A la conquista de la Generación Z
Los millennials ya no son el único segmento de consumidores por el que las marcas se preocupan. Ahora tienen la competencia de la llamada Generación Z, formada por jóvenes entre 6 y 22 años que han nacido y crecido prácticamente con el smartphone en la mano. Se dice de ellos que son autodidactas, creativos y sobreexpuestos a la información, y se encuentran actualmente en su entrada al mundo laboral.
Las compañías ya han empezado a centrar su atención en dicha generación, un grupo demográfico que parece que será más complicado de comprender que los millennials y que se convertirán en los más importantes consumidores del mañana. Además, varios estudios concluyen que su poder adquisitivo es ya elevado a pesar de su corta edad (solo en Estados Unidos, estos consumidores mueven 44.000 millones de dólares en consumo anualmente).
Permanentemente conectados
Por las circunstancias tecnológicas en las que han nacido y crecido, los jóvenes de la Generación Z son mucho más nativos digitales que los de la Generación X, quienes aún pueden recordar algunos años sin móvil y ordenador. El smartphone es muy importante en su día a día, por lo que están siempre conectados y esperan que las marcas les puedan ofrecer, a través de él, experiencias en tiempo real.
Como los millennials pero en un grado bastante mayor, están obsesionados con la autenticidad y muy preocupados por su futuro. Además, son mucho más pesimistas y están mucho menos ligados a la permanencia de las cosas. El interés por el consumo de lo efímero y cambiante hace que prefieran redes sociales como Snapchat y servicios online como la economía compartida, el streaming o el cloud.
¿Cómo deben actuar las marcas?
Las marcas deben ser conscientes de la realidad que rodea esta generación si quieren llegar a ella y conectar con este tipo de consumidores. De este modo, es recomendable que intenten entender el mundo de estos adolescentes, ser abiertas, transparentes y dar lugar a que ellos participen y comuniquen, además de emplear su lenguaje y sus códigos comunicativos. Las compañías tienen que ser jóvenes, no basta con parecerlo. Tienen que ser modernas y entender realmente el mundo de estos consumidores.