Las soluciones colaborativas son las que pueden también contribuir a que la última milla del e-commerce sea más sostenible
E-commerce y última milla en las ciudades, el gran reto todavía no resuelto
En 2021, las transacciones de comercio electrónico en España se estima que alcanzaron los 67.000 millones de euros, una cifra que supone un aumento de aproximadamente el 14% respecto a 2020, según datos ofrecidos por la Comisión Nacional de los Valores y la Competencia (CNMC).
También los datos mundiales reflejan un incremento de operaciones de e-commerce, tanto en el segmento Business to Consumer (B2C) como en el Business to Business (B2B) y en el Consumer to Consumer (C2C). Estas operaciones representaron en 2021 unos 4.878 mil millones de dólares, según Statista.
Sin duda alguna, el aumento del e-commerce genera, especialmente en las grandes ciudades, problemas de la movilidad, de congestión, de sostenibilidad y de costes en lo que se denomina 'la última milla', el trayecto desde un almacén, tienda o centro de distribución hasta el domicilio de una empresa o un particular.
En esta última milla confluyen muchos y variados factores: un cliente exigente que necesita o quiere de forma urgente la compra online, una Administración pública que debe regular el espacio urbano para que la movilidad de personas y vehículos sea ágil, y un operador logístico que debe responder a unos niveles de servicio cada vez más exigentes pero que, al mismo tiempo, está presionado por el precio de los servicios, las regulaciones ambientales y las inversiones en vehículos, tecnologías y formas de reparto sostenibles.
Es decir, que el comercio electrónico crece a la par que crecen los problemas y las dificultades para todas las partes en un trayecto, el de la última milla, que, según los expertos, puede suponer hasta el 40% de los costes totales de una operación.
La presión ejercida por el incremento de las compras online en todo tipo de sectores está generando la aparición de nuevos negocios relacionados con la última milla, nuevas fórmulas de servicios cada vez más adaptados a las particularidades de los clientes y la utilización de nuevas tecnologías y vehículos para agilizar las entregas del e-commerce.
Nuevas fórmulas de entrega a clientes y nuevos hábitos de los consumidores
El comprador online, sea particular o empresa, está habituado a disponer del producto adquirido lo antes posible, aunque no le sea urgente, porque busca tener una experiencia y, para ello, exige una entrega inmediata, quiere saber en qué fase del proceso de entrega está su compra (si ha salido del almacén, si ya está en ruta de reparto, si llegará a la hora solicitada, etc.) y, además, quiere que sea gratuito porque así se le ha acostumbrado desde los inicios de las ventas online (la expresión “transporte gratuito o gastos de entrega gratuitos” han sido una constante).
Pero estas “exigencias” son ya un quebradero de cabeza para los operadores de e-commerce que, debido a factores como la congestión del tráfico o las entregas fallidas por no encontrarse el cliente en el domicilio, deben asumir unos mayores costes y dedicar más tiempo a los intentos de segundas entregas.
Por esta razón, al usuario se le está empezando a proponer otras fórmulas de recogida de los envíos como las entregas pactadas (día y hora para evitar trayectos innecesarios), las taquillas inteligentes ubicadas en centros comerciales, en grandes establecimientos grandes o en bloques de viviendas (el consumidor puede realizar la recogida en el momento que le vaya mejor), los puntos de recogida o conveniencia (comercios y establecimientos físicos en un barrio) en los que el usuario puede recoger o entregar paquetes.
Par que estas nuevas fórmulas de entrega sigan al alza, es necesario “educar” al consumidor, promocionado una nueva cultura del e-commerce basada en que nada es gratuito y en la que los usuarios también puedan contribuir a hacer la última milla más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Nuevas infraestructuras urbanas y nuevos modelos de negocio para la última milla
Según el informe de Miebach Consulting para Merlin Properties ‘Distribución Urbana para eCommerce: utilización de hubs urbanos como alternativa a los envíos directos en la última milla’, los micro hubs urbanos de última milla pueden ser una fórmula para evitar las restricciones de circulación que ya se están implementando en muchas ciudades.
La ventaja de los micro hubs urbanos respecto a los centros de distribución, que están más alejados de las ciudades, es que no presentan limitaciones de peso, ni temperatura o distancia con los clientes, ofreciendo entregas más efectivas y con un menor calado medioambiental.
Otras ventajas que los hubs urbanos brindan a los operadores de este sector es la posibilidad de realizar los trayectos de entrega en vehículos eléctricos o bicicletas (opciones más económicas que las furgonetas), mayor flexibilidad de estacionamiento al usar vehículos más ligeros, un abaratamiento de la entrega al tener mayor proximidad con el destinatario, una mayor adaptabilidad al horario deseado por el cliente y un menor número de entregas fallidas. Pero para el desarrollo de esto micro hubs es indispensable que las Administraciones favorezcan estas iniciativas liberando espacios para este tipo de actividades logísticas.
Es destacable que, durante los últimos años, han ido surgiendo numerosas startups de última milla que ofrecen servicios alternativos a los tradicionales operadores de paquetería y que organizan la logística del e-commerce bajo parámetros de sostenibilidad ambiental, utilizando, por ejemplo, vehículos cero emisiones, así como bicicletas, patinetes o, incluso, desplazamientos a pie.
Nuevas tecnologías para la última milla
Para que la última milla del e-commerce sea más sostenible es indispensable que los operadores incorporen tecnologías disruptivas que les permitan no sólo controlar todos los procesos sino, también, poder hacer técnicas predictivas.
En este sentido, la transformación digital es el punto de inflexión para que los operadores puedan tener mayor capacidad para dar respuesta al aumento imparable de las ventas online.
Actualmente ya se utilizan tecnologías móviles y en la nube para la planificación y gestión de rutas y para el seguimiento del envío, pero otras tecnologías como la inteligencia artificial, la robótica o la utilización de drones ya son soluciones asequibles para optimizar la última milla.
Legislaciones ambientales más restrictivas para una última milla más verde
En diferentes encuestas realizadas a los compradores online, siempre aparece el aspecto medioambiental, en el sentido que el usuario del e-commerce se muestra comprometido y quiere contribuir a reducir la huella de carbono de sus compras, así como a que la actividad logística de la última milla sea más sostenible.
Paralelamente, las Administraciones públicas tienen un papel fundamental como organismo regulador –y también sancionador– para promover y garantizar que la movilidad en las ciudades sea sostenible.
En el ámbito de la legislación en la distribución urbana de mercancías y en la última milla del e-commerce, en España, las limitaciones en las ciudades se van a incrementar, ya que las poblaciones con más de 50.000 habitantes deberán crear una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) antes de 2023.
Muchos ayuntamientos ya han fijado y están aplicando estas nuevas normativas que impiden la entrada y circulación en las ciudades de aquellos vehículos contaminantes y que no disponen de un distintivo de bajas o cero emisiones. Estas restricciones se han implementado porque se prevé que las emisiones de CO2 provocadas por los vehículos de transporte de mercancías crezcan un 32% hasta 2030 si no se aplican restricciones.
¿Colaborar para hacer la última milla más eficiente y sostenible?
Las soluciones colaborativas son las que pueden también contribuir a que la última milla del e-commerce sea más sostenible. Esta colaboración debe darse entre operadores, empresas, ciudadanos y administraciones públicas. Los planes urbanísticos y de movilidad deben proyectarse con la participación de estos tres eslabones, contando especialmente con la opinión del sector logístico porque es el mejor conocedor de las dificultades existentes en el día a día.
Asimismo, la Administración debe favorecer, a través del diálogo y no de la imposición o la penalización, aquellos mecanismos y procesos de transformación y modernización de la logística, especialmente en la última milla.
En el caso de los operadores logísticos, y porque la tecnología lo permite, podrían establecerse colaboraciones para evitar duplicar rutas y aprovechar al máximo la carga de los vehículos (en muchas ocasiones van medio vacíos).
Por lo que respecta al ciudadano, debe concienciarse que forma parte de la cadena logística y, en el caso de sus compras online, debe desarrollar nuevos hábitos como, por ejemplo, desplazarse para recoger un paquete, evitar las devoluciones innecesarias (comprar lo estrictamente necesario), ser más flexible en cuanto a los días y horarios de entrega e, incluso, estar dispuesto a pagar un poco más y optar por soluciones de última milla más social y medioambientalmente sostenibles.