El color ¿aliado o enemigo?
Por Gonzalo Zarauza Asesor de imagen y Director del Centro Beta.
Elegir un color es una tarea complicada, bien se trate de un color para decorar una habitación, comprar una camisa o, simplemente, elegir una sombra de ojos. ¡Cuánta razón tiene ese dicho popular: “Para gustos, se hicieron los colores”!
Los peluqueros, como profesionales de la imagen personal, debemos conocer algunos de los aspectos fundamentales del color y sus propiedades, con el fin de utilizarlas a nuestro favor. No hay reglas fijas, pero sí existen pautas basadas en la teoría del color que es necesario conocer para realizar un trabajo de calidad.
Afortunadamente, el color está en todas partes, alegrándonos la vida y aparece como un toque mágico a nuestro alrededor. Pero esta circunstancia hace que lo percibamos como algo cotidiano y natural, y que nos olvidemos de su gran complejidad.
Durante siglos, el hombre ha tratado de comprender el color y de encontrarle una explicación científica. Los expertos coinciden en afirmar que los colores producen reacciones sobre las personas.
Por ejemplo algunos verdes ejercen un efecto calmante, que las tonalidades amarillas se relacionan con el sol y la luz, y que el rojo está asociado con el fuego, la pasión, el peligro, y en ocasiones, eleva la presión sanguínea y produce excitación y alegría. Las personas amantes del rojo suelen ser activas y tienen un carácter extrovertido
El tipo de educación, así como el entorno cultural, condiciona el uso de los colores. Por ejemplo, en Occidente, el negro es el color del luto, mientras que, en Japón, es el blanco. La elección de los colores también está muy relacionada con las supersticiones o manías personales. ¿Quién no ha oído hablar de la mala suerte que puede traer el amarillo? ¿O de la buena suerte que puede producir tal o cual color? Esto último sucede por el mero hecho de que relacionamos ese determinado color con alguna ocasión especial o porque, a nuestro entender, nos favorece, y, como nos vemos bien, nos sentimos mejor y más seguros de nosotros mismos.
Como peluqueros, nos interesa sobremanera el efecto que ejercen los colores desde la perspectiva de la estética y la belleza. Conocer qué colores debemos seleccionar es tan importante como conocer las formas del rostro o definir el estilo personal y el tipo de vestuario que mejor nos sienta.
Lo que es indiscutible es el fuerte impacto que el color produce en la imagen. Y es que las personas no somos neutras: tenemos multitud de “colores propios”, es decir, colores que nos caracterizan a cada uno de forma particular. El color de nuestro cabello y ojos, y las diferentes tonalidades de la piel del rostro, interactúan con los colores que añadimos por medio del vestuario, el maquillaje o los complementos. Precisamente, en esta interacción, se basan los “test de color” que utilizamos los asesores de imagen y otros expertos en color, como es el caso de muchos peluqueros. Su resultado nos proporciona una paleta de colores y tonalidades que denomino “colores estrella”, porque favorecen muchísimo la imagen, aumentan la autoestima y mejoran la percepción, tanto de uno mismo como de los demás.
Si el color del vestuario, maquillaje y complementos es importante, la elección del color del cabello adquiere máxima relevancia, ya que este nos acompaña en todas las situaciones del día a día, tanto en el plano laboral como social. No nos olvidemos de que el cabello es el elemento que marca más la imagen personal.
Estoy convencido de que la elección acertada del color del cabello es un grandísimo éxito del profesional y que, seguro, será muy valorado por el cliente. Un color perfecto ejercerá un efecto muy positivo que se verá reflejado en:
- Piel más luminosa y mejora de la apariencia del cutis.
- Atenuación de arrugas y ojeras.
- Ojos más brillantes y mirada espectacular.
- Cabello integrado perfectamente con la imagen, que adquiere vida propia.
- Rejuvenecimiento general del aspecto y aumento de la autoestima.
Si, por el contrario, el color seleccionado no es el adecuado, el resultado será:
- Piel más pálida y cetrina.
- Protagonismo de las imperfecciones del rostro.
- Efecto “mala cara”.
- Cabello más pobre y desvitalizado. Si, además, el color es muy llamativo, este anulará la belleza del rostro.
- Apariencia enfermiza y envejecida.