Materias primas minerales en la era verde: el rol estratégico de Europa
César Luaces Frades, secretario general de la Fundación Minería y Vida
17/05/2024César Luaces Frades, secretario general de la Fundación Minería y Vida.
La concertación social es esencial en la implementación de cualquier política industrial, y el nuevo reglamento no es la excepción. El documento establece un marco que promueve la transparencia y el diálogo entre los diferentes actores sociales, incluyendo a las comunidades locales, las empresas mineras y los gobiernos, un enfoque colaborativo que busca equilibrar los intereses económicos con los sociales y ambientales, asegurando que la expansión minera no se realice a expensas del bienestar de las comunidades ni tampoco del medioambiente.
En este contexto, la Fundación Minería y Vida juega un papel crucial. Su enfoque en la responsabilidad social está siendo fundamental para construir puentes entre la industria minera, los diferentes grupos de interlocutores sociales y las comunidades locales, contribuyendo a la difusión de proyectos de desarrollo sostenible en áreas mineras y fomentando la creación de empleo, la educación y la protección del entorno natural. De hecho, la colaboración entre la Fundación y las empresas del sector ha demostrado que la concertación social es posible y, además, es beneficiosa para todas las partes involucradas.
El reglamento europeo también aborda la necesidad de mejorar la imagen de la minería, históricamente asociada con la degradación ambiental y los conflictos sociales. Ahora, se presenta como lo que es: una industria moderna, responsable y esencial para la transición energética, enfatizando la importancia de la minería responsable que opera bajo los más altos estándares de sostenibilidad y de respeto por las personas.
Para lograr una percepción positiva, es clave que las empresas mineras comuniquen de manera efectiva sus esfuerzos en áreas como la reducción de emisiones, la gestión de residuos y la restauración de áreas afectadas por la explotación. La inversión en tecnologías limpias y la colaboración con organizaciones ambientales pueden contribuir a cambiar la narrativa en torno a la minería. Además, la educación y la sensibilización pública son herramientas poderosas para desmitificar la industria y destacar su papel en la economía circular.
Pero, también aquí, es clave la consolidación de la colaboración público-privada, enfatizando la necesidad de una alianza estratégica para el desarrollo sostenible de la minería. El reglamento subraya la responsabilidad compartida de las administraciones y el sector privado para mejorar la percepción social de la minería del siglo XXI. Las administraciones, ahora más que nunca, tienen el deber de ayudar a que la industria transmita el valor de una minería moderna y responsable, que es esencial para la transición energética y digital, así como para la tecnología verde, y de esta manera, fomentar una aceptación social más amplia y un entendimiento de la minería como pilar de la innovación y el progreso.
La industria minera es ya reconocida por su papel estratégico en la transición energética; los materiales extraídos son fundamentales para el desarrollo de tecnologías limpias y renovables. El nuevo reglamento establece ambiciosos objetivos para la extracción local, el procesamiento y el reciclaje de materias primas, alineándose con los objetivos que persiguen hoy en día todas las empresas de la industria buscando, no sólo reducir la dependencia de importaciones, sino también fomentar una industria minera que sea pionera en prácticas sostenibles y tecnologías avanzadas al servicio de las industrias de las cadenas de valor y de todos los ciudadanos
En este sentido, la inversión en investigación y desarrollo es de vital importancia. La colaboración entre empresas mineras, universidades y centros de investigación puede acelerar la innovación en áreas como la captura de carbono, la eficiencia energética y la recuperación de metales. Además, la diversificación de fuentes de materias primas, incluyendo la minería urbana y el reciclaje, contribuirá a la seguridad de suministro y a la reducción de impactos ambientales.
El Reglamento (UE) 2024/1252 es más que una política; es un compromiso con un futuro donde la minería y la sostenibilidad van de la mano, con el que Europa se posiciona a la vanguardia de una industria minera que es consciente de su capacidad de prevenir y corregir sus impactos y que juega un rol determinante en la construcción de una economía más verde y digital.