Entrevista a José Blasco, presidente de Federmueble
Según las primeras estimaciones, ¿cómo cree que habrá cerrado el sector 2012?
Esperamos que se contraiga en torno al 14%. La caída desde 2007 hasta 2012 tanto en empleo como en consumo se sitúa en un 57%. ¡En cinco años!
La crisis de la construcción…
Sí y no. Efectivamente, nos ha afectado el batacazo de la construcción, pero es un índice muy directo en subsectores como los carpinteros o fabricantes de puertas y ventanas. Aquella burbuja inmobiliaria era de intercambios económicos. Se construía, sí, pero aquellos pisos no se amueblaban.
¿Entonces cómo se explica esa caída del 57% en 5 años?
El índice preocupante para el mueble y la razón del desplome del sector es la falta de consumo y de confianza. Los ciudadanos se preocupan por no quedarse en paro y no por comprarse una lámpara o renovar el salón.
Sin embargo, un sábado cualquiera una gran superficie como Ikea está a rebosar de gente…
Ikea es una filosofía de vida. Vende muchas cosas, entre ellas muebles. Pero los precios de esta empresa no son tan baratos si nos salimos de las ofertas.
¿Cómo compite el sector con este modelo de negocio?
Con la calidad, con el diseño, con el servicio y con la especialización. De todas maneras, al margen de Ikea y similares, el sector ha perdido el segmento medio. En época de crisis es cuando más se separan los segmentos altos de los bajos, y se separan porque el segmento medio desaparece. Además, como los precios están bajando, muchos esperan y retrasan la compra para conseguir aún mejores precios. Todo ello nos lleva a la ruina, porque se pierde el margen de beneficio, lo que mantiene a las empresas.
Entiendo…
Por ese instinto de sobrevivir, hemos entrado en una guerra de precios que nos está llevando a una ruina colectiva. La empresa cierra porque no tiene margen de beneficios, el trabajador pierde el empleo, se va al paro y consume menos. Una espiral destructiva.
¿Cómo se sale de esa espiral?
Creando puestos de trabajo y estableciendo precios competitivos pero en orden.
Muchos sectores han encontrado la manera de sobrevivir exportando, saliendo al exterior. ¿No puede ser esta una vía de salvación para los fabricantes de muebles de nuestro país?
Es el camino a seguir. Lo que no se comprende es que este Gobierno recorte como está recortando las ayudas a la exportación a través del ICEX. Estamos yendo en el sentido contrario al que debemos ir. Hay que invertir en internacionalización para que las empresas puedan vender en el exterior. Es el quid de la cuestión para las empresas, los puestos de trabajo y la economía de un país. O exportamos o morimos.
Al margen de las ayudas y de la dificultad de salir al exterior sin ellas, ¿nuestro producto es competitivo?
Sin duda, contamos con la credibilidad y la confianza internacional. Fuera de España nos ven con muy buenos ojos porque en los últimos años nuestras empresas han invertido muchos recursos en preparase en cuanto a tecnología y recursos humanos. Junto con Italia, somos el país que más preparado está. Nuestra buena imagen en el exterior es incuestionable.
Dice que, hoy por hoy, la exportación es la vía de supervivencia. ¿Cómo puede abrirse al exterior ese pequeño empresario propietario de un pequeño negocio que apenas tiene uno o dos trabajadores y que sólo sabe hacer muebles?
El tamaño de la empresa en la internacionalización es importante. Eso es innegable.
Entonces, ¿están condenadas a desaparecer? ¿Qué opciones les queda?
Hay programas que pueden ayudarles a salir al exterior, pero yo creo que el camino es que vayan cogidos de la mano de otra empresa más grande que haga de locomotora.
¿Cómo?
Por ejemplo, haciéndose cargo de la elaboración de un determinado producto de la oferta de la empresa locomotora. De esta manera no trabajan para el exterior directamente, sino para estas compañías madre que tienen recursos y ya están establecidas en el extranjero, que ya han abierto la vía.
¿Y esta posible solución que comenta es una propuesta, una idea o ya se está llevando a cabo?
Esto ya es un hecho, ya se hace. Pequeños negocios que se encargan de fabricar sólo una mesita para una empresa grande que se dedica a venderla en el extranjero junto al resto de su oferta. Eso ya es una realidad hoy.
Algún día saldremos de la crisis. ¿Qué ocurrirá entonces?
Íbamos muy bien pero hemos dejado de invertir en innovación. Cuando acabe esta crisis habremos perdido recursos humanos y competitividad. A la caída del consumo, hay que añadirle el grave problema de la financiación. Si no tenemos financiación es como si nos faltara la madera para hacer los muebles. Todo pasa por potenciar la internacionalización, por crear líneas de financiación y por invertir en investigación e innovación. Estos son los ejes para salvar nuestras empresas y crear puestos de trabajo en este país.
¿Cuáles son las perspectivas?
Soy muy positivo, pero a veces siento que los empresarios españoles somos verdaderos quijotes. Es muy difícil sobrevivir con tan poca ayuda, por eso creo que tenemos un gran futuro si salvamos el presente.