La minería del siglo XXI se llama sostenible
Numerosos profesionales de la minería y la metalurgia se han reunido en Madrid, en el encuentro internacional ‘Las materias primas minerales, avanzando hacia el futuro’, organizado por Confedem, para constatar y transmitir a la sociedad que la industria extractiva es sostenible, que es un sector clave en la transición energética y que se han abierto posibilidades de desarrollo en el sector de las que España no puede ni debe quedar al margen.
En la sesión de apertura, Javier Targhetta, presidente de Atlantic Copper expuso sus dudas sobre si seremos capaces de responder a la demanda de metales que está por venir. No en vano concluyó su exposición con una reflexión inquietante: “la gran demanda de metales a largo plazo debida al crecimiento urbano y a la transición a una economía baja en carbono podría estar siendo subestimada por los mercados”.
Con este punto de partida, el Encuentro Internacional de Confedem celebrado en Madrid no ha hecho sino constatar la capacidad de generar riqueza de la industria extractiva y la necesidad de transmitir a la sociedad que una industria extractiva sostenible es posible y que la minería del siglo XXI está integrada en la Europa de la Economía Circular.
En este sentido, el director general para Europa de Maxam, José María Casas, dejó claro que, hoy día, “la industria extractiva no es muy distinta de cualquier otra y, por tanto, como cualquier industria, se asienta en unos pilares inexcusables entre los que se encuentra la seguridad medioambiental”. En este sentido, Casas, se declaró partidario de la innovación y la tecnología y también del trabajo conjunto de todas las empresas relacionadas (industria extractiva y transformadora) para conseguir una actividad más sostenible y productiva.
Conscientes de la necesidad de convencer a la sociedad de que es posible una industria minera sostenible y de que los distintos ‘mantras’ que existen sobre la industria extractiva son producto del desconocimiento, Rafael Monsalve, decano y presidente del Colegio de Ingenieros de Minas del Centro de España, llegó a hablar de hipocresía ecológica. “Somos un poco hipócritas ecológicamente —dijo—; yo quiero tener un coche eléctrico pero que el litio lo traigan de África”.
En la misma línea, Juan Llamas Borrajo, catedrático de la ETS de Ingenieros de Minas y Energía de la UPM, aludió a la responsabilidad y dejó claro que “lo que contamina no es la mina de tierras raras sino el móvil que llevamos en el bolsillo o el patinete que utilizamos para desplazarnos”. “Sostenibilidad —concluyó— es tratar la porquería que generas y no echarla fuera haciendo que la generen otros”. Una idea compartida por todos los presentes porque, como dijo Cesar Luaces, secretario general técnico de Cominroc, existe una “dudosa ética” en determinados planteamientos, ya que “bajo un paraguas de ecologismo a ultranza, atentamos contra el ecologismo porque llevamos el problema a terceros países -donde se da, por cierto, la explotación infantil- y, además, generamos el impacto medioambiental del transporte”.
Para ilustrar y demostrar toda esta sostenibilidad, el encuentro contó con ejemplos evidentes de buenas prácticas, como las llevadas a cabo en As Pontes, donde de un ecosistema de 48 especies vegetales y animales se pasó a más de 400 tras el cierre de la explotación y la recuperación de la zona; en Puertollano (Ciudad Real), donde la mina Emma da hoy nombre a un aceite de oliva virgen extra; la propia fundición de Atlantic Copper, que comparte ría con el Paraje Natural de la Marisma del Odiel, o a nivel internacional, el proyecto Juruti, ubicado en un entorno especialmente delicado como es la Amazonía brasileña.
Todo ello no hace sino redundar la idea con la que el presidente de Confedem, Juan José Cerezuela, dio por cerrado el encuentro. A saber que “la minería no destroza sino que enriquece” y que frente a quienes anteponen el desarrollo social por encima de todo, hay que dejar claro que “si no hay desarrollo económico, difícilmente se puede tener desarrollo social”.
A lo largo de las dos jornadas que ha durado el encuentro internacional de Confedem, la idea más consensuada respecto al posible rechazo social inicial ha sido que “una vez que la mina se pone en marcha, toda esa oposición desaparece”, tal y como aseguró Francisco Bellón, vicepresidente de Berkley Minera España. Según Bellón, “hoy en día no se puede trabajar ninguna mina si no es sostenible” y hay que “luchar por poner explotaciones mineras en marcha en este país y que sean un ejemplo”. Fundamental es para ello que la población local sea consciente de los beneficios y riquezas que genera la explotación y que la industria de transformación se localice igualmente cerca del lugar de extracción, para que toda la riqueza redunde en el entorno.
Superar las reticencias iniciales es sin duda uno de los principales caballos de batalla del sector. La comunicación y la transparencia juegan aquí un papel clave en una industria que, hoy por hoy, no ha conseguido demostrar a la sociedad que los minerales son fundamentales para la vida cotidiana, que el móvil está hecho de litio y tierras raras, que el futuro de las baterías se llama vanadio y que, de todo ello (litio, tierras raras, vanadio…) tenemos en abundancia y podemos llegar a ser una gran potencia.