Jardinería Mediterránea
6 de septiembre de 2005
Hay aspectos técnicos que ya son bastante conocidos: utilización de plantas de bajo consumo hídrico, riego por goteo, almohadillados, etc. A mí me gustaría poner sobre la mesa un aspecto capital: la sombra. Hay dos modelos de jardín: el claro en el bosque y el oasis en el desierto.
Hay aspectos técnicos que ya son bastante conocidos: utilización de plantas de bajo consumo hídrico, riego por goteo, almohadillados, etc.
A mí me gustaría poner sobre la mesa un aspecto capital: la sombra. Hay dos modelos de jardín: el claro en el bosque y el oasis en el desierto. Nuestros referentes culturales son el centro y norte de Europa y Norteamérica. Debido al clima, allá tienen muy poco margen para practicar la jardinería: talan un trozo de bosque y obtienen un claro con césped natural (sin riego automático). Para dar color hay pocas plantas de flor y tienen que recurrir a las coníferas de diferentes tonos de verde. Este modelo, que estamos hartos de ver en las películas, en el mejor de los casos se ha adaptado de la siguiente manera: piscina, césped, olivo, ciprés y palmera.
Se puede sustituir el césped por graba u otros tapizantes de menos consumo de agua; es una buena medida. Si hay restricción de agua también se puede reducir la superficie de césped. Si el decreto dice que sólo podemos gastar 1,5lit/m2 no podemos tener césped. O lo dejamos secar en verano, o plantamos Bermuda híbrida o Zoysia o concentramos toda el agua que nos atañe para la superficie de parcela que tenemos y la concentramos en un 20% de la superficie (normalmente la cercana a la casa). Así tenemos un 80% de jardín seco y un 20% de jardín verde. Esta solución está muy extendida (por decreto) en zonas de California (clima mediterráneo) y creo que es una buena solución.
Yo tampoco renunciaría del todo al jardín verde. Un jardín seco también puede ser muy bonito; cierto, si consigues convencer a los clientes. Pero un jardín seco, que los propietarios lo disfruten desde dentro de casa, con el aire acondicionado a todo trapo tampoco es una solución demasiado sostenible.
Hay quien define el jardín como un trozo de paraíso en la tierra. Para los nórdicos es un espacio abierto dónde entra la luz y el calor del sol. Para los árabes un espacio frondoso, fresco y con mucha agua (oasis en el desierto). Un ejemplo muy bonito lo encontramos en la Alambra de Granada. Nos atrae aquello que no tenemos. Por eso tampoco hace falta renunciar al jardín verde pero si reducirlo.
Tenemos que pensar que el césped es un gran consumidor de CO2 y polución y ayuda a bajar la temperatura del terreno. Se están empezando a hacer proyectos donde se reciclan las aguas grises de una vivienda con estanques-depuradoras de planta acuática (frescos y ornamentales).
Por todo ello, la propuesta de mi jardín mediterráneo ideal es una pequeña parte verde y frondosa y una gran parte seca. Todo él con mucha sombra. El agua para regar que provenga del estanque-depuradora. A ser posible, la vivienda con cubierta vegetal que aísla en el verano y en el invierno. Todo esto referido a los jardines privados y a los urbanos. Si hablamos de jardines periurbanos, es otra cosa. Una rotonda de fuera de la ciudad con césped con riego automático es un gasto en mantenimiento y en agua que ni los contribuyentes ni nuestros ríos nos podemos permitir.