Entrevista a Víctor Mena y Celia Alba, autores del proyecto ‘Habitar la azotea’
5 de octubre de 2009
¿Cómo surgió la idea de cubrir o ‘ajardinar’ una terraza comunitaria?
La idea no fue casual, llevamos mucho tiempo interesados en las cubiertas ajardinadas; su concepto, beneficios, formas de construcción…, pero sobre todo nos hemos dado cuenta de la posibilidad que tienen a nivel de diseño. Ambos hemos enfocado nuestros estudios hacia el diseño y la bioconstrucción.
Al conocer las bases del concurso, buscamos una propuesta original donde introducir criterios sostenibles y decidimos aplicarlos a algo cercano a todos. Algo que hiciera mejorar la ciudad en la que vivimos, que fuera más o menos novedoso, pero real. Pensamos lo desaprovechadas y poco atractivas que son las azoteas de Valencia y en cómo nos gustaría que fuesen. De este modo, combinando para dar solución a estos espacios y el diseño sostenible que proponía el concurso, tomamos como ejemplo la azotea de una de nuestras viviendas y proyectamos en ella un máximo de actuaciones.
¿Qué aspectos positivos representa para el propio edificio y para el entorno?
Para el propio edificio los beneficios son notables, sobre todo en lo referente al confort de los usuarios. Con la aplicación de cubiertas ajardinadas se consigue un aumento del aislamiento térmico y acústico en la última planta. Dentro las mejoras alcanzadas en eficiencia energética, cabe destacar que se reduce el calentamiento de las cubiertas por soleamiento, lo que ayudará al mejor funcionamiento de las placas solares.
En una escala más grande afecta positivamente a varios niveles: hídrico, reutilizando el agua de lluvia para el riego de la vegetación, ya que cuenta con depósitos de almacenamiento; ambiental, ya que la presencia de más vegetación favorece la fijación de CO2, polvo y contaminantes atmosféricos que mejoran la calidad del aire; a nivel paisajístico, se transforma un escenario de antenas y chimeneas en un mosaico verde de naturalidad y vida; lúdico, porque se potencia la interactuación con nuestro medio, incluyendo vecinos y entorno más cercano; y a nivel social, dado que aparecen nuevos puestos de trabajo en la figura de personal de mantenimiento de instalaciones y de limpieza.
¿Existe algún tipo de peligro o elemento negativo que se haya de mencionar?
Peligroso para el edificio no hay nada en la aplicación de una cubierta ajardinada, lo que se tiene que tener presente es que se están incrementando las cargas en cubierta, por lo que se deberá aumentar la resistencia de la estructura. Por eso no en todas las cubiertas existentes se puede intervenir de esta forma.
Como elemento negativo lo único es que precisa de un mayor mantenimiento y mano de obra un poco más especializada. Sin embargo creemos que son aspectos muy asumibles, en comparación con los beneficios que aporta.
¿Es una técnica que se puede aplicar exclusivamente a un edificio nuevo o que ya se puede aplicar en edificios construidos?
Su aplicación es bastante más sencilla en obra nueva, ya que desde el inicio del proyecto se tiene presente y todos los inconvenientes se solucionan en el diseño.
En edificios existentes en los que se quiere incluir una cubierta ajardinada, su aplicación se hace más complicada, porque no todas las estructuras e instalaciones existentes podrán soportar las nuevas condiciones. Pero realmente si se quiere intervenir en un edificio de este tipo, es necesario realizar un estudio detallado de las características del mismo, valorando su resistencia, equipamiento, etc. Entendemos que para edificios de más de 30 años sería demasiado costoso.
¿Habitar la azotea es una forma de ganarle terreno al cemento en una gran ciudad?
Si, de hecho es el lema del proyecto 'Devolvamos al medio el suelo ocupado'. Es la forma de crear plazas verdes privadas para cada comunidad. Dentro del impacto que supone cualquier tipo de construcción para el medio, consideramos que esta es una buena forma de equilibrar un poco la balanza entre el gris y el verde.
¿Qué función puede cumplir una azotea ajardinada, aparte de la puramente estética?
¿Qué tipo de vegetación puede habitar en nuestras azoteas? ¿Dependerá de las zonas o existe algún tipo de vegetación que se pueda aplicar en todas?
La vegetación en cubiertas está limitada, en primer lugar, por la insolación, factor fundamental para el crecimiento vegetal; y en segundo lugar por el espesor del sustrato. Dependiendo de la carga asumible por la estructura, podremos introducir desde un estrato tapizante para espesores reducidos de pocos centímetros, hasta estrato arbóreo cuando se disponga de más de un metro de profundidad, sin olvidar la jardinería vertical, que puede aplicarse en casi cualquier lugar.
Como en cualquier jardín, la vegetación debe adaptarse a las condiciones climáticas de la zona, por lo que se tiende a utilizar la xerojardinería para reducir los requerimientos hídricos y el mantenimiento. Además, muchas especies de nuestros montes son capaces de vivir en condiciones extremas y espesor de tierra pobres, siendo muy interesante su utilización en estas azoteas.
Vosotros habéis realizado el estudio en la ciudad de Valencia. ¿Se podría extrapolar a cualquier otra ciudad española?
A otra ciudad española y al resto del mundo. Habría que tener en cuenta el tipo de vegetación de cada lugar, seleccionando especies autóctonas o mejor adaptadas a las condiciones ambientales. También debería de tener en cuenta la tipología constructiva, ya que no es lo mismo Valencia, en donde prácticamente todas las cubiertas son planas, que una ciudad del norte, donde la gran mayoría de las cubiertas son inclinadas. En este último caso las cubiertas si que se pueden ajardinar, pero evidentemente sin posibilidad de generar espacios novedosos.
¿Tenemos ejemplos conocidos en nuestro país o en el extranjero?
La cubierta ajardinada no es algo nuevo, ya desde la época de los jardines colgantes de Babilonia se ha utilizado esta solución constructiva. De hecho, en muchos lugares existe una cultura muy arraigada en este tipo de actuaciones, como por ejemplo en los países nórdicos, donde la arquitectura tradicional se vale de tejados vegetados. En la actualidad su uso se extiende desde integraciones paisajísticas como el conocido Balneario de Vals del arquitecto Peter Zumthor hasta aplicaciones urbanas, como por ejemplo el edificio del Banco Santander en Madrid o la cubierta del Chicago City Hall en Illinois. En Valencia, de hecho, el PAI del Grao, un barrio de nueva construcción, establece que se ajardine al menos el cincuenta por ciento de las cubiertas de las nuevas edificaciones.