La sostenibilidad ofrece oportunidades a las empresas
En medio de esta complicada situación, ha quedado claro que la transformación empresarial es necesaria y no solo la tan comentada transformación digital, sino también la transformación a nivel de valores y de propósitos. A priori podría parecer que adoptar procesos empresariales sostenibles representa una barrera para los fabricantes más que una oportunidad, pero la realidad es que sumarse a la sostenibilidad, tanto en el desarrollo de productos como en su fabricación y distribución, representa una ventaja competitiva que posiciona claramente a las empresas del futuro una vez que se supere la crisis sanitaria que estamos viviendo. El Covid-19 nos ha mostrado nuestra vulnerabilidad y la clara relación entre las actividades humanas y la naturaleza, ha quedado claro que ambos aspectos están interrelacionados. Teniendo esto en cuenta, además de sobrevivir la crisis económica producida por la pandemia, las empresas están teniendo que pensar cómo reinventarse.
Movimiento sostenible
Ahora es el momento de apuntarse al movimiento sostenible, existen muchos estudios que indican que la población quiere hacer las cosas mejor, pero muchas veces se desconoce el camino, se desconoce los pasos a seguir y por dónde empezar.
Para hacer una apuesta de futuro, hemos de comenzar analizando el impacto que causa nuestra organización, una vez analizado ese impacto y hecho el diagnóstico, hemos de definir nuestras prioridades y plantear nuestra visión y estrategia, evaluar las opciones que tenemos para realizar los cambios y los costes añadidos, posteriormente, trazar el “road map” cómo queremos llegar a la meta, luego llega la fase de implementar, reportar los cambios realizados y, por último, identificar lo que ha salido bien en el proceso de transformación y lo que todavía hemos de mejorar, y así, cubrimos el primer ciclo hacia la transformación sostenible.
Sabemos que esta transformación necesita tiempo, los cambios no se pueden hacer de hoy para mañana, pero es fundamental que se establezcan los cimientos, los procesos y la cultura empresarial para conseguirlo. En definitiva, lo que se pretende con estos cambios es cuidar de nosotros mismos a través del cuidado del planeta y de nuestro entorno.
Desarrollo de producto
Las oportunidades que tenemos por delante son muchas y eso nos anima. Comencemos hablando del desarrollo de producto: si queremos que nuestra empresa fabrique productos sostenibles, antes del proceso de diseño, comenzaremos analizando el ciclo de vida de los productos. El concepto de sostenibilidad en el diseño es mucho más que la utilización de materiales reciclados, se trata también de cuestionarse qué sucede al final del ciclo de vida de un producto, cómo se puede diseñar de forma que pueda reciclarse fácilmente, cómo poder mantener un producto en uso el máximo tiempo posible.
Nos debemos plantear el hecho de que estamos diseñando y produciendo productos para generaciones futuras, las cuales son mucho más conscientes del cambio climático y del efecto de la fabricación y el consumo desmesurado y que estos aspectos condicionan sus decisiones de compra.
En general hasta la fecha las empresas han sido reactivas, solo unas pocas se han posicionado como líderes y son las que han estado creando las prácticas de sostenibilidad en sus categorías, hablamos de compañías como Unilever, Ikea, Lego. En el sector de la moda, algunas empresas comenzaron a hacer sus pinitos ofreciendo colecciones eco a precios más altos que sus líneas de moda convencional, pero ahora empresas como Asda o H&M ya ofrecen productos sostenibles a precios regulares para llegar al consumidor que basa sus decisiones de compra en el precio. Con estos ejemplos vemos que algo se está moviendo y cada vez más empresas comunican sus intenciones en términos de sostenibilidad para sus respectivos negocios.
La importancia del packaging
Otra oportunidad es cambiar la concepción del packaging de los productos. Teniendo en cuenta que el Parlamento Europeo ha dictado una ley en la que obliga a las empresas a que el 30% del packaging sea de plástico reciclado a mediados del 2022, seguro que la mayoría de las empresas ya están planteando el cambio de este aspecto tan importante.
En paralelo al tema del uso de materiales en el packaging, la industria también puede jugar un papel educativo de cambio importante. Pondré algún ejemplo: en estos momentos, el consumidor piensa (porque la industria le ha hecho creer), que las cajas grandes tienen un mayor valor y sin embargo sabemos que muchas veces el producto en el interior no ocupa la totalidad de la caja contenedora y, sin embargo, seguimos optando por la compra de una caja de gran tamaño.
¿Qué sucedería si cambiamos esta creencia y no solo reducimos el tamaño del packaging a lo que realmente es necesario, sino que también hacemos que el packaging forme parte del producto o que tenga un segundo uso? Ojalá empecemos a ver nuevas propuestas en este sentido muy pronto.
Transformación de la cadena de valor
Otra oportunidad es la transformación de la cadena de valor. En este aspecto, la crisis del Covid-19 ha puesto de manifiesto la importancia de la diversificación de las fuentes de suministro y, a la vez, el consumidor es cada vez más consciente de la importancia de este aspecto porque es aquí donde la sostenibilidad juega un papel muy importante. Aquí se tratan aspectos como el nivel de emisiones de CO2, el cumplimiento del tratado de París, el famoso “New green Deal”, el suministro cercano simplificando la cadena de valor, los niveles de inventario y la necesidad de manejarlo de forma que permita la estrategia “just-in-time”. España importa de China el 15% de los productos de consumo y no tendrá más opción que revisar esta cifra a la baja.
Los retailers y consumidores exigen cada vez más la transparencia de datos sobre todo de las emisiones de carbono y condiciones de fabricación. En el caso de los retailers, el 70% de ellos ya han cambiado las fuentes de suministro para satisfacer los objetivos de sostenibilidad de la Unión Europea y el 30% restante se plantean hacerlo en un futuro cercano.
La Unión Europea tiene el objetivo de reducir las emisiones de CO2 un 80% en 2050, esto requiere un cambio radical en la manera como se manejan los negocios a día de hoy en cuanto a suministro, operaciones y procesos de reciclaje. Las empresas que no se sumen a este objetivo serán penalizadas. Un retraso de 10 años en adoptar los procesos de la nueva economía puede representar un coste de 90 billones de euros en 2035.
Los consumidores también están interesados en comprar productos sostenibles y de cercanía, pero solo en Alemania, Suiza y Francia estarían dispuestos a pagar más por ellos.
No hablamos de aspectos sencillos, pero sí de grandes oportunidades, y si estos cambios se tratan de forma correcta pueden representar un gran avance para las empresas del futuro.