Formación sin fin
En nuestro mundo podemos identificar diversos perfiles profesionales. Unos sobresalen por su habilidad con los trabajos técnicos, otros por su capacidad artística. Ambas aptitudes pueden verse como independientes, pero en realidad están íntimamente relacionadas. Si se quiere mejorar los resultados, un peluquero debe formarse en ambas disciplinas.
mirando atrás
Volvamos a los orígenes. Cuando decidimos hacernos peluqueros estábamos llenos de ideas, teníamos mucho estilo y un refinado gusto y soñábamos con promover y difundir nuestro concepto de belleza.
Luego adquirimos conocimientos, practicamos las técnicas, experimentamos con productos cosméticos y, sobre todo, aprendimos a tratar a nuestros clientes. Probablemente lo más complicado de nuestra profesión, dado que nunca nos permiten esculpir en su cabeza aquello que nos parece más adecuado. Al final, el cliente paga y debemos realizarle el servicio que demanda.
formación continua
Nuestro trabajo es absolutamente dinámico. Cada temporada se lleva algo diferente. Los productos cosméticos están en constante evolución. Incluso, las tendencias de una temporada motivan el desarrollo de productos específicos que nos ayuden a seguir esa moda. Para ello, las casas comerciales y los centros de formación promueven cursos y talleres que nos permiten estar constantemente a la vanguardia en productos, técnicas y tendencias.
la demanda del cliente
Lejos quedan aquellas modas estacionarias cuando un mismo look se mantenía durante tiempo. Nuestro cliente, influenciado por internet y las redes sociales, pide productos y servicios cada vez más variados. Incluso estoy seguro de que más de uno se ha sentido obligado a hacer cortes y colores versátiles porque un mismo cliente quiere un cambio de look drástico cada poco tiempo. Sin duda, esto nos obliga a reciclar técnicas y estilos cada temporada si queremos seguir en la vanguardia.
reciclaje de habilidades
Se suele decir que cuanto más tiempo lleva un profesional realizando el mismo trabajo, mejor lo ejecuta, pero no siempre es cierto. Con el paso de los años, el sujeto adquiere nuevos conocimientos, pero también consolida sus manías, y, sin percatarse, se vuelve más inflexible.
Aunque parezca difícil de creer, un elevado número de profesionales, sin darse cuenta, comete errores básicos. Resultaría positivo realizar cada cierto tiempo un curso de reciclaje para recuperar las habilidades de trabajo clásicas.
dialéctica
Frecuentemente hablamos con nuestros compañeros de nuestros problemas, de nuevos productos, procedimientos de trabajo o simples anécdotas laborales. Esas sencillas conversaciones suelen estar cargadas de conocimiento. Los colegas que nos rodean, también tienen sus estudios, su experiencia particular y sus trucos. Una charla con nuestros compañeros de vez en cuando no solo puede ayudar al responsable del salón, sino que además puede servir para localizar deficiencias del equipo. Si queremos crecer, debemos aprender a escuchar.
satisfacción profesional
Debemos recordar lo que nos empujó a elegir esta profesión: esculpir belleza en los demás con nuestra habilidad. Para ello, se hace fundamental seguir motivado y avanzar profesionalmente. Sólo el peluquero que renueve constantemente sus conocimientos, alcanzará la plenitud profesional.
por José García (Pamplona). Equipo artístico Schwarzkopf Professional
Una charla con nuestros compañeros de vez en cuando no solo puede ayudar al responsable del salón, sino que además puede servir para localizar deficiencias del equipo.
Nuestro cliente, influenciado por internet y las redes sociales, pide productos y servicios cada vez más variados.