Schindler participa en el proyecto que unirá Europa y Asia
3 de febrero de 2009
La idea de unir Europa y Asia a través de una galería subterránea ha sido un sueño compartido entre ingenieros y gobiernos durante más de un siglo. Esta ambición se ha hecho realidad gracias al proyecto Marmaray que comprende la construcción de un túnel ferroviario submarino que cruzará el estrecho del Bósforo y unirá la parte europea y la asiática de la ciudad turca de Estambul. Esta infraestructura cuenta con la colaboración del
Grupo Schindler, encargado de suministrar el transporte vertical –59 escaleras mecánicas y 9 ascensores– que se instalará a lo largo de la vía.
Las obras de construcción del túnel –una obra maestra de la ingeniería que cuenta con once módulos prefabricados y completamente sellados que una vez conectados descansarán sobre el lecho marino a una profundidad de 56 metros– deberían haber finalizado en 2006, pero fueron retrasadas tras el hallazgo de importantes restos arqueológicos (incluyendo el antiguo puerto de Bizancio) durante los trabajos de construcción. Así, la multinacional suiza, que colabora en un total de cuatro estaciones, entregará las primeras escaleras mecánicas en 2009, mientras que la última remesa debería estar instalada en 2012. Además, Schindler también será responsable de la entrega de los equipos y la supervisión de su instalación, así como del mantenimiento y la formación del personal técnico.
Éste es el segundo proyecto que Schindler realiza para la Corporación Taipei de Japón, después de su cooperación en el aeropuerto Bandaranaike de Sri Lanka. Asimismo, es uno de los más importantes para la compañía en Turquía tras las instalaciones llevadas a cabo en el aeropuerto Atatürk en Estambul.