Rock&Look: El estilo masculino en las épocas doradas del rock
por neus hilari
El ámbito de la música rock quizá sea donde mejor se refleja esta relación del hombre con la estética y la moda a través de los años; un mundo donde los hombres se han convertido en estrellas y leyendas a través de su música pero también de su imagen y su estética, a partir de la cual se han marcado muchas tendencias atemporales e infinitas.
El rock nació en la década de los años cincuenta cuando, después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo vivía bajo unos valores románticos, clásicos y un tanto cursis, que tan bien representaba la moda new look de Christian Dior; una época en la que hasta la música estaba dominada por sonidos clásicos, como el jazz, el country o el R&B. Fue precisamente el estallido del rock&roll, un estilo musical que mezclaba todos los anteriores, el hecho que desató a su alrededor toda una cultura juvenil que mostraba su rebeldía a partir del rock y una estética totalmente derivada de su música. Como no, el máximo exponente de esta revolución fue el mítico Elvis Presley, que irrumpió en la escena musical a mediados de los cincuenta con sus ojos azules, sus pantalones estrechos y su interminable tupé engominado, para revolucionar al mundo. Llegó, cantó y triunfó; desatando a su paso el primer fenómeno de fans de la historia de la música, que sólo expresaba su forma de ver la vida vistiéndose y peinándose como el rey del rock; imitando su tupé con mucha brillantina, sus largas patillas, su cazadora de cuero y sus botas camperas.
Minis, mods y estilo bob
Y, posiblemente sin ser consciente de ello, con su estilo, Elvis gestó el primer vínculo de la relación entre la estética, la moda y el rock; el cual siguió desarrollándose en los sesenta, cuando en 1962 el single Love Me Do, una canción creada por un grupo de cuatro jóvenes británicos, triunfaba en el Top 20 de Reino Unido. Eran The Beatles y con ellos llegó la explosión de la cultura pop, la psicodelia y el movimiento mod, una moda caracterizada por jóvenes con cortes bob –que tanto popularizó el estilista Vidal Sassoon– y largos flequillos, e impecablemente vestidos con gabardinas y trajes con corbata. Aunque estas tierras británicas de 1962 fueron también las que vieron nacer a The Rolling Stones, la banda que pondría el contrapunto a toda esta estética pop. Vistos siempre como la dicotomía de The Beatles, los Stones mezclaban un rock más duro con toques de R&B y su estética, que durante sus primeros discos fue cercana a la moda mod, de cortes bob y abrigos de tweed, no tardó en basarse en un universo mucho más rockero, con largas melenas con flequillo, bisutería y ropa de colores estridentes. Además, los Stones fueron también los precursores de la estética glam que triunfaría en los setenta, ya que fueron los primeros en usar maquillaje –que hasta entonces sólo estaba reservado para las mujeres– y mostrar, a través de Mick Jagger y sus movimientos de pelvis y caderas, una imagen andrógina a medio camino entre lo masculino y lo femenino.
Esta androginia concebida por The Rolling Stones en los sesenta, fue precisamente uno de los puntos fuertes de la década de los setenta, una época fuertemente marcada por los hippies y las reivindicaciones de unos jóvenes que vivían desencantados con el mundo que los rodeaba. En esta década, la psicodelia feliz de los sesenta dio paso a una juventud desilusionada, que desencadenó en los ideales románticos de paz y amor del movimiento hippie. El cabello largo dejó de estar reservado sólo para las chicas y la moda en general adoptó un estilo en el que se diluían las fronteras entre hombres y mujeres. La estética de ellos, basada en largas barbas y melenas, adornos en la cabeza a modo de diadema, chalecos de pelo con flecos, pantalones anchos, bisutería y motivos florales, era totalmente andrógina y tenía su máximo exponente en Jimi Hendrix, la leyenda de los setenta por excelencia. Pero Hendrix no fue el único, en sus últimos años como grupo, The Beatles también adoptaron una estética mística y hippie muy alejada de los mods y la psicodelia de la cultura pop que los había encumbrado.
Más allá de las flores hippies
Aún así, los setenta no sólo estuvieron repletos de margaritas, también fueron los años en los que el rock se dispersó y aparecieron nuevos subgéneros musicales que, a su vez, creaban cada uno su propia moda para contentar de este modo a los jóvenes que no se sentían identificados con los hippies ni con el rock experimental. Los Bee Gees triunfaron con su música y estética disco, basada en la cultura discotequera, los cabellos crepados y la ropa de colores brillantes; Deep Purple plantó los primeros vestigios de la estética y la música heavy, con sus gafas de sol de aviador, pantalones y cazadoras de cuero y cadenas colgando del pecho descubierto; David Bowie se erigió como el rey del glam rock, con su estilismo andrógino de cabellos rojos, muchísimo maquillaje, brillo de labios, bisutería, plataformas en los pies y vestimentas de lentejuelas con hombreras que acentuaban aún más el corte femenino de su cuerpo; y Sex Pistols hicieron público su rechazo a la ética hippie de paz y amor a partir del punk y una estética de cabellos extremadamente cortos, teñidos de colores estridentes y peinados en punta o con crestas de colores, pantalones de cuero híper ajustados, camisetas con estampado de leopardo, botas militares y el uso de alfileres o imperdibles a modo de joya en cualquier parte del cuerpo –una moda precursora del piercing actual–.
Consumismo y apatía
El punk fue uno de los estilos que siguió triunfando en los ochenta, una época marcada por la falta de consignas y estilos en la que este estilo derivó hacia dos vertientes diferenciadas: el punk rock y el new wave. Los reyes del punk rock fueron sin duda los Ramones, que componían una música simple muy rockera y su imagen se basaba en cabellos medianamente largos con flequillo, chaquetas de cuero y vaqueros rotos, todo un estilo en homenaje a las antiguas estrellas del primer rock de los cincuenta. Por otra parte, la banda más representativa del new wave es seguro The Cure, una de las primeras en adoptar una estética gótica, oscura y tenebrosa, cuyos integrantes destacan por el uso de ropa completamente negra, el cabello cardado, el maquillaje blanco, el delineador negro y los labios rojos.
Y si a los ochenta les faltaban consignas, la situación se agudizó todavía más en los noventa, con el auge del consumismo y la globalización. El estilo musical más destacable de la época fue el grunge, capitaneado por Nirvana, que mezclaba el punk underground y el rock alternativo y se caracterizaba por la apatía y el rechazo de algunos jóvenes hacia la sociedad consumista, ostentosa, comercial y competitiva que se había generado en los ochenta. Como revulsivo, las bandas grunge basaban su estética en melenas largas y despeinadas, camisas de franela a cuadros, botas militares, vaqueros rotos y zapatillas deportivas. Una estética realmente triste y poco cuidada con el objetivo de reflejar la marginación y la rebeldía depresiva que sentían algunos jóvenes de la época. Aún así, al otro lado de la balanza se situaban grupos británicos como Oasis, encargados de regenerar el sonido brit-pop gestado en los sesenta y adoptar una estética indie que recuperaba los cortes bob con flequillo de esa época, las gafas de sol psicodélicas de colores y los pantalones ajustados.
En definitiva, es innegable que desde los cincuenta hasta los pasados noventa, el rock ha generado multitud de estilos masculinos, que han servido de base a los hombres de la calle para crear, inventar y desarrollar su propia imagen personal. Esa especie de legendaria catwalk para hombres que tantos estilos ha gestado antes de la verdadera consolidación de la moda masculina en las pasarelas más importantes del mundo ocurrida en nuestros días.