La agricultura superintensiva reduce la producción de Arbequina en Cataluña
El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural y las DOP Arbequina catalanas de Garrigues y Siurana presentan los resultados del estudio 'Mejora del rendimiento industrial de la variedad Arbequina'. En él, el clima, la agricultura intensiva y la gestión del agua constan como factores que limitan la producción de aceite.
El adelanto de la cosecha, el incremento de la superficie de cultivo con nuevos sistemas superintensivos y la transformación en riego de plantaciones tradicionales han influido en la bajada de la producción de aceite de arbequina de las dos DOP Arbequina de Garrigues y Siurana en Cataluña. A este hecho, hay que sumar las condiciones meteorológicas y el procesamiento a las almazaras, tal y como explica Juan Francisco Hermoso, del programa de Fructicultura del IRTA.
El estudio demostrativo 'Mejora del rendimiento industrial de la variedad Arbequina' se inició el diciembre del 2021 y ha analizado datos de muestras de olivas arbequinas de ambas DOP de los últimos doce años. Su objetivo ha sido identificar por qué la producción de aceite de arbequina ha menguado desde 2018.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores han recogido las condiciones de elaboración a las almazaras durante las tres últimas campañas oleícolas. Al mismo tiempo, han solicitado multitud de datos a las cooperativas, han registrado indicadores meteorológicos de las estaciones de la zona y han estudiado la generación de la grasa presente a la variedad arbequina en el centro que la IRTA tiene en Mas Bové, en el Camp de Tarragona.
La investigación recoge que la agricultura superintensiva y la transformación en riego de plantaciones tradicionales han aumentado la humedad de la oliva y reducido la proporción de grasa. Por su parte, la temperatura y la sequía afectan a la maduración de los frutos y la lipogénesis del aceite.
Así, olivas con más humedad y menos grasa, procesadas con el sistema que predomina a las almazaras, un sistema continuo de dos fases, han afectado la capacidad de extracción del aceite.
Hermoso aconseja a los agricultores de la oliva ajustar el grosor de la producción a partir de la segunda semana de noviembre, momento en que los frutos de la variedad arbequina tienen unos contenidos de grasa y de humedad adecuados; implementar sistemas de riego que optimicen el uso del agua; aplicar abonos según las necesidades específicas de los olivos y las condiciones climáticas de cada finca, y utilizar sensores y sistemas de monitorización tanto en el campo como a los molinos. De esta forma, el molino se podrá ajustar mejor a las condiciones de la oliva.