La resiliencia de la industria alimentaria, en el punto de mira
En pocas palabras, ser organizativamente resiliente significa estar equipado para resistir el paso del tiempo. Esto, a su vez, requiere un enfoque integral, en el que se combinan varios elementos fundamentales para permitir la supervivencia y la prosperidad a largo plazo.
La investigación de BSI indica que un liderazgo fuerte y la capacidad de adaptación son las claves de la Resiliencia Organizacional en la industria alimentaria.
La resiliencia a largo plazo de un árbol ofrece una analogía útil, en la que varios elementos, tanto en la superficie como bajo tierra, son necesarios para que sobreviva y florezca. Solo son visibles el tronco, las ramas y las hojas, pero el extenso sistema de raíces es igualmente vital, ya que proporciona estabilidad, hidratación y nutrientes.
En cuanto a las organizaciones, BSI ha identificado 16 elementos fundamentales, que van desde los aspectos financieros hasta el compromiso con la sociedad.
La resiliencia organizacional trata de abordar todos los aspectos que están incluidos en los 16 elementos fundamentales.
Siguiendo con la analogía del árbol, algunos elementos están por encima del suelo y la mayoría de las organizaciones los gestionan mejor porque son más visibles y, por lo tanto, reciben más atención de la administración. Los ejemplos se refieren a los productos (especificaciones de los productos), el proceso (calidad, salud y seguridad, medio ambiente), la gobernanza y la responsabilidad, el liderazgo, la visión y el propósito, la estrategia, los recursos y los aspectos financieros.
Los elementos menos visibles –bajo tierra– son más difíciles de gestionar porque son más complejos, menos tangibles y atraen menos la atención. Éstos se relacionan normalmente con la cultura de las personas y el comportamiento empresarial e incluyen las actitudes, la comunicación y la ética empresarial. Por lo general, la cadena de suministro, la innovación, el análisis del entorno y la seguridad de la información dominan este espacio.
El Índice de Resiliencia Organizacional de BSI
Durante los últimos tres años, BSI ha dado un paso más, examinando las repercusiones de estos elementos fundamentales de la resiliencia en las organizaciones, así como su percepción sobre su rendimiento en ellas, y publicando las conclusiones en nuestro Índice de Resiliencia Organizacional.
El Índice se basa en encuestas anuales a directivos de empresas de todo el mundo, y proporciona una visión, basada en datos, de lo que los directivos de empresas globales ven como las fortalezas y debilidades de su propio negocio, directamente desde el seno de la empresa.
Es un estudio relativo. Los líderes pueden pensar que los 16 elementos fundamentales tienen un impacto en su negocio, pero no los ven con el mismo grado de impacto y los han clasificado en consecuencia. De manera similar, perciben variaciones en el rendimiento entre los 16 elementos, lo que también da lugar a un ranking.
Las respuestas a la última encuesta realizada a 805 directivos de la industria han permitido a BSI evaluar la resiliencia de las organizaciones en una gran variedad de sectores diferentes, incluida la industria alimentaria.
Centrándonos en la industria alimentaria
Las organizaciones de alimentación pueden beneficiarse de un análisis más profundo de su resiliencia de dos maneras: en primer lugar, viendo en qué elementos fundamentales rinden relativamente bien o relativamente mal; en segundo lugar, considerando qué elementos tienen más impacto en su negocio, y cuáles menos.
Ranking de resiliencia de la industria alimentaria
En el sector de la alimentación, los directivos consideran que su mejor rendimiento es en el ámbito de la gobernanza y la responsabilidad.
Hay una clara señal de que las organizaciones de alimentación están llevando a cabo buenas prácticas, y esto es “sobre el terreno”, lo que no solo es visible dentro de las empresas individualmente, sino también para los observadores de la industria y el público en general. Esto no debería sorprender. Las organizaciones no pueden ocultar, dado el alto nivel de preocupación expresado por los consumidores -que ahora utilizan la poderosa herramienta de las redes sociales- en relación con el abastecimiento de alimentos, las normas y las prácticas comerciales sostenibles dentro del sector.
Tampoco es de extrañar que la Gestión de Proveedores sea la segunda área de mayor rendimiento, dado que se trata de una actividad tan vital para los fabricantes y minoristas de alimentos, y en ella se concentran enormes recursos.
Lo más preocupante es que el peor rendimiento se observa en la innovación, seguida de cerca por la sensibilización y la formación, y el análisis del entorno, todos ellos elementos de negocio menos visibles, a los que se presta menos atención en la gestión, pero que, por lo tanto, presentan riesgos particulares. En un mundo más abierto y transparente, con mayores expectativas en cuanto a la ética y la confianza, las organizaciones deben trabajar en estas cuestiones menos visibles porque pueden tener un impacto enorme en el rendimiento empresarial y en el valor de la marca.
En cuanto al impacto que tienen, la capacidad de adaptación y el liderazgo se consideran los más importantes para mantener la resiliencia organizacional. Es evidente que es fundamental que las organizaciones de alimentación sean capaces de adaptarse y estén bien dirigidas. Si bien esto es sin duda cierto en todo momento, la actual pandemia de COVID-19 les ha proporcionado una prueba inusualmente severa en ambos elementos.
Es evidente que la pandemia de coronavirus ha ejercido una fuerte presión sobre los fabricantes de alimentos, los mayoristas, las empresas de logística y los minoristas para que repongan las estanterías de los supermercados que han sido vaciadas por los ansiosos consumidores. En favor de sus directivos, ha habido un amplio reconocimiento por el éxito del sector a la hora de afrontar los formidables desafíos recientes.
Entre los elementos que se considera que tienen un impacto relativamente bajo se encuentran la continuidad de negocio y el compromiso con la sociedad, pero ambos pueden encontrarse en un nivel más alto en el futuro, sobre todo debido a los acontecimientos recientes.