Ronda Uruguay y sin sobresaltos previsibles en el mercado petrolífero, es previsible que se inicie un periodo con menos turbulencias para la economía mundial y, desde luego, mejor que el registrado en la primera mitad de los noventa.