Comportamiento del consumidor, prioridades y preferencias
Según la investigación realizada por la agencia Kids Industries en Reino Unido, la preocupación por el cambio climático ha bajado en el ranking de prioridades de las familias, que recientemente muestran estar más preocupadas por el coste de la vida, la seguridad y el aumento del crimen. Asimismo, se observa que la inesperada guerra de Ucrania y sus consecuencias colaterales han sido algunas de las razones de este desafortunado cambio de tendencia.
El número 12 de los objetivos globales de sostenibilidad gira en torno a la necesidad de adoptar una producción y consumo responsables. La historia reciente nos indica que el progreso económico y social de los países desarrollados ha ido asociado a la degradación medioambiental que está poniendo en peligro nuestra supervivencia. Por tanto, no cabe duda de que se necesita un cambio del sistema productivo y de los hábitos de consumo.
Lamentablemente, no todos los ciudadanos y, por ende, potenciales consumidores, somos conscientes de este hecho. Por tanto, para entender los patrones de consumo, deberemos diferenciar entre el consumidor consciente o sostenible, y el que todavía no lo es.
Consumidor consciente o sostenible
El consumidor consciente lo es, ante todo, porque reconoce que los recursos del planeta son finitos y esa idea se convierte en la base para la transformación de sus patrones de consumo. De la misma forma, reconoce su fuerza como consumidor. La radiografía del consumidor sostenible nos indica que son personas que han identificado la importancia del problema en el que estamos inmersos, e invierten tiempo, esfuerzo y en algunos casos dinero, en documentarse, con el fin de entender cómo contribuir de forma positiva al cambio y a la transformación hacia la sostenibilidad.
Por poner algún ejemplo, comprar productos ecológicos algunas veces es más caro y el reciclaje toma tiempo y esfuerzo adicional, por tanto, incluso las personas que están comprometidas con los objetivos de sostenibilidad pueden sentirse, a veces, poco motivadas para seguir con sus comportamientos positivos. Dado el esfuerzo que se requiere para adoptar un comportamiento responsable ante el consumo, las personas menos comprometidas serán las que con más dificultad acaben adoptando comportamientos respetuosos con el medio ambiente.
Por tanto, es sumamente importante que las personas se informen correctamente sobre los problemas medioambientales asociados con su tipo de consumo, las posibles soluciones y los comportamientos de consumo que podrían adoptar como parte de la solución.
Es probable que el término sostenibilidad no sea del todo claro. Fabricantes y distribuidores comparten la responsabilidad de informar de forma clara y sencilla a los consumidores para aumentar el interés y el consumo sostenible. La información tiene una importancia clave. Se han realizado muchos estudios al respecto, uno de los primeros, ya en el año 1989, indicaba que las personas poco propensas a reciclar atribuían a la falta de información la dificultad en realizar el reciclaje en su día a día.
Claramente las personas involucradas e interesadas en temas medioambientales muestran más interés en entender los resultados y méritos resultantes de comportamientos responsables, así como a dedicar tiempo y esfuerzo en informarse e informar a sus relaciones más cercanas.
Una de las prioridades del consumidor consciente, se centra en la búsqueda de una alimentación más ecológica. En este caso, se busca eliminar intermediarios, encontrar productores de proximidad, así como evitar envases de plástico. Explicado así, parece sencillo, pero en realidad no lo es, ya que los productos con estas características no se encuentran en los supermercados, se requiere realizar un esfuerzo adicional en tiempo y dinero que no todas las personas están dispuestas a hacer.
La alimentación, es una de las industrias que produce más desperdicios y toxicidad y la que más debería ser cuestionada, no solo por los consumidores, sino también por los gobiernos.
Otra de las industrias que más interesa a los consumidores sostenibles, es la industria textil. Existe mucha información sobre el impacto negativo de esta industria ya que fue una de las primeras en ser cuestionada por los activistas, y la que posiblemente tiene más visibilidad por razones obvias. El consumidor de moda sostenible sabe lo que tiene que buscar y lo que tiene que evitar. Lo más difícil, en este caso, es la reducción del consumo de una industria cuya razón de ser es su renovación constante. La industria del juguete y la de productos de puericultura son también industrias sumamente sensibles al tema que nos ocupa.
La radiografía del consumidor consciente nos indica que entiende claramente los aspectos clave de reducir, re-utilizar y reciclar.
Ahora bien, ¿cómo conseguir que el consumidor no sostenible sea receptivo al cambio? Para ello se requiere que gobiernos y empresas sigan informando y educando sobre el impacto de la industria actual y sobre las oportunidades positivas que nos ofrece el cambio del tipo de consumo. Explicar el término sostenibilidad más claramente y conseguir el compromiso del consumidor de los países desarrollados y en vías de desarrollo, es sumamente importante.
Fuentes para elaborar el artículo
Objetivos y metas de desarrollo sostenible - Desarrollo Sostenible (un.org)