¿Qué es el slow marketing?
La tecnología debería ayudarnos a tener más tiempo libre, ya que hace que nuestro trabajo sea más fácil. Pero lo cierto es que ha resultado ser, en gran medida, lo contrario: los mensajes se multiplican y resulta cada vez más complejo gestionar todo lo que tenemos pendiente, que es lo que ocurre cuando queremos hacer el doble en la mitad de tiempo y con una cuarta parte de las personas necesarias.
El bombardeo es constante, tanto en las propuestas, ideas y peticiones que nos llegan como en las que nosotros queremos hacer llegar a los demás. Y al final lo único que conseguimos es una saturación en la que ninguno de estos mensajes resalta y se pierden oportunidades simplemente por nuestra incapacidad tanto de verlas como de hacérselas ver a nuestros posibles socios.
Es aquí donde cobra sentido el movimiento slow. No es nada nuevo: surge de una propuesta del periodista canadiense Carl Honoré, que busca primar la calidad sobre la cantidad en todos los aspectos de nuestra vida: trabajo, alimentación, familia.
Aplicar algunas de estas ideas a nuestra forma de comunicar es una opción más que sensata. El objetivo no es conseguir una venta, sino establecer relaciones duraderas con nuestros socios y que la reputación de la marca se vea incrementada. No se trata de abandonar del todo el marketing convencional, sino de trabajar también con estas nuevas estrategias que permiten a nuestros clientes (y a nosotros) detenerse a considerar una idea durante el tiempo necesario.
Por ejemplo, podemos volver al mundo físico y dejar el virtual de lado para enviar propuestas en papel, con diseño cuidado y atractivo, o incluso organizar una serie de conferencias y presentaciones fuera del marco habitual de trabajo y a lo largo de una mañana, para así intercambiar ideas y reforzar nuestra reputación. Y eso sin buscar explícitamente la venta. El objetivo es que nos recuerden y que nos tengan en cuenta.
Esto vale también para los detallistas: ¿qué mejor forma de mantener a nuestro cliente en la tienda que organizar un evento sobre un tema que le pueda interesar y que tenga relación con nuestro negocio? En una tienda online no encontrará talleres y presentaciones con, por qué no, desayuno incluido.
Desde luego, el slow marketing también puede ser online. Sólo que en lugar de darle preferencia a los mensajes breves y perecederos de las redes sociales, se centra en dotar de contenido un blog que ha de ser algo más que un escaparate comercial de marca y producto.
Eso sí, hay que ir más allá de intentar deslumbrar al cliente con algo que simplemente parezca diferente a lo habitual. Se trata de dar prioridad a la conversación y averiguar sus necesidades reales, para poder ofrecer respuestas a largo plazo. Que confíen en nosotros. Que quizás compren menos, pero durante mucho más tiempo. Que nos escuchen porque escuchamos.