La Agroenergética, una esperanza real
La agroenergética es una nueva faceta de la agricultura en la que se pretende la producción de biomasa mediante cultivos específicos y la transformación de ésta en productos energéticos de fácil utilización en los sistemas convencionales, en sustitución de los combustibles tradicionales.
Entre las propuestas de regeneración democrática e impulso económico que hemos podido leer (El Mundo, 10 de marzo de 2004) al hilo de las elecciones generales, una de ellas mencionaba el deseo de que el gobierno resultante de las urnas apostara resolutivamente por la producción y uso de fuentes de energía renovables y estimulase la creación de empresas dedicadas a tales fines. La apuesta y el estímulo se traduce, en nuestro sector, por un impulso decidido a las investigaciones de los cultivos energéticos y a las agroindustrias.
Las nuevas agroindustrias son una alternativa para la agricultura actual que puede dar nuevos usos y rentabilidades a tierras y cultivos afectados por la PAC. La agroenergética es una forma de la agricultura futura, una agricultura con proyección que hay que tener muy en cuenta. Los cultivos energéticos pueden representar el mantenimiento de buena parte de la actividad agraria, rescatando las tierras excluidas de cultivos alimentarios dada la generación de excedentes.
Dos millones de hectáreas de secano en España han abandonado la producción de alimentos a lo largo de la última década. Los cultivos energéticos son pues una gran expectativa; la agroenergética es una esperanza real. Su definición es la siguiente, según Jesús Fernández González, catedrático de Producción Vegetal, de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos, de la Universidad Politécnica de Madrid: "La agroenergética es una nueva faceta de la agricultura en la que se pretende la producción de biomasa mediante cultivos específicos y la transformación de ésta en productos energéticos de fácil utilización en los sistemas convencionales, en sustitución de los combustibles tradicionales." El adecuado desarrollo de tal empeño, según los informes facilitados por el catedrático citado, depende de los siguientes puntos:
- De la evolución de los precios y la seguridad en el aprovisionamiento de combustibles fósiles.
- De la identificación de las especies adecuadas para producir biomasa en las tierras agrícolas disponibles.
- De la puesta a punto de las tecnologías necesarias para hacer competitiva la producción de biocombustibles.
- Del interés de la sociedad por la conservación y protección del medioambiente.
- Del establecimiento de una política adecuada para estimular al agricultor y al industrial para iniciar esta nueva actividad.
Será necesario que los cultivos energéticos cumplan con características precisas para que la dedicación a tal área tenga pleno sentido, es decir, éxito duradero. Entre tales características, son prioritarias, por ejemplo, altos niveles de producción y costes reducidos; desarrollo adecuado en tierras marginales o marginalizadas; posibilidad de uso de la maquinaria agrícola convencional; mínima contribución a la degradación medioambiental; balance energético positivo; y facilidad para recuperar las tierras tras su uso, si es necesario.
Los beneficios de los cultivos agroenergéticos son fácilmente deducibles en las áreas económica, social, laboral y profesional. Sus variables, problemas y dificultades están siendo estudiadas por investigadores, catedráticos y técnicos de la altura del autor de los informes en los cuales nos hemos documentado. España no debe perder en ningún caso la pista de la agroenergética. Los responsables políticos deben apoyar los estudios y ensayos que sean necesarios, mimar a sus profesionales, atender minuciosamente a sus informes, probar con decisión sus conclusiones, dotar generosamente la marcha de su actividad y tener en el horizonte de mejora un futuro competitivo en la actividad agrícola española y en el bienestar laboral y social de nuestro país.
Creemos que esto es llenar de contenido la maltratada palabra "progreso", en un sector tan amenazado como el agropecuario. Un sector que es la base del mantenimiento vital, nada menos.