Máquinas Caterpillar en la nueva planta de reciclaje de Recso
La empresa Reciclados Sostenibles, S.L. (RECSO) ha abierto recientemente en el término municipal de San Martín de Valvení (Valladolid), su primera planta de reciclado y valorización de residuos de construcción y demolición. Para ello ha contado únicamente con equipos Caterpillar para alimentar la planta, mover el material y para la realización de todas las posibles labores auxiliares.
Esta nueva instalación, única en Valladolid, ofrece una excelente gestión del reciclado de residuos de construcción y demolición.
En pleno rendimiento desde mediados del mes de julio, la instalación, que cuenta con una superficie de 30.280 m2 dentro de una parcela de 98.700 m2 y tiene una capacidad de procesado de 300.000 toneladas anuales que se tratan en dos fases diferenciadas. En una primera fase, clasifica y separa los elementos más voluminosos a través de una pinza de selección, recuperándose por un lado materiales reciclables como maderas, plásticos, metales, etc. Y por otro lado, obteniéndose una fracción pétrea limpia y lista para una segunda fase de tratamiento en que tras su trituración y cribado estarán en disposición de ser reutilizados.
Para que todo esté limpio, en su lugar y no haya posibles contaminaciones de material ya separado o de los alrededores, RECSO ha adquirido maquinaria Caterpillar para el proceso de transporte de materiales y adecuación de las instalaciones. En concreto, una excavadora de ruedas Caterpillar M313D, una pala de ruedas Caterpillar 924Hz y una minicargadora compacta Caterpillar 226B, entregadas el pasado mes de julio.
La excavadora de ruedas Caterpillar M313D, con una masa de 13.600 kg y 127 hp de potencia, va equipada con pinzas de reciclaje. Se encarga de extraer materiales, seleccionándolos y de mover material. Esta máquina es fundamental en la planta, por su agilidad, capacidad de mover material y a la vez la capacidad selectiva que aporta su pinza. La pala de ruedas Caterpillar 924Hz se encarga básicamente del acopio de material. Gracias a la dirección articulada del bastidor y a la distancia entre ejes, puede maniobrar en espacios reducidos, manteniendo su carga totalmente estable. Los controles automatizados de movimiento del cucharón, permiten un control absoluto de la carga. Monta un motor C6.6 ACERT, gestionado electrónicamente para un mínimo de emisiones y un bajo consumo de combustible. Además, gracias al uso de biodiesel el impacto medioambiental es mínimo. La minicargadora Caterpillar 226B, equipada con horquillas para carga y descarga y con barredora para tareas de limpieza, que es su actividad principal. Gracias al acople rápido universal estándar, se facilita al máximo el cambio de implementos, dotando de una gran versatilidad. Además, gracias a sus controles pilotados tanto para la máquina como para los implementos, la facilidad de manejo es total.
El tratamiento en la planta empieza por la recepción de los residuos en la báscula, donde se realiza el control de densidades y su clasificación en RCDs limpios y RCDs mezclados. Los primeros pasan a la zona de acopios y los segundos siguen el proceso de reciclado. Tras una inspección visual y retirada manual de los elementos más voluminosos, la pala de ruedas Caterpillar 924Hz y Excavadora de Ruedas Carterpillar M313D comienzan a trasladar el material con su pinza a la tolva de alimentación. Esta última también se utiliza para retirar elementos voluminosos antes de pasar el material a la tolva.
Una vez que entra el material en la tolva, ésta traslada a través de cintas transportadoras los residuos a través de todo el triaje mecánico, que pasa por diferentes procesos: en primer lugar, se separan los residuos con un tamaño inferior a 40 milímetros. Después el material pasa por un soplador que elimina los elementos de menor densidad, como papel, plástico, madera, etc. En tercer lugar, pasa por un separador magnético que aparta los elementos metálicos. Por último viene la fase de triaje manual, en donde un equipo de operarios retira los elementos impropios que hayan podido quedar tras el triaje mecánico. De esta forma, tras haber retirado todos los elementos impropios, que cada uno será gestionado y convenientemente reciclado, el resultado son elementos pétreos totalmente reutilizables.
La finalidad última de este tipo de instalaciones es la reutilización de estos áridos. Por ello, una vez finalizado el proceso anterior y acopiados, se estudia su uso y se les da el tratamiento apropiado, que suele ser un procedimiento de triturado mediante una machacadora o molino en el cual se trituran los elementos más grandes para dotarles de las dimensiones más adecuadas para su reutilización. También se realiza un proceso de cribado y clasificación por el que se separan por tamaños y se almacenan para su uso. Los productos finales, serán diversas tipologías de áridos reciclados en función del tipo de material (RCDs) que entre en las instalaciones. Básicamente se diferencian en dos grupos: aquellos que provengan de residuos con alto contenido en hormigón (vigas, estructuras, prefabricados…) y aquellos que provengan de residuos mixtos con un alto contenido en material de mampostería (derribo de muros de ladrillo, piedra, calados o en celosía en los interiores o fachadas de edificios.