La sequía golpea a Andalucía, que reclama inversiones en desalación y regeneración
El informe se presentó en la ‘Jornada sobre el agua y la agricultura en Andalucía’, organizada en Málaga por San Telmo Business School con la colaboración de Sacyr.
Un informe elaborado por Feragua y presentado en Málaga en una jornada organizada por San Telmo Business School revela que la sequía dura ya seis años en Andalucía y cinco en el litoral mediterráneo, pero con una evolución especialmente preocupante en esta cuenca en los dos últimos años, con los embalses a la mitad de su media histórica desde 2012 y a apenas el 20% de su capacidad. En concreto, la cuenca mediterránea andaluza comenzó el actual año hidrológico (el pasado 1 de octubre) con un nivel de agua embalsada de sólo el 23% de su capacidad total, siendo la media histórica de los últimos trece años del 44%.
Esta negativa situación hidrológica se ha traducido en fuertes restricciones para el riego, que continúan, y que significan incluso la prohibición de regar en algunos sistemas.
Esta situación se produce, desgraciadamente, mucho antes de que se hayan ejecutado las inversiones en regeneración y desalación que, de acuerdo a la planificación hidrológica, permitirán acabar con el déficit hídrico de esta cuenca, la única, a priori, podrá resolver sus problemas de agua de aquí al 2039. Y es que, según siempre la propia planificación hidrológica, en los próximos 14 años la insuficiencia de recursos en las cuencas del Guadalquivir, Guadalete-Barbate y Tinto-Odiel-Piedras no sólo no se resolverá sino que se agravará en un 65%, pasando el desajuste entre la oferta y la demanda de 226 a 382 hm3, como consecuencia de la incidencia del cambio climático y el incremento de la demanda ambiental. Únicamente, el litoral mediterráneo se verá libre de esta limitación en la garantía y disponibilidad de agua, previendo la planificación hidrológica aprobada dejar a cero su déficit hídrico.
Esta reversión de su déficit la logrará la Cuenca Mediterránea Andaluza gracias a las inversiones previstas en infraestructuras de desalación y regeneración, que permitirán la entrada de 200 hm3 con los que se compensará el descenso previsto de recursos superficiales y subterráneos. Su perspectiva de futuro es, en este sentido, opuesta a la de la Cuenca del Guadalquivir, donde la proyección del organismo de cuenca es que el déficit hídrico casi se duplique y donde el potencial de aplicación de los recursos complementarios (desalación y regeneración) es mucho menor que en las cuencas litorales.
Pero de proyecciones no vive el regadío, y la realidad actual de la Cuenca Mediterránea Andaluza no puede ser más preocupante. Los embalses están por debajo del 30% de su capacidad en esta Cuenca. Sin embargo, las últimas lluvias -ha señalado el autor del informe, Francisco Carrasco- han extendido la percepción engañosa” de que “la sequía ha acabado” en Andalucía, cuando la realidad es la contraria y los recursos hídricos superficiales se encuentran en valores mínimos en la mayoría de sistemas de casi todas las cuencas, con una situación casi desesperada en el Guadalete-Barbate, con los embalses al 29% de su capacidad y muy preocupante también en el principal sistema del Guadalquivir, la Regulación General, por debajo del 28%.
Impacto sobre el sector agroalimentario
El informe pone de manifiesto el impacto de esta limitación en la garantía y disponibilidad de agua sobre las perspectivas de futuro del sector agroalimentario andaluz. Un sector que es el más grande de España y aporta el 17% del VAB regional industrial y el 10% del VAB agroalimentario nacional. Supone además el 13% del empleo del sector en todo el país y un 25% del empleo industrial en Andalucía. El informe pone de relieve asimismo que las más de 6.000 empresas de la industria agroalimentaria de la región suponen el 19% del total del sector nacional, la mayor cifra de las regiones españolas. En términos de innovación, el sector agro andaluz concentra el 10,3% del total de grupos operativos de la Asociación Europea de Innovación en materia de productividad y sostenibilidad agrícola. Por su parte, las exportaciones agroindustriales andaluzas suponen el 22% del total nacional, con un incremento del 39% en los últimos diez años. “La falta de disponibilidad de agua amenaza no solo las ventas de productos agrícolas andaluces, también el superávit comercial de Andalucía y, de forma fundamental, la cohesión y el equilibrio territorial, pues permite asentar directa o indirectamente a una cuarta parte de la población rural española”, ha explicado Carrasco.
Por todo ello, el estudio advierte de la necesidad de inversiones que corrijan esta adversa proyección hidrológica de futuro y apuesta por avanzar en un mix hídrico, con recursos de diferentes orígenes (superficiales, subterráneos, trasvasados y de la regeneración y desalación) suficientes y óptimamente integrados para atender las demandas, pero siempre teniendo en cuenta que los recursos complementarios tienen mayor potencial de aplicación en el litoral y que las soluciones para las cuencas de interior pasan por infraestructuras como presas y balsas de riego, que aumenten la capacidad de regulación, trasvases e interconexiones de recursos excedentarios que aumenten la disponibilidad de cuencas deficitarias, y obras de modernización de regadío, que ahorren recursos superficiales y permitan mejorar la gestión de los recursos hídricos disponibles especialmente en tiempos de sequía.
Según señaló José Manuel Cepeda, presidente de Feragua, en la inauguración de la jornada, la garantía de agua para todos los usos, y en especial para el regadío, “es clave hoy día, sobre todo tras la transformación de cultivos que está sufriendo Andalucía en los últimos años, donde el 75% de la superficie se destina a cultivos permanentes de arboleda, como: olivar, cítricos, frutos de hueso, almendros, arándanos y cultivos subtropicales de alto valor”.
El informe, que incide en la importancia de evitar el incremento de las demandas de riego mientras no se equilibre el déficit hídrico, excepto los contemplados en los planes hidrológicos, apuesta también por la renovación de infraestructuras del ciclo urbano del agua, que permita reducir pérdidas y fugas, y por fomentar la digitalización en todo el sector del agua con el fin de tener un control más detallado de las extracciones y conseguir cada vez más un uso eficiente y sostenible del recurso hídrico.
“La agricultura del regadío debe de ir de la mano de la tecnología y por ello, la I+D+i y la biotecnología son dos herramientas que permiten la búsqueda de soluciones tecnológicas, cultivos y técnicas agrícolas cada vez más eficiente en el uso del agua, resilientes ante el cambio climático y sostenibles con el medioambiente. Ello permitirá aumentar la productividad agrícola y fortalecer nuestro sistema agroalimentario de cara a futuros escenarios de escasez de agua o incremento de precios”, explicó Francisco Carrasco, que concluyó finalmente con la importancia de crear una cultura social de mayor aprecio y valoración de la actividad agrícola (de la que depende la garantía y soberanía alimentaria) y de propiciar el relevo generacional que garantice la continuidad y el dinamismo tecnológico y empresarial del sector agroalimentario en Andalucía.
Junto a la presentación de este estudio, la jornada acogió también un estudio de caso, centrado concretamente en el uso agrícola del agua en la comarca del Almanzora. Asimismo, se celebró una mesa redonda en la que participaron el secretario general de Agua, Ramiro Angulo, el presidente de la Junta Central de Usuarios de Almanzora, Fernando Rubio, el director de Contratación, Licitaciones y Desarrollo de Negocio Nacional de Sacyr Agua, Jesús Cabrero, y el responsable técnico de Feragua, Francisco Carrasco, todos ellos moderados por el secretario general de Feragua, Pedro Parias.