Josef Albers en la Fundación Juan March
Adentrarse en los túneles del metro de Madrid un mediodía de abril como el de aquél domingo era enfrentar una experiencia terrible, dolorosísima, pero inevitable: me había entretenido en la tienda de regalos de la Fundación March, había quedado para comer y no quería llegar tarde...
Una vez dentro, descendiendo de nivel por las interminables escaleras de la estación, tuve una sensación espacial algo extraña: una perfectamente nítida percepción de cómo los distintos planos que se ofrecían a mi vista se superponían sin mezclarse, como si la tridimensionalidad del medio físico hubiera recuperado por un momento su frescura y su brillo ante mis ojos.
Pensé que era normal: Tras una hora contemplando los estudios y pinturas de Josef Albers (1888-1976), parecía que las neuronas que en mi cuerpo se ocupan de construir la visión estereoscópica estuvieran de fiesta, rejuvenecidas. Agradecidas por el regalo que les acababa de hacer, me brindaban esta renovada y brillante visión de aquello que me rodeaba. Como si el mundo estuviera recién pintado.
No siempre miramos lo que vemos, maestros como Albers nos recuerdan que nuestros sentidos son un regalo de la naturaleza. Su misión autoimpuesta como pedagogo siempre fue la de desarrollar una mayor capacidad de análisis visual en sus alumnos (Awareness). Creía que ampliando la capacidad de percepción de la forma, del color, de la textura del mundo que les rodeaba, sus alumnos podrían alcanzar mayores logros como artistas, como diseñadores.
Meditando tras la visita, influido por la profunda esencia espiritual de la abstracción que propone el artista, pienso que, en el fondo, el verdadero autor de cualquier diseño es la función, el desempeño para el que ha sido creado. El diseñador desaparece entonces como creador y lo que queda es alguien que busca: cuál es la solución más apropiada para un problema determinado. La respuesta será tanto más adecuada cuanto mejor satisfaga las necesidades planteadas. Hasta dónde sea capaz de llegar un diseñador en su búsqueda, este podría ser un buen dato que nos orientaría acerca de su valor. Pero se me ocurre que cualquier idea preconcebida a la hora de encarar un proyecto está definitivamente de más.
Un profundo análisis y un desapego auténtico de todo prejuicio. Curiosidad, conciencia de la ignorancia. Estar dispuesto a no ser capaz de responder a todas las preguntas, antes de empezar a construir/caminar. El proyecto/camino irá dando algunas de estas respuestas, y en ciertos casos, empezar a caminar/construir será la única manera de obtenerlas...
POST-SCRIPTUM: [Homage to the square] Disponiendo los cuadrados en un acorde cromático, siguiendo las mismas líneas de fuga que alguien que estuviera a punto de adentrarse en un túnel observaría antes de dar el primer paso...
Esta disposición asimétrica de las líneas de fuga tiene algo de referencia a lo real, a lo concreto (ese túnel en el que nos adentramos al contemplar el cuadro). Remite a un punto de vista antropomórfico sobre la línea del horizonte, que es algo específicamente humano, muy terrestre. Entre tanta lógica abstracta, esa referencia a un orden natural es un alivio, un mundo al que agarrarse para no perderse del todo en la forma.
La sucesión de colores, su disposición, casi siempre sugiere un movimiento hacia dentro, excepto en casos muy concretos como en Homage to the square: Frontal/ Forward. El título, explícitamente, pedagógicamente, afirma lo que el espectador ya siente como una extrañeza en la serie: el cuadrado central parece desplazarse hacia él.
“Liberar al color de la forma, en busca de una relación entre colores en clave de igualdad. La vibración se produce entonces entre ellos en función de su naturaleza interna, sin posibilidad de que intervengan los juegos de equilibrios y desequilibrios que introduciría una composición más elaborada. El papel de la repetición (Albers hizo muchas versiones del “Homenaje al cuadrado”) es igualmente regenerador, es un eliminador de impurezas. La percepción queda dispuesta, una vez superada la fase de “aburrimiento”, libre de prejuicios, al goce estético, a disfrutar y apreciar las mínimas variaciones sobre el mismo tema.”
http://albersfoundation.org
http://www.march.es