Al son de la vidriera
Las vidrieras pueden ser uno de esos elementos olvidados, sin embargo, en las ventanas de la capital del son y la salsa aún siguen retumbando. El diseño de la mayoría de estas ventanas siguen la composición modernista de la época, aunque en la parte más nueva de la ciudad también se asoman grandes bloques de hoteles siguiendo el estilo racionalista.
Resulta curioso que, en la mayoría de los restaurantes, se utilicen ventanas con vidrieras como se puede apreciar en las instantáneas que adjunto a modo de collage, técnica que aún sigue presente en el callejón de Hamel mediante el escultor y muralista cubano Salvador González Escalona,que transformó esta pequeña callejuela para plasmar y difundir los orígenes africanos de la identidad cubana.
En el post anterior, comenté que la luminancia y la percepción de color no son correlativas. Decía que el color r ojo o el amarillo no tenían una luminancia muy elevada, sin embargo, se percibían como si iluminaran más que cualquier otro tono como el azul.
Si observamos las vidrieras presentadas, se puede observar que, que en diversos casos, se repiten formas derivadas del rosetón. Parece que el color rojo, en mayor medida, se sitúa en un punto central, de tamaño pequeño respecto al resto y, después en las zonas altas y periféricas, se percibe el color azul, a veces combinado con el rojo.
Las vidrieras llegaron a su punto más álgido con las catedrales góticas. Si se observan detenidamente estas vidrieras, se aprecia que hay mucho azul-verdoso, un poco de amarillo yuna pequeña cantidad de rojo. A menudo, esta pequeña porción de rojo pretende llamar la atención, ya que el reparto espacial de estas vidrieras no es tan evidente, debido a que representan una imagen y no están tan pensadas para dar luz o filtrar:
Fotos (de izquierda a derecha) Color rojo respecto a la vidriera (%)
1ª fila 1 0,00
2 1,86
3 0
2ª fila 1 0,67
2 3,11
3 0
3ª fila 1 22,00
2 24,49
3 24,19
Tras analizar estas fotos, se puede observar que el porcentaje de los tonos rojizos es inferior a los del resto; más de la mitad no pasan del 5% y el resto no pasan del 25%. Parece que la posición de cada color está colocado a propósito. Mayoritariamente, los colores rojizos se sitúan en el centro y en la parte inferior y el resto de los colores se sitúan en la parte superior, abarcando la gran parte de la superficie vidriada.
Detrás de todo esto, se intuye una composición de forma, tamaño, posición y color. Esto debe ser como el ritmo de la salsa: sin la combinación de los timbales, el bongó, el güiro, el cencerro, las dos maracas y la conga, no se entiende la atmósfera del género musical.