Trigo, tomate y tabaco: tres investigaciones punteras en España con edición genética
La Comisión Europea ha presentado la semana pasada su propuesta para regular estas técnicas como excepciones a los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) o transgénicos, lo que los obtentores vegetales ven como un primer avance tras un bloqueo de más de dos décadas.
Las nuevas herramientas como CRISPR-Cas, que modifican el genoma de la propia planta o introducen material equivalente, llevan años utilizándose en la investigación en España con grandes limitaciones, a la espera de que una futura autorización de sus productos abra la puerta a su comercialización.
Trigo
Aún así, se han desarrollado nuevas variedades como el trigo sin gluten logrado por el equipo liderado por Francisco Barro, del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Córdoba. Este tipo de trigo puede constituir una alternativa para aquellas personas a quienes se recomienda una dieta sin gluten por sufrir patologías asociadas a esa sustancia como alergias, sensibilidad o celiaquía.
Barro explica que han empleado la nueva edición genética para eliminar todos los grupos de proteínas que en el trigo provocan una reacción inmunológica en diferentes plantas; y actualmente están juntando todas ellas en un mismo genotipo mediante cruzamientos. Reconoce que están viendo la legislación más apropiada para registrar la nueva variedad cuando esté totalmente desarrollada.
“A nivel científico necesitamos un espaldarazo de las instituciones porque ahora mismo estamos casi con las manos atadas. No me rentabiliza la carga administrativa que conlleva pedir los permisos para poder ensayar en campo”, afirma el investigador, que destaca que en otros países como el Reino Unido basta una simple notificación.
Tomate
El científico Antonio Granell, del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (Ibmcp), del CSIC y la Universidad Politécnica de Valencia, ha obtenido líneas de tomates hipoalergénicos mediante CRISPR, así como tomates con mejor sabor y contenido nutricional. Granell apunta que han eliminado sistemáticamente las proteínas alergénicas más importantes y conseguido materiales que parecen capaces de crecer bien sin ninguna mayor incidencia sobre algunas enfermedades esporádicas.
En otros proyectos relacionados con el cambio climático, en concreto con las olas de calor que afectan a la producción, su equipo ha buscado variabilidad genética que permita proporcionar plantas que produzcan frutos incluso con altas temperaturas. En ese sentido, han generado nuevas líneas de tomates dirigiendo la edición genética a algunas ramas del metabolismo y acumulando algunos compuestos saludables.
“La ventaja de la edición genética es que puedes conservar el resto de las características de la variedad y modificar solo aquellas que te interesan. Eso tiene interés sobre todo para aquellas variedades de tomate con un valor en sí apreciado por el consumidor, como las tradicionales”, añade Granell.
Tabaco
Otro proyecto está sirviendo para mejorar el tabaco, de modo que se producen otros compuestos, en lugar de la nicotina, con valor añadido como antiinflamatorios y un uso terapéutico o medicinal.
Su coordinador, Diego Orzáez, señala que pretenden enriquecer la composición de las plantas con compuestos que tengan valor añadido desde el punto de vista industrial, farmacéutico o cosmético.
En el caso del tabaco, afirma que quieren modificar su uso final para que los agricultores “puedan seguir teniendo sus medios de subsistencia pero enfocándolos a usos más constructivos”.
Los resultados han atraído a la multinacional alemana Nomad Bioscience, que trabaja en España con el Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (Ctaex) en los ensayos de un edulcorante natural más dulce que el azúcar, además de probar un bioproducto en tabaco para el control de la salmonella.
Perspectivas futuras
Según una encuesta de la patronal europea de la industria de semillas Euroseeds, todas las grandes empresas del sector están llevando a cabo actividades de investigación y desarrollo con las nuevas técnicas de edición genética, junto al 86 % de las medianas y el 47 % de las pequeñas, aunque las mantengan en secreto.
La resistencia a las enfermedades y la adaptación al cambio climático son dos ejes fundamentales de la innovación en un sector que ve con buenos ojos la nueva propuesta de la Comisión, a la espera de que se vaya avanzando en la negociación.
En juego está que las compañías sigan investigando en la UE o que trasladen sus resultados a otros países con una legislación más favorable.
La directora de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove), Elena Sáenz, considera positivo que las nuevas técnicas se equiparen con las convencionales, pero critica que se prohíban en la agricultura ecológica.
Para el gerente de la Plataforma Tecnológica de Biotecnología Vegetal (Biovegen), Gonzaga Ruiz de Gauna, el texto propuesto va en la buena dirección, aunque todavía se debe trabajar en la concreción de los procesos de notificación y evaluación.
Según Biovegen, los avances en edición genética contribuyen a la mejora de los alimentos, como fresas con una vida más larga y aceites de oliva de más calidad, junto al desarrollo de biofactorías con las que se crean nuevos bioestimulantes, bioinsecticidas, aditivos alimentarios, vacunas y otros muchos productos.