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Aplicaciones del metaverso a nuestra realidad

Redacción Interempresas14/10/2022
Ahora hace alrededor de un año, Facebook pasó a llamarse Meta con la idea de liderar el metaverso, un nuevo espacio en la telecomunicación donde lo físico y lo digital se entremezclan gracias a las herramientas de realidad virtual y realidad aumentada. Un año después de este anuncio, desde la Universitat Oberta de Catalunya analizan cómo ha aterrizado el metaverso en nuestras vidas y cómo condicionará nuestro futuro.
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Una de las posibilidades que puede ofrecer el metaverso, según los expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), es una mayor conectividad en todos los sentidos, y en este sentido José Ramón Ubieto, psicoanalista y profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, considera que las reuniones por videoconferencia “pronto se harán con avatares y hologramas entremezclados”. Otros ejemplos son la posibilidad de asistir a conciertos desde casa, donde los músicos serán sustituidos por sus propias versiones holográficas, o cursos en línea y jornadas mucho más inmersivas, con una mayor interacción gracias a elementos del espacio diseñados para tal uso, como las pizarras digitales. En esta línea, la plataforma virtual Decentreland, orientada al metaverso, organizó el pasado mes de febrero la primera boda virtual, por lo que se prevé que este tipo de actividades sean cada vez más frecuentes, así como la telesanidad, que puede llegar a ser mucho más eficaz gracias a los accesorios que ofrecen la realidad virtual y la realidad aumentada. El metaverso también puede tener aplicaciones en el terreno de la psicología, así como en la educación, según apunta José Ramón Ubieto.

Uno de los sectores en los que el metaverso parece ser que tendrá más relevancia es el de las compras, y en este sentido Pierre Bourdin, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC, cree que este será uno d ellos grandes negocios de los proveedores del metaverso: “Cada proveedor es una especie de puerta hacia el metaverso. Por tanto, todos buscarán que los usuarios, que son los clientes potenciales, entren pasando por su puerta, como ocurre con los centros comerciales: la idea es que vayas al súper y pases ante los escaparates de otras tiendas”. Esto significa que el proveedor podrá vender o alquilar espacios virtuales a otras empresas para que hagan sus negocios, siempre que su espacio sea el más atractivo.

¿Qué es el metaverso?

Es importante intentar explicar lo que es el metaverso y, para ello, primero es necesario entender su significado. La palabra metaverso es un acrónimo compuesto por ‘meta’ (del griego, que significa ‘después’ o ‘más allá) y ‘verso’ (que hace referencia a ‘universo’), por lo que podemos hablar de un universo que está más allá del que conocemos actualmente. Así, podemos entender el metaverso como un ecosistema virtual y tridimensional en el que los usuarios pueden jugar entre ellos, trabajar, estudiar o realizar transacciones económicas, entre otras muchas posibilidades. Y todo ello de forma descentralizada.

Sociedad más conectada

El metaverso también revolucionará las relaciones entre las personas, con una evolución de lo que actualmente ya se hace en las redes sociales, según los expertos de la UOC. En este sentido, el profesor de la UOC José Ramón Ubieto comenta que “hoy ya vemos cómo cada día surgen nuevas formas de presencia (metaverso, inteligencia artificial, robots, chips, hologramas…) que extienden y aumentan la percepción de nuestra realidad, que nos prometen vidas cómodas, fáciles, seguras y sin sorpresas, y que nos permiten dejar a buen recaudo el cuerpo y transcender los límites de espacio-tiempo para sumergirnos en nuestra burbuja digital 3D inmersiva”. Paradójicamente, la llegada del mundo híbrido (digital-físico) pondrá de relieve la importancia de los presencial, tal y como anticipa Ubieto: “El mundo ‘figital’ añade lo virtual como complemento de la corporalidad humana —junto con otras nuevas formas de presencia, como la robótica o la holográfica—. Sin embargo, no la reemplazará porque nadie quiere vivir en un metaverso donde el sabor de los besos o la cerveza se pueden simular, pero no disponemos de nuestro cuerpo para saborearlos”.

La percepción de la realidad también aumentará con estas tecnologías que, además, favorecerán la socialización, la compañía, los aprendizajes o el entretenimiento, aunque los usuarios seguirán buscando el cara a cara para compensar los encuentros en el mundo digital. José Ramón Ubieto señala en esta línea que “a medida que aumente esa realidad virtual, el valor de la presencia, con el misterio que siempre implica encontrarse con otros, ganará enteros. Ya hay estudios que demuestran que lo digital favorece la rutina y lo presencial impulsa la creatividad, algo que conviene tener en cuenta en las reuniones de trabajo por videoconferencia, por ejemplo”.

La cara B del metaverso

Pierre Bourdin explica que “lo normal es que no dejemos de vivir para mirar la televisión o jugar videojuegos, pero algunas personas, bien porque atraviesan situaciones adversas, bien por encontrar un terreno favorable, pueden desarrollar adicciones que les cortan de su vida real y en casos extremos pueden llegar a perjudicar a su integridad psíquica y física, como la fatiga extrema o la depresión”, a lo que Ubieto añade que “a veces, el postureo exacerba el narcisismo, ya que la realidad digital en todas sus expresiones es un verdadero laboratorio del yo, pero cierta versión fake de uno mismo nos permite acceder a posibilidades impensables”. Así, los expertos de la UOC consideran que personas con problemas de timidez o de habilidades sociales podrían beneficiarse de la manera de relacionarse que ofrece el metaverso, aunque esto se puede convertir en un problema si lo virtual sustituye lo presencial, en lugar de complementarlo. “Los juegos, presenciales o virtuales, donde los niños se transforman en otros personajes no los convierten en ellos, sino que más bien les ayudan a tratar (simbólicamente) asuntos delicados como la muerte, la sexualidad, las pérdidas o las frustraciones”, añade Bourdin.

Futuro todavía lejano

Tanto Pierre Bourdin como José Ramón Ubieto, coinciden en apuntar que aún queda mucho camino por recorrer antes de que el metaverso se pueda integrar en nuestro día a día, y es que las brechas digitales y el precio todavía demasiado elevado de cascos y gafas de realidad virtual son algunos factores que, de momento, alejan la llegada de este mundo híbrido. Asimismo, Bourdin concluye que “no debemos subestimar ni sobreestimar su importancia. No hemos de olvidar que es una herramienta como el móvil o, si miramos mucho más atrás, la rueda. Sí, se podía vivir bien sin rueda, pero la invención de la rueda impactó en la humanidad. Ahora bien, lo que se hace con la rueda depende de los humanos: se utiliza tanto para hacer la guerra como para la medicina”, mientras que Ubieto reitera que “la presencia que implican la corporalidad y el lenguaje no desaparecerá; permanecerá, y, cuanto más común se vuelva lo virtual, más preciado será lo real”.

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