Informe de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética
El sector de cosmética y perfumería a día de hoy
Pese a todos estos obstáculos, el sector de perfumería y cosmética demuestra ser una actividad económica bastante estable frente a todos estos vaivenes y es, por encima de todo, por su componente social y antropológico, el motivo que explica esa estabilidad.
Con toda la incertidumbre en la que hemos aprendido a vivir, los productos como el cuidado de la piel, el perfume, el maquillaje, los servicios de peluquería y los de estética, se han convertido en un elemento clave para el bienestar de la persona. Este tipo de productos en los que, más allá de la esencialidad, resultan claves para mantener el ánimo y se convierten en un refugio hacia el que la persona se orienta para recuperar el bienestar y el confort que en ocasiones la realidad no le aporta: son productos necesarios no solo para el autocuidado exterior, sino también para el interno, ayudando a sostener la autoestima.
Productos que hasta los de alta gama pueden ser un consumo de lujo ocasional, integrándose como una parte esencial para reforzar la propia identidad y que son imprescindibles en el proceso de socialización y de interacción con los demás en todos los momentos de la vida: desde los más cotidianos en el día a día, hasta aquellos más excepcionales vinculados a celebraciones y eventos más formales.
Todos estos motivos, no siempre evidentes, hacen que incluso en momentos de tanta incertidumbre para los mercados, el sector haya alcanzado volúmenes de negocio de 9.250 millones de euros de consumo en 2022 (creciendo por encima del 11%). Y que, si nada extraordinario lo impide, se superen los 10.000 millones de euros de consumo para el cierre de ejercicio de 2023 (volviendo a crecer en torno a los dos dígitos). Estas cifras implican que vamos a evolucionar de los aproximadamente 180 € de gasto per cápita a colocarnos en torno la barrera de los 200 € per cápita.
España sigue siendo el cuarto mercado de la UE por su volumen y un referente mundial en exportación de productos del sector, tanto en sus gamas cosméticas como en perfume, donde destaca aún más, al ser el segundo exportados mundial de perfume, solamente por detrás de Francia.
Centrándonos primeramente en el mercado nacional, observamos que las preferencias de nuestro consumidor se orientan, hacia productos de alto valor, pues es el cuidado de la piel, con aproximadamente 3.000 millones de euros de consumo anuales, el producto más demandado. Lógicamente, es el aseo e higiene el segundo producto en consumo, al basarse en esta categoría la cobertura de todas las necesidades de cuidado personal e higiene del individuo, para encontrarnos a continuación con la categoría del Perfume, la tercera en importancia.
En estos momentos el consumo de perfume en nuestro país se encuentra en volúmenes por encima de los 2.000 millones de euros de consumo anuales, destacando muy especialmente el consumo de perfumes de alta gama, que suponen algo más del 60% del total de ventas de perfume. A continuación, es el cuidado del cabello la categoría más demandada y en último lugar encontramos la cosmética de color, el maquillaje en todas sus variantes: rostro, ojos, labios y uñas.
Como decíamos, el consumidor es selectivo en sus gustos, orientándose hacia productos de alto valor añadido y eminentemente marquista, además da prioridad a la compra en tienda física frente a la compra en OnLine: el e-commerce no crece tras pasados los primeros momentos de pandemia, habiendo incluso perdido un millón de compradores de e-Beauty. El entorno digital es clave para que el consumidor se informe acerca de los productos, pero el sector está muy vinculado a la sensorialidad, motivo por el que su producto se adapta relativamente bien al entorno digital.
Todo este tejido es soportado por una industria pujante y referente a nivel mundial, puesto que nuestro país alberga algo más de 400 fabricantes de todas las categorías, con algunas de las factorías más relevantes del mundo como el caso de L’Oreal en Burgos, Beiersdorf en Tres Cantos o Coty en Granollers, además de la relevancia de muchas de las empresas nacionales como la mundialmente reconocida Puig y otros tantos referentes como Cantabria Labs, Isdin, Natura Bise y muchos otros. A este tejido productivo hay que añadir la presencia de todas las grandes marcas comercializadoras, que si bien fabrican fuera de nuestras fronteras, sus productos son distribuidos en nuestro país y completan un mercado abierto y competitivo.
Se trata de una industria de enorme diversidad y complejidad que genera un catálogo con 85 categorías de productos que se convierten en más de 250.000 referencias, por lo que la oferta que se pone al alcance del consumidor, apta para todos los perfiles y que contempla toda la diversidad posible en la demanda.
De otro lado es un sector muy regulado, por lo que las normas de buenas prácticas a la hora de fabricar sus productos tienen un nivel de exigencia elevadísimo, lo que resulta en productos seguros para el consumidor y comprometidos con el medio ambiente en todo el ciclo productivo: desde el origen sostenible de sus materias primas, la logística respetuosa con las emisiones de CO2, fábricas optimizadas en cuanto al uso del agua y que emplean energías limpias, hasta el diseño de los productos finales y sus envases y embalaje, en donde los ciclos de reciclado y biodegradabilidad son contemplados desde el mismo momento en que son diseñados.
El resultado es una industria sólida, que si bien emplea de forma directa a cerca de 45.000 personas, por su misma actividad genera más de 250.000 puestos de trabajo indirectos. Ya que abastece a una buena parte del catálogo de las farmacias y parafarmacias, produce los productos profesionales que emplean los salones de peluquería y centros de estética y es tercer anunciante, además de requerir de un importante soporte logístico para mantener su gran actividad.
Completando esta visión de mercado y como adelantábamos, la exportación de nuestros productos es muy destacada. El pasado ejercicio el sector superó los 6.500 millones de euros (incluyendo en esta actividad la exportación de aceites esenciales), lo que arroja una balanza comercial positiva, es decir, nuestro país en este sector exporta más de lo que importa. Indudablemente en estos resultados influyen las fábricas de multinacionales arriba mencionadas, pero también es el resultado del rigor, calidad y precios contenidos de nuestros productores.
Otro éxito que respalda los positivos resultados en exportación es derivado de una madurez en esta actividad que permite que hoy día el 50% de lo exportado vaya a regiones de la UE, distribuyéndose el otro 50% a lo largo de los restantes continentes de una forma muy equilibrada, si bien destacan las exportaciones a Latinoamérica, Estados Unidos y China. No obstante estos brillantes resultados, aún hay margen de crecimiento en prácticamente todas las categorías.
Finalmente, se hace necesario mencionar que el conjunto del sector destaca por su compromiso en Innovación, que no siempre es percibida por el consumidor final, porque hablamos en un sentido amplio, que implica procesos productivos, la incorporación de modelos de industria 4.0, la digitalización llevada a todas las áreas: comercial en gestión de pedidos y personalización del producto final, gestión de almacén, etc. Una industria orientada a la sostenibilidad social que atiende a las diferencias, la diversidad y que es inclusiva. Muy sensible al medio ambiente y comprometida proactivamente con la reducción de los residuos y con toda cuanta medida pueda incorporarse para reducir y minimizar el impacto en el medio ambiente y la naturaleza.
En los próximos años, de transcurrir la sociedad con normalidad, esperamos que estos fuertes crecimientos que hemos obtenido en los ejercicios, se moderen y regresen a tendencias propias de un mercado maduro. Además, por ser un sector inmerso en el consumo de los hogares, es, por tanto, muy sensible a la confianza de los consumidores, por lo que cuando esta confianza sube o decrece, repercute de manera casi inmediata en las tendencias que manifiesta este mercado.