Cómo crear experiencias en el salón a través de los cinco sentidos
Que nuestros clientes vivan una experiencia memorable es la clave para que puedan elegir nuestro salón una y otra vez.
Atrás quedó la época en la que se nos centrábamos únicamente en los productos y servicios. Hoy en día nos encontramos en la era de las experiencias, de los momentos memorables que nos permitan disfrutar y porque no, evadirnos un poco de todo lo demás.
Los salones de peluquería son lugares idóneos para proporcionar experiencias únicas, ya que los clientes se ponen en nuestras manos para que transformemos su imagen. Entran, se relajan, y, simplemente, esperan a que tú hagas magia con tu arte.
Es verdad que hay algunos trabajos que pueden ser demasiado largos y no del todo cómodos, pero, precisamente por eso, es importante cuidar el entorno y cada uno de los detalles, para que nada pueda dañar el momento que nuestro cliente ha elegido para cuidarse a sí mismo.
Tal y como demuestran algunos estudios neurocientíficos, los cinco sentidos son el canal directo para llegar a las emociones, y lo que emociona probablemente nunca se olvida. Por orden, los sentidos que tienen una mayor eficacia en la creación de experiencias positivas, son: la vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto.
Hay algunas particularidades que podemos tener en cuenta en lo que se refiere a los sentidos. Por ejemplo, la vista es muy útil para llamar la atención, mientras que el olfato tiene una influencia poderosa sobre la memoria. En cambio, para la creación de vínculos son el tacto y el gusto los sentidos más implicados.
Cuantos más sentidos involucremos, más poderosa puede ser nuestra experiencia. Y los salones de peluquería dan mucho juego para conseguirlo.
Las experiencias sensoriales, valor añadido de los salones
Christian Ríos, director de Salón Christian Ríos Hair Couture, en Vilanova i la Geltrú (Barcelona), trabajar los sentidos en el salón “es muy importante para marcar la diferencia dentro del sector. Además, los clientes quieren vivir experiencias nuevas y sentirse queridos, cuidados y mimados. En la época en la que vivimos, todo ha cambiado: se ha vuelto más frío y no nos queda casi tiempo para nosotros mismos. Por eso, en cuanto el cliente entra, intentamos que desconecte, se relaje y disfrute en todo momento”.
Para que el ambiente sea realmente acogedor, la clave está en saber estimular los cinco sentidos: “Todos nuestros productos están formulados con esencias naturales, que desprenden aromas para que la experiencia sea sensorial. Hacemos siempre masajes y ponemos música agradable de fondo, además de vigilar el tono de voz. En invierno, ofrecemos mantas, cafés, infusiones… y, si la ocasión lo merece, ¡una copa de cava! En verano, disponemos de un entorno natural para la aplicación de tratamientos técnicos”, explica Christian Ríos.
Marta Cid, directora de Wapa’m Cosalon, en Barcelona, apunta que: “Es importante que haya coherencia entre la filosofía de marca y los estímulos sensoriales que ofrecemos. Porque, de lo contrario, podemos obtener el resultado contrario al deseado. En nuestro caso, nos basamos en valores como la sostenibilidad, el medio ambiente y el ‘slow beauty’. Por eso, tanto la decoración y los materiales del salón, como los productos que usamos, el hilo musical e incluso nuestra forma de relacionarnos con los clientes, van en esa misma dirección. Cada detalle suma para crear el ambiente adecuado. Por ejemplo, en salones que trabajen una peluquería más de vanguardia, todos esos elementos serán diferentes. Eso es lo bueno: a través de la sensorialidad marcamos también nuestra esencia”.