Agrointeligencia al servicio del agricultor
Mariano Larrazabal. Consultor en Agromarketing Digital y Social Media – info@bialar.com
El agro llegó a mí antes que yo lo descubriera. Siento la profunda necesidad de ayudar a mi sector a transformarse digitalmente. Soy Ingeniero Agrónomo, Consultor en Agromarketing Digital y Social Media, apasionado por el Ecommerce. Ayudo a las empresas agroalimentarias de España y Latinoamérica a lanzarse del offline al online, adaptando el enfoque agrodigital a cada empresa.
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13/02/2019En internet hay cientos de artículos hablando de agrointeligencia. Pero, pocos que hablen de agrointeligencia al servicio del agricultor. Y es que se están olvidando del rol fundamental que tienen. ¿Cuál es el sentido de avanzar en Agtech si lo hacemos sin capacitar a quienes ocupan uno de los papeles protagónicos? El cliente. Seguro que si es agricultor coincidirá conmigo en que esto está yendo tan rápido que siente la necesidad de formarse para no quedar afuera. Estas son las claves de las que voy a hablar en este artículo.
¿Agricultor o científico de datos?
Y me dirán… Todo bien con esto de la digitalización del agro, pero ¿no estaremos pretendiendo que un agricultor se transforme en un científico de datos? ¿O sí?
La cuestión es que todavía en muchos países y en otros no tanto, aún no se termina de resolver si “está preparado un agricultor para este cambio”, o simplemente por medio de la presión del ecosistema digital del agro y tocando en cierta medida el bolsillo, pensamos que va a reaccionar.
Bueno, siendo optimista, planteemos el hipotético caso de que ‘Sí’ acciona hacia lo digital. De igual modo se nos presenta un tema más, la capacidad del agricultor o la de su equipo de trabajo en el campo de poder llevar a la práctica la transformación digital de su explotación. Y, además, que ésta se vuelva real, tangible en hechos a corto plazo.
Lo peor que puede pasar es que falle la aplicación de la tecnología y sea un fracaso para el agricultor. En esta situación, los errores se pagan muy caros, es difícil que vuelva a confiar.
Considero que todos ponen el foco en formar a los ingenieros agrónomos o profesionales del sector, lo cual está muy bien, pero en mi experiencia, son pocas las iniciativas que me encuentro de formar al cliente, al agricultor y ganadero, a los trabajadores del campo.
Y creo que ahí está el gran desafío. Todos los que formamos parte debemos capacitarnos y en esto también va el agricultor, ¿verdad? La realidad de los agricultores o ganaderos, no es igual para todos. Me refiero a que no todos cuentan con asesoramiento profesional o de especialistas. Por tal razón es importante que tengan acceso a formarse, que puedan conocer el manejo de las nuevas tecnologías agrícolas.
Es el eslabón que falta capacitar para unir la cadena de la digitalización del agro y como consecuencia de ello las empresas Agtech podrán mantenerse y avanzar, para que esto no caiga en saco vacío.
A veces pienso que, actualmente, puede ser más fácil que un agricultor compre una cosechadora a que implante agricultura de precisión en su campo o pulverice por medio de drones sus cultivos.
Y entonces…
Debemos preguntarnos ¿Por qué?
Porque ahí está la clave para el cambio. No hay confianza, claridad. Existe demasiada información y expectativas. ¿Estaremos haciendo crecer una burbuja Agtech? ¿Cuántas startups de las que actualmente están creadas y en funcionamiento sobrevivirán?
Tan solo el año pasado en Estados Unidos surgieron más de 2.000 startups agrícolas de alta tecnología y que han captado cerca de 2.000 millones dólares de capitales de riesgo (VC) proveídos por Google, Temasek y SoftBank con recursos que alcanzan los 150.000 millones, conformado por capitales de Japón, EE UU y Arabia Saudita, por mencionar algunos.
No sé a usted, pero a mí me vienen muchas veces a la cabeza estas preguntas. ¿Qué nos espera de aquí a una década? ¿También este sector caerá en una excesiva concentración del mercado?
Quizás, todo dependerá de la capacidad de conseguir clientes y fidelizarlos. Y soy muy insistente con esto, pero no me canso de repetirlo: Si tiene una empresa de startup es muy probable que también en gran medida dependa de ir más allá. Lo que quiero decir es, por el compromiso que tenga su marca en formar a ese agricultor que ha elegido su producto.
Es momento de pensar en un modelo de negocio que sea colaborativo entre empresa Agtech y agricultor. Pero colaborativo concienzudamente.
El sector agropecuario tiene tiempos más largos y complejos. Los diferentes procesos en los que interviene necesitan de una fuerte cuota de colaboración entre especialistas Agtech, agricultores y ganaderos, logística, comunicación y tecnología.
Cada vez son más las empresas agroalimentarias que hablan de innovación y pocas las que lo hacen. Todas buscan adoptar una cultura innovadora mediante herramientas ágiles que den respuestas a los desafíos de un mercado global en permanente cambio. El camino hacia la cultura de la innovación es muy reciente en las empresas agroalimentarias. Y el agricultor necesita ser parte de una cultura innovadora. ¿No cree?
La innovación en el campo puede partir de muchas cosas. Muchas veces es una idea y otras es algo que se observa.
Hoy empieza a ser común que las empresas brinden la opción a los agricultores de informarse y gestionar a través de una app o panel. Pero en ocasiones resulta contradictorio, ya que algunas de ellas todavía no se han transformado digitalmente. Sin duda, estamos ante un escenario muy interesante. Una nueva revolución agroindustrial nos espera.
A veces, el mercado no da una respuesta lógica y ahí es donde surgen las posibilidades de crear nuevas oportunidades de negocio agtech.
Sumarse a la evolución digital
Existe una urgente necesidad de todo el sector agroalimentario, de todos sus intervinientes, de unirse a la evolución digital. Estamos en medio de un proceso disruptivo de la producción agroalimentaria, similar a la ‘revolución verde’ o al movimiento que generó la incorporación masiva de la semilla genéticamente modificada en los años 80 y 90.
La digitalización en el agro ha cambiado las reglas del juego de las explotaciones agrícolas, de forma rápida, convirtiéndolas en más competitivas y sostenibles. Ha incrementado el uso eficiente de los recursos y potenciado su productividad.
Aquellos elementos que son relevantes para la actividad agrícola, los procesos, la maquinaria agrícola aplicada y otros sistemas involucrados en la producción agroalimentaria, son factibles de digitalizar e interconectar.
Todo tiene un objetivo. Obtener información de utilidad para conseguir una visión macro e integral de los procesos, lograr un mejor conocimiento de situación, para aumentar la sostenibilidad de la explotación y la eficiencia de sus cultivos. Aunque hay un punto por parte del agricultor que debe valorarse. El punto de eficiencia de su actividad agropecuaria.
Tienen que ser capaces de producir lo que el mercado demanda, de manera sostenible. Y así, consolidar el valor agregado de sus productos, evitando pérdidas en rentabilidad y proyectando su supervivencia. El futuro de su actividad.
Es clave introducir en el plan de inversión anual de cada establecimiento la incorporación de tecnología agrícola. Hoy, podríamos decir que ya es un elemento obligatorio para garantizar y optimizar la productividad agrícola, la producción de alimentos.
Hasta aquí, queda clara la importancia de formar al agricultor y sumarse a la evolución digital. Ahora avancemos un poco más y piense por un segundo como tomas las decisiones en tu día a día.
¿Piloto automático o transformación digital?
Si nos ponemos a analizar, un agricultor debe tomar aproximadamente unas cincuenta decisiones estratégicas por cada cultivo que pone en marcha. ¿Alguna vez se ha preguntado cuántas decisiones tomas por día en tu campo?
Realmente es prácticamente imposible determinar el número exacto, porque tomamos miles aunque no seamos conscientes de ello. Una gran parte las realizamos de forma inconsciente, como poner en marcha el tractor. En este caso es nuestro cerebro el que toma las decisiones en ‘piloto automático” tomando en cuenta todo el ‘historial’ de cada uno.
¿Y por qué lo hace? Simple, para evitarnos que nos volvamos locos. ¿Se ha imaginado qué hubiese pasado si en lugar de haber fertilizado con 100 kg de urea/ha, hubiese utilizado 200 kg/ha?
¿Se ha llevado la mano a la cabeza por no haber tomado la decisión correcta en tu campo? Seguramente muchas de esas decisiones que toma en su explotación agropecuaria o ganadera, sean en piloto automático.
La buena noticia es que ahora contamos con herramientas y elementos para el cambio. Coincidirá conmigo que hoy los procesos tienen una nueva dimensión.
Por poner un ejemplo: dentro de un campo es muy frecuente que la producción del mismo no sea homogénea. Quiero decir, hay zonas donde la producción es más alta y otras donde es baja.
Esta presencia de variabilidad en la producción puede depender de varios factores. Incluso puede ser por una errónea aplicación de fertilizante o por qué la semilla no tiene el vigor adecuado. También es inducida por diversos elementos, por mencionar algunos: una diferente composición del suelo, reserva de nutrientes, depresiones, agua estancada o áreas compactadas.
Ser capaces de comprender qué genera la variabilidad el campo, para luego encontrar los medios para solucionarlo o bien adaptar el proceso de siembra, fertilización, control y producción para disminuir las pérdidas y aumentar la productividad, es tarea de la agricultura de precisión (AP).
Esta transformación digital permite exportar datos que ayudan a que sus decisiones sean más asertivas y en tiempo real, aumentando su rentabilidad de una manera más sostenible.
Retorno a corto plazo
Y llegamos a un punto clave. Está claro que lo que limita en muchas ocasiones optar por la transformación digital es el grado de inversión que debemos realizar.
¿Cuantas dudas y vacíos se le presentan cuando comienza a analizar sus números? ¿Cuántas de sus preguntas son respondidas con argumentos y no con intuiciones?
Haciendo una lectura general las inversiones en acciones y herramientas de agrointeligencia tienen un retorno económico estimado, alrededor de un año o dos.
El tiempo es menor si lo comparamos con otras inversiones que se realizan en las explotaciones agropecuarias, teniendo en cuenta que muchas de ellas tienen un retorno que sobrepasa los 10 años. Si invierte en Agtech verá los resultados a corto plazo y la gran ventaja es que podrá modificar sus decisiones si es necesario. No tiene que esperar 10 años para amortizar el resultado de su inversión y poder pensar en otra.
Y si me pregunta por donde irá todo, le diré: Las tendencias en tecnología de las ‘startups’ son sin duda la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas y la robotización.
En mi opinión, las startups que se impondrán en el mercado agropecuario serán las que sean integrales, fáciles de implementar, intuitivas, con datos fiables, rápidos de interpretar y a bajo coste, sin descuidar la especialización. Y, además, aquellas que entiendan que la formación del agricultor es una inversión y apuesten por ello.