¿Has oído hablar de la publicidad programada?
La publicidad, cuanto más segmentada y dirigida a un público en concreto, mejor. Mejor significa más eficiente que la publicidad vista hasta hoy. Por eso, la publicidad programada es una tendencia de marketing de la que se oirá hablar a menudo este 2020.
Si un anunciante puede saber qué hobbies tiene su comprador habitual, a qué dispositivo se conecta y el número de hijos que tiene en casa, ¿no será mucho más fácil dirigirse a él ofreciendo un producto en concreto, en lugar de mostrarle todo su catálogo y ver si acierta?
La respuesta está clara y por eso, la publicidad programada, aquella que lo sabe todo del consumidor y se dirige a él de forma concreta e intencionada, es una tendencia de marketing que no cesa en estos momentos. Por eso, los anunciantes ya no compran espacios publicitarios en función de franjas horarias, medios y formatos, sino que compran datos, o cookies, o algoritmos, como quiera llamarse, pero son datos útiles, que definen al comprador con el más mínimo detalle. Son datos que van desde lo más personal como la edad, el género, profesión o el rango salarial, hasta lo más rutinario como es el dónde compra, qué, cuánto y cuándo.
A la publicidad programática se le puede llamar de muchas maneras pero, en resumen, se trata de saber cómo navegamos en la red para, posteriormente, estudiar las tendencias de consumo y ofrecer publicidad personalizada. Por ejemplo, pasar por delante de una tienda y recibir una notificación con un descuento especial para ti. En exclusiva, en directo y precisamente al pasar por delante o cerca del establecimiento… ¿es casualidad? No. Se trata de la publicidad programada (también se le puede llamar Real-Time Data Exchange).
Aunque pueda parecer invasivo, lo es menos que la publicidad vista hasta ahora, ya que radica en detectar un interés real de alguien y no un constante bombardeo de mensajes publicitarios a cualquiera y en todo momento.