"Cosecho -al menos- lo mismo que mis vecinos pero con gastos mucho menores, un menor desgaste de maquinaria y menores inversiones"
Experiencias y casos prácticos en siembra directa: eficiencia y rentabilidad como principales objetivos
Carlos Molina y Pablo da Silveira
Asociación Aragonesa de Agricultura de Conservación (AGRACON)
05/07/2024En la siguiente entrevista se dan a conocer varios testimonios de agricultores convencidos de la siembra directa. Con realidades distintas, los tres coinciden en señalar el aumento de la eficiencia en la gestión de los recursos y la mejora de la calidad del suelo tras varios años practicando este sistema. Para afrontar el proceso de cambio que supone asimilar el 'no laboreo' han contado con el apoyo técnico de AGRACON, asociación pionera en España y muy activa en lo que respecta a la transferencia de conocimiento y el asesoramiento en campo.
¿Podrían describir el modelo de su explotación en cuanto a los cultivos que integran su rotación, el régimen de lluvias en su zona, altitud y cantidad de hectáreas que gestionan?
Jorge Fanlo.- Mi explotación se encuentra en Pina del Ebro (Zaragoza) a 160 metros sobre el nivel del mar (msnm). Son en total 200 hectáreas de cultivo, de las cuales 61 son de regadío a manta. En el secano hacemos cultivos de avena o centeno el primer año y el segundo año barbecho, con idea de probar el cultivo de camelina en el futuro. En el regadío tenemos cereales de invierno y de verano, alfalfa como leguminosa y girasol para ensilado. Además, tenemos 1.000 ovejas de cría estabuladas para la producción de carne.
César García.- Mi explotación se encuentra en la provincia de Segovia, entre los municipios de Cuéllar y Cantalejo, a una altitud de entre 860 y 900 metros sobre el nivel del mar, con una pluviometría media de 450 litros anuales. Trabajamos 200 hectáreas de terreno, todas de secano, donde cultivamos principalmente trigo y triticale como cereales, veza como leguminosa y girasol como oleaginosa. También hemos experimentado con cultivos de colza y alfalfa. Originalmente, me dedicaba también a la ganadería ovina, llegando a tener un rebaño de 800 ovejas, aunque actualmente desde que se jubiló mi padre, contamos con solo 70 ovejas churras.
Jesús Ortilles.- En mi caso, la explotación se divide en dos unidades, llegando aproximadamente a 400 hectáreas en total, divididas en dos zonas al 50%, una con una altitud de 400 msnm, en la zona árida del valle del Huerva, en los términos de La Muela, Botorrita y Maria de Huerva (Zaragoza). Tengo una pluviometría cercana a los 300 litros con una distribución muy irregular y muy afectada por la fauna cinegética (conejos), por lo que la rotación es muy básica, parecida a la tradicional, haciendo un año de siembra de trigo duro, cebada, centeno o triticale y al año siguiente barbecho con cubierta vegetal. La otra zona tiene más altitud, supera los 500 msnm con mejores condiciones (Jaulín, Fuendetodos y Villanueva de Huerva). Aquí hacemos una rotación de tres años, el primero con trigo duro o trigo blando, el segundo de cebada y el tercer año con rotación de cultivos alternativos, bien con leguminosas -veza, yeros o guisantes-, o incluso de barbecho con cubierta vegetal.
Jorge Fanlo Usón: “La mejor forma de empezar en siembra directa es después de un cultivo de alfalfa, ya que, si no lo has hecho mal en los forrajes, pasarán varios años sin compactarse y el suelo mantendrá una buena estructura”.
¿Cuál fue su toma de contacto con la siembra directa y desde cuándo la practica?
C.G.- Comencé con la siembra directa en el año 2017, un objetivo que tenía desde que me licencié como Ingeniero Agrónomo en la Universidad Politécnica de Madrid. Siempre tuve el interés de conservar el suelo y durante mi formación llegó hasta mí el libro de Carlos Crovetto, 'El grano para el hombre, la paja para el suelo', recomendado como lectura y que despertó mi interés por el tema.
Para empezar, alquilé una sembradora de la provincia de Zaragoza. Debido a los costos asociados al alquiler y transporte, me vi forzado, en cierto modo, a implementar la siembra directa en el 100% de mi explotación. Tres años después compré una sembradora de cereal marca Gil con monodisco de 3 metros de anchura, que es lo que me permitía mi economía. De todas formas, actualmente, con algunos trabajos a otros agricultores siembro 300 hectáreas al año con esta máquina.
Jesús, en su caso, ¿su experiencia fue similar o más gradual?
J.O.- Comenzamos con la siembra directa hace 11 años sin ningún conocimiento y haciéndolo mal, por lo que desistimos al tercer año, con una sembradora alquilada. Pero ya hace 4 años comenzamos a hacerlo de otra manera, sobre todo al descubrir a la asociación AGRACON a partir de las redes sociales y empezamos con este modelo de rotación que he mencionado. Luego compramos una sembradora Larrosa, combinada con abono, de 6 metros de anchura.
Jorge, ¿usted dispone de sembradoras de cereal y monograno propia?
J.F.- Sí, tenemos una sembradora de siembra directa de cereal de discos marca Agrometal de 3,5 metros de anchura, a la cual hice algunas modificaciones; y una sembradora monograno también de discos, de la marca Maschio Gaspardo de 4 filas a 70 centímetros entre cuerpos de siembra.
En las parcelas de regadío, sobre todo al comienzo, ¿tuvo problemas de compactación?
J.F.- Nosotros comenzamos en el año 2013 y en el 2015 ya pasamos al 100% de la explotación. Los primeros años, especialmente en tierras arcillosas y con mucha niebla, pueden ser complicados. Si por algún motivo en la cosecha de maíz has entrado con el suelo un poco húmedo, es mejor sembrar el cereal cruzado. Sin embargo, con los riegos y la siembra, las huellas de las rodadas van desapareciendo con el tiempo.
La mejor forma de empezar es después de un cultivo de alfalfa, ya que, si no lo has hecho mal en los forrajes, pasarán varios años sin compactarse y mantendrá una buena estructura. De todas formas, si esto no es posible, con una rotación normal de cereal de invierno y maíz también se puede.
César García de Lucas: “Como ganadero, sé que no puedo criar un cordero sin alimentar a la madre; de la misma manera, sé que no puedo tener una buena cosecha sin darle de comer al suelo. Es el suelo el que debe alimentar a la planta, no yo”.
César, como todo cambio, las transiciones no suelen ser fáciles... ¿Cómo fue el ambiente familiar durante el proceso?
C.G.- Le había hablado a mi padre sobre este sistema durante años, pero él no terminaba de convencerse, especialmente no confiaba en la sembradora de discos. Sin embargo, no hizo falta llegar a la cosecha; con solo verla trabajar por primera vez, quedó convencido y desde entonces no hemos vuelto a arar. Tuve la suerte de contar con el apoyo de mi padre en casa, el resto del mundo me da igual.
Jorge, ¿qué es lo que más le sorprendió a nivel de suelo, en la transición del laboreo convencional a la Agricultura de Conservación?
J.F.- La estructura del suelo, regar a manta y a los dos días poder entrar en el campo es impresionante. También dependiendo del año, la cantidad de riegos que necesitamos suele ser menor porque se conserva mejor la humedad. Por ejemplo, en mi zona es normal tener que regar para poder sembrar los cereales de invierno, pero en mi caso el primer riego suele ser en febrero, porque se mantiene mucho la humedad.
Jesús, usted mencionó que las lluvias suelen ser muy erráticas en parte de su explotación. ¿Qué importancia tiene la siembra directa en la cosecha y en la conservación del agua en sus campos?
J.O.- Es fundamental adaptarse a la pluviometría tan irregular que tenemos a lo largo del año. Los 300 litros de lluvia anuales pueden concentrarse en los primeros tres meses del año, dejando luego un período muy largo sin precipitaciones. En este contexto, la siembra directa es muy importante, ya que reduce significativamente la escorrentía en los campos, mucho más que la siembra tradicional, no tiene comparación. Esta reducción en la escorrentía ayuda a conservar el agua en el suelo, beneficiando a los cultivos durante los períodos secos.
Una de las principales ventajas de este método es la cubierta de paja que se genera sobre la superficie del suelo. Esta capa de paja protege el suelo, manteniendo la humedad por más tiempo.
César, su zona es la de mayor altitud. ¿Ha tenido problemas para gestionar las siembras en otoño?
C.G.- Generalmente, comienzo la campaña sembrando en seco y termino sembrando como puedo, ya que cuando empieza a llover hay terrenos más fuertes que tardan en secarse durante los días cortos. En cuanto a los residuos, hemos tenido años con producciones cercanas a las 8 toneladas de trigo y hemos podido sembrar sin problemas. La persona que me hace la cosecha, no me tritura demasiado la paja y hace un trabajo muy profesional. Además, para evitar problemas de alelopatía, cuenta con un distribuidor de granzas que asegura una distribución uniforme.
Jorge, ¿cómo hace para integrar el ganado ovino, que está estabulado, con la agricultura en sus campos?
J.F.- Nosotros no retiramos los restos de nuestros cultivos para las ovejas; utilizamos paja que empacamos en los campos de otros agricultores. Toda la paja generada en el campo se queda en la parcela. Es mucho residuo, hemos tenido rendimientos de entre 9 y 10 toneladas de cebada, luego otras 10 toneladas de maíz y al año siguiente sembramos el guisante sin problemas. Al principio, el proceso puede ser un poco más lento, pero luego la paja se descompone muy rápido.
De la misma forma, antes compostábamos el estiércol y lo utilizábamos como abono, pero ahora con niveles de materia orgánica cercanos al 3,5%, lo vendemos. En su lugar utilizamos harinas de rocas y fertilizantes nitrogenados como abonos.
César, ¿considera que son compatibles la ganadería extensiva y la siembra directa?
C.G.- Existe la creencia de que las ovejas no son compatibles con la siembra directa, pero no estoy de acuerdo. Las ovejas pueden pastar siempre que el suelo esté seco en la superficie. Hay que respetar dos principios: evitar el pisoteo del ganado cuando el suelo está húmedo y no agotar el pasto excesivamente, dejando siempre una cierta cubierta para el suelo.
Como ganadero, sé que no puedo criar un cordero sin alimentar a la madre; de la misma manera, sé que no puedo tener una buena cosecha sin darle de comer al suelo. Es el suelo el que debe alimentar a la planta, no yo.
Jesús Ortilles Lobera: "En este contexto de lluvias irregulares, la siembra directa es muy importante ya que reduce significativamente la escorrentía en los campos".
Es un cambio de paradigma importante. ¿Han experimentado algún cambio de visión al respecto de lo que representa un campo bien gestionado?
J.O.- El cambio ha sido brutal. Hoy al ver un campo con siembra tradicional junto a los nuestros, me provoca una especie de rechazo, si se puede decir así. Observo que la tierra está muerta, no tiene vida. Ha sido un descubrimiento que en tierras de un secano tan árido como este, al dar una palada en el suelo, aparecen lombrices. Estos años atrás era impensable.
César, en esta transformación de sistema, ¿notó alguna diferencia en el consumo de combustible desde que hace Agricultura de Conservación?
C.G.- Han pasado 7 años desde que comencé y en este tiempo he incrementado la superficie de cultivo; pero sé que, en mi caso, con el simple hecho de no arar, el consumo de combustible por hectárea se ha reducido considerablemente. Estoy encantado con el cambio de sistema: cosecho -al menos- lo mismo que mis vecinos pero con gastos mucho menores, un menor desgaste de maquinaria y menores inversiones.
Jesús, además de la fauna cinegética, ¿cuáles son las dificultades que se ha encontrado para incorporar cultivos alternativos a su rotación?
J.O.- No habíamos hecho nunca cultivos alternativos. Comenzamos con veza, nos dimos cuenta que en las mejores zonas se da bastante bien, pero tiene un problema. Al ser tan rastrera, teniendo producciones de 800 o 1.000 kilos/ha, se sufre al momento de la cosecha. En cambio, los yeros son menos productivos pero al estar más de pie se cosechan mejor. Por último, comenzamos este año con los guisantes y debido a la sequía es probable que no se puedan cosechar.
Jornada de campo de AGRACON en Lupiñén.
Actualmente, ¿cuál es la principal problemática de plagas que encuentra en su sistema?
J.F.- En algunas parcelas en regadío tenemos muchos problemas con las babosas y las caracolinas en la implantación de los cultivos. Hemos probado con cebos y con tierras de diatomeas, pero no es fácil su control. También vemos que el desbroce de los ribazos hace que se trasladen desde estos lugares hacia dentro de las parcelas, por lo que es importante detectar su presencia.
¿Cuáles son los desafíos que ve en los próximos años en su explotación?
C.G.- Veo un futuro algo incierto para los cultivos de primavera-verano como el girasol. En los últimos años, debido a la climatología, estos cultivos germinan bien, pero luego no llueve en todo el verano y el calor los afecta mucho. Por ello, me gustaría retomar el cultivo de colza. El éxito depende de la siembra y hasta ahora no he logrado buenas nacencias. Sin embargo, estoy más enfocado en los cultivos de invierno.
César García: “Como ganadero, sé que no puedo criar un cordero sin alimentar a la madre; de la misma manera, sé que no puedo tener una buena cosecha sin darle de comer al suelo. Es el suelo el que debe alimentar a la planta, no yo”
Jesús Ortilles: "En este contexto de lluvias irregulares, la siembra directa es muy importante ya que reduce significativamente la escorrentía en los campos"
Jorge Fanlo: “La mejor forma de empezar en siembra directa es después de un cultivo de alfalfa, ya que, si no lo has hecho mal en los forrajes, pasarán varios años sin compactarse y el suelo mantendrá una buena estructura”