Centro de Tratamientos de Residuos del Vallès Occidental (Barcelona)
14 de julio de 2009
En la parte superior de la montaña de Colcardús se encuentra lo que durante años se ha utilizado como depósito de masa de residuos. En él se ubican las captaciones de biogás y el tratamiento de los terrenos para evitar filtraciones de lixiviados y demás agentes. Esta parte se cerrará, y por tanto el residuo tendrá una entrada por la carretera, entrará en las plantas, y partir de aquí, se inicia lo que se llama un proceso donde habrá primero la segregación de los metales, la segregación de los plásticos y la retirada de textiles. A continuación, pasará a la nave principal, donde hay dos grandes trincheras que permitirán el secado de este residuo y la inertización, a través de una tecnología alemana que se llama rotopalas, que permite que temporalmente vaya moviéndose el residuo hasta que queda prácticamente sin ningún tipo de humedad.
La transformación del residuo en energía
“Este residuo después se empaqueta y se traslada al depósito de balas que tenemos en Cerdanyola”, explica Sánchez. Se trata de “una instalación importante ya que los efectos sobre le medioambiente del residuo no tratado son muy nocivos. La generación de lixiviados de miles de toneladas puede acabar afectando a los acuíferos, por ejemplo. En este sentido, la posibilidad de tratar todo el residuo y de inertizarlo es una de las garantías para evitar afectaciones posteriores, pero también la clave para que el residuo tenga un poder calorífico. “En el momento en el que se le retira el agua, el residuo que queda tiene un poder calorífico importante”, afirma Sánchez. La pregunta es: ¿Lo podemos utilizar como combustible? Según el presidente del consorcio, sí. “En estas jornadas de Reinnova estamos viendo experiencias en Tarragona, en Mataró, en Ayorca, y en buena parte de Europa donde trabajan las nuevas incineradoras como plantas de valorización energética”.
El residuo puede sustituir la necesidad de quemar residuos fósiles. “Creo que esto es un aspecto a tener en cuenta dentro de la política energética catalana y española, ya que somos absolutamente dependientes energéticamente. Para Sánchez, el residuo no va a solventar esta dependencia, pero la contempla como “una alternativa importante”.
El nuevo centro también contará con una planta de tratamiento de materia orgánica. “La fracción que separamos en las casas, que es materia orgánica, vendría directamente a ser tratada en esta planta para poder ser dispuesta como compostaje”.