La relevancia de las joyas
Aunque en estos momentos no estamos para “muchas joyas”, con motivo de la reciente presentación de nuevas tendencias artísticas en joyería, llegué a la conclusión de que las joyas potencian y realzan nuestra imagen personal, hasta el punto que las investigaciones en psicoestética afirman que según qué parte del cuerpo ornamentamos estamos dando más intensidad a una determinada sensación. Esta vez haré hincapié en ello basándome en los diagnósticos de la psicoestética dirigidos a las joyas como objetos que crean elegancia y sugestión personal. Existe lo que llamamos el signo-valor, es decir, de todo signo que le pueda servir de adorno al hombre, para que le proporcione la prestancia debida es necesario conocer las motivaciones que lo generan. De lo contrario, si seguimos usando ese objeto puede ser que, lejos de fortalecer la sugestión personal, acabe caricaturizando a la persona.
Según la psicoestética, los signos valor pueden ser los siguientes:
- Simbología del calendario: cuando su significado se encuentra vinculado a una efeméride determinada del año o aniversario particular.
- Simbología de la representación: se da cuando los signos señalan grados jerárquicos y honores de rango.
- Simbología de emblema: es la que indican creencias políticas, sentimientos religiosos, tendencias sociales, etc. lo cual potencia una imagen personal o de grupo. Tiene que sintetizar correctamente un proceder y no caer en el absurdo o en falsas abstracciones.
Una vez determinado el signo-valor, queda probado que potenciar la figura y la representatividad de ser humano no es una tarea caprichosa. Es por esta razón que, en psicoestética se da mucha importancia a las palabras que aplicamos al objeto. De este modo, decimos que un collar o un broche complementan un vestido, mostrando falta de intencionalidad y minimizando el ánimo. En cambio, si decimos que aporta un toque relevante estamos enfatizando el relieve que da la joya. Así pues, todo detalle de adorno que usa el ser humano cumple siempre alguna de estas funciones: intimidar, deslumbrar, agradar, proteger, disimular, subordinar o vincular.
Si los adjetivos mejoran los sustantivos, si emprendedor ennoblece al empresario, ¿qué lugar ocupa el adorno y qué representa en quién lo luce? Es innegable que cada pieza tiene su posición y su función, por lo que según la parte que engalanemos predominará una u otra sensación. En la cabeza; majestuosidad. En el pecho; gloria. En las manos y brazos; seguridad y fuerza. En las orejas; expresividad. En el cuello; concreción. Aún así, el adorno también es erotismo y seducción, especialmente aquel que se luce con atrevimiento en determinadas zonas del cuerpo.
Ahora bien, las joyas tienen un gran papel en el mundo de la moda, además de en la necesidad de actualización del ser humano y su singularización. Sobre este punto, el creador de la psicoestética, Carles Muñoz Espinalt, decía: “desde la noche de los tiempos, cada hombre ha querido presentarse como un caso aparte de la regla general. Sin discrepar plenamente de los demás, procura que se le considere una excepción y, tal excepción, por poco que de en el clavo, es lo que seduce y le concede la magia de la singularidad”.
Siguiendo este pensamiento: ¡Qué amplio camino percibimos para el mundo de la joya! Con su brillante y artístico toque puede hacer visible la magia de nuestra singularidad.