Los brazos articulados cuentan con una campana que se posiciona entre el punto en el que se produce el humo y las vías respiratorias del soldador
¿Cómo evitar respirar los humos de soldadura?
Cuando se sueldan piezas de metal o se realizan trabajos de recubrimiento, relleno, etc., el trabajador está totalmente expuesto a la inhalación de los humos que produce. La solución está en interponer entre el foco de producción del humo y las vías respiratorias del trabajador un elemento que capture el humo en su origen. Y esto se consigue gracias a los brazos articulados.
La instalación se completa con un aspirador que canaliza el humo por el brazo y a través de los conductos de evacuación. El humo puede ser filtrado o no.
El movimiento del brazo articulado es muy sencillo.
El movimiento del brazo articulado es muy sencillo y facilita al máximo el posicionamiento del mismo. Su campana dispone de un asa para facilitar la colocación de la misma en el punto en el que se origina el contaminante.
Hay una gran gama de brazos articulados según la necesidad de aspiración, las dimensiones del puesto de trabajo, etc. Barin cuenta con brazos con diámetros desde 75 a 200 mm, longitudes desde 1 a 8,5 metros, modelos telescópicos, Atex... para adaptarse a cualquier puesto de trabajo y a las necesidades concretas de cada operario.