La coexistencia del maíz tradicional con el OGM es posible y puede favorecer al primero
La coexistencia del maíz tradicional y transgénico, muy cuestionada hace más de una década, no sólo es posible, sino que siguiendo una serie de pautas, puede favorecer la producción del maíz isogénico. Así lo ha evidenciado Tereos Iberia, industria afincada en el Valle del Ebro quien ha llevado a cabo un proyecto de investigación junto con la Fundación de Innovación, Transferencia Agroalimentaria de Aragón, (FITA) la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, desarrollando un “Manual de buenas prácticas agrícolas, no químicas, para controlar el taladro”.
Trabajo en campo (i) y daños causados por la plaga del taladro en maíz (d).
Debido a su naturaleza cooperativista, Tereos Iberia, desde sus orígenes, trabaja en colaboración con los agricultores locales, preocupándose en la optimización de sus recursos. Desde el Departamento de Materias primas de la empresa se asegura que “esta colaboración no solo es estratégica, sino también vital para el éxito continuo de la empresa”.
La introducción del maíz transgénico a finales del siglo XX en el Valle del Ebro, (principal eje de actuación de Tereos) con variedades OGMs que permitían luchar contra la plaga de taladro, supuso un importante punto de inflexión en dicha empresa. Al destinar parte de su producción a alimentación, Tereos Iberia tuvo que diseñar y establecer un sistema propio de trazabilidad para garantizarse que el maíz que entraba en la factoría y procesaba ni era transgénico ni estaba contaminado.
De este modo, tras décadas de trabajo, Tereos Iberia ha demostrado lo que tanto se debatió durante la primera década del siglo XXI: que llevando a cabo una serie de controles y medidas adecuadas, el maíz isogénico puede convivir con el transgénico sin que el segundo contamine al primero.
Proyecto Vatama
Precisamente esta experiencia fue la que animó a Tereos Iberia a apostar en 2019 por un proyecto de investigación denominado VATAMA: Valoración y aplicación de herramientas y estrategias no químicas para la prevención de la plaga del taladro en el cultivo del maíz no OGM (Organismo Genéticamente Modificado). Dicha investigación se realizó durante cuatro años junto con la Fundación de Innovación, Transferencia Agroalimentaria de Aragón, (FITA); la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, FEDER.
De él se extrajo un “Manual de buenas prácticas agrícolas, no químicas, para controlar el taladro” y una de ellas es que, siempre y cuando se sigan una serie de medidas, la plaga causada por Sesamia nonagrioides y Ostrinia nubilalis se puede reducir gracias al maíz transgénico y cultivar, e incluso incrementar, el maíz isogénico o tradicional.
¿Qué es el taladro?
El taladro o barrenador del maíz es una plaga que ataca a dicho cereal y que puede producirse por dos lepidópteros: la Sesamia nonagrioides, una polilla que se caracteriza porque tiene hábitos crepusculares, y la Ostrinia nubilalis. La primera pone unos huevos en forma de esfera, al principio son de un color blanco-amarillento y con el tiempo se van tornando en anaranjado. Por su parte, los huevos de la Ostrinia nubilalis son de color blanco muy aplastados, y se pueden encontrar alineados, en masas de 20 ó 30 unidades, cubiertos por una sustancia cerosa, en la parte inferior de las hojas.
Según el proyecto VATAMA, la presencia de larvas de taladro no tiene por qué mermar el rendimiento o la calidad del maíz, todo depende del nivel de la plaga, que tiene que ser medio o alto para producir daños considerables. La verdadera pérdida en el rendimiento se produce cuando la planta es atacada en el momento en el que la mazorca se está formando y llenando, por ello, la clave reside en el nivel de ataque de las larvas de segunda generación y en el estado en el que el cultivo se encuentre en ese momento.
De ahí que una de las medidas más importantes a tener en cuenta es la fecha de siembra, así como la utilización de ciclos de la semilla y el clima. De forma general, según se apunta en el proyecto VATAMA, la pérdida por daños de taladro, en los niveles medio y alto en campo (20-100% plantas atacadas en el tallo), pueden suponer de 12 a 20 gramos menos de grano al 14% de humedad, que es el valor obtenido del análisis estadístico del año 2020 en el estudio socioeconómico y el que se ha ido repitiendo en ensayos de años anteriores y posteriores.
De este modo, los ataques a la mazorca no suponen necesariamente una pérdida de rendimiento, sino que depende del tipo del daño producido y son muy variables.
Con un 15% de mazorcas atacadas, la intensidad comienza a ser elevada y puede suponer una merma.
Según Manuel Márquez, gestor de proyectos de innovación en la FITA, “hemos valorado la merma real que produce la plaga de taladro y no siempre existe, sólo cuando hay una incidencia media alta y cuando se realiza un ataque concreto en la caña de la planta. El momento más crítico es cuando aparece la segunda generación de larvas y atacan al tallo de las plantas. Eso lo hemos comprobado varios años y en varias localizaciones”.
Por otra parte, la mazorca atacada no tiene por qué contar necesariamente con presencia de mohos y/o micotoxinas, según los datos analizados estadísticamente, aunque sí que ha habido muestras de mazorcas atacadas cuyo daño se asocia a moho y micotoxinas. Los resultados arrojan que la presencia de estas últimas está más relacionada con el moho producido por el daño del taladro, que por moho sin taladro en la mazorca.
El proyecto VATAMA ha evidenciado que una de las herramientas para controlar el taladro es el cultivo en mosaico de maíz transgénico con el isogénico o tradicional, siempre que éste último sea predominante y siempre y cuando se lleven a cabo una serie de prácticas como las siembras tempranas, el uso de semillas de ciclo corto, el laboreo y la pulverización de Bacilus thuringiensis (siguiendo la normativa establecida por el Ministerio de Agricultura).
El trabajo de vertedera realizado un invierno cada dos también es eficaz contra el taladro, aunque más difícil de ejecutar. Por otra parte, en el proyecto también se ha experimentado la lucha biológica de la Trichogramma brassicae contra la Ostrimia nubilalis (se hizo liberando a las avispas Trichogramma en unas cápsulas a través de un dron), sin embargo los ensayos no tuvieron los resultados esperados y esta técnica continuará en estudio.
Jorge Páramo (Director del Departamento de Materias Primas de Tereos Iberia): “Para nosotros es muy importante estar cerca del agricultor durante el desarrollo del cultivo porque nuestro objetivo es garantizar el éxito de una buena cosecha”
Manual de buenas prácticas
El proyecto VATAMA culminó con un “Manual de buenas prácticas agrícolas, no químicas, para controlar el taladro” que se focalizó en tres actividades: en estrategias para prevenir el taladro en maíces tradicionales; en la implantación del mosaico de convivencia entre el isogénico y transgénico; y, en realizar un estudio socioeconómico sobre la merma de rendimiento que produce la plaga del taladro.
Tras varios años de ensayos y de la consecución de conclusiones, las principales medidas que se recomiendan son las siguientes:
- Siembras tempranas: Es conveniente realizar siembras tempranas cuando la temperatura del suelo sea superior a 10º y el tempero lo permita. El objetivo es evitar el ataque de la segunda generación de larvas de taladros, que es la que daña de forma importante las cañas y las mazorcas y produce una merma en el rendimiento del maíz.
- Labor de vertedera en invierno (bienal): Cuando una parcela de maíz ha tenido una incidencia de taladro media-alta en la campaña anterior (principalmente de Sesamia nonagrioides) es recomendable realizar una labor de vertedera en invierno para reducir la población de larvas invernantes. Esta práctica retrasa y reduce la plaga sobre todo en la primera generación de la misma. La labor de vertedera no hay que repetirla dos años consecutivos, ya que el suelo puede perder su estructura. No obstante, con este trabajo hay que tener en cuenta dos inconvenientes: que el taladro causado por Ostrinia nubilalis se hospeda en plantas adventicias o cultivos de maíz adyacentes o fuera del cultivo, y que la vertedera también podría eliminar ciertos parásitos que podrían ser eficaces para el control biológico de la plaga.
- Uso de semillas de ciclos cortos: Siempre y cuando sea posible, y en función de las recomendaciones de GENVCE, se aconseja sembrar maíces de ciclo corto, ya que se ha comprobado que cuando las plantas alcanzan de forma temprana su madurez fisiológica, la segunda generación de taladros no produce tanto daño en los rendimientos del maíz.
- Lucha biológica: En maíces rastrojeros de segunda cosecha se ha demostrado que es eficaz la pulverización foliar de un producto biológico a base de Bacillus thuringiensis en el momento de la detección de las primeras larvas neonatas de taladro. Antes de aplicarlo, hay que consultar el Registro de fitosanitarios del Ministerio de Agricultura, para ajustarse a la dosificación, forma y periodicidad.
Desde el FITA, Manuel Márquez concluye: “Tenemos multitud de conclusiones técnicas, aunque la más importante y genérica es que nos ha permitido un conocimiento más preciso sobre el taladro y su comportamiento en las principales zonas maiceras de Aragón. La información científica documentada ha aumentado con creces la que ya se tenía a través de la bibliografía científica: hemos definido curvas de vuelo y los estadios de la plaga previos a adulto y las hemos podido relacionar con la integral térmica y la humedad relativa de cada anualidad. Y todo ello, nos ha llevado a definir una serie de estrategias agronómicas potencialmente implantables que son las que se recomiendan en el manual de buenas prácticas”.
Por su parte, Tereos Iberia en Zaragoza continúa apostando por la investigación para mejorar el cultivo y la calidad del maíz, un cereal esencial en determinadas zonas de Aragón del que se extraen productos y coproductos aplicables a muchos ámbitos de la vida cotidiana.
El director del Departamento de Materias Primas de esta industria, Jorge Páramo, asegura que “para nosotros es muy importante estar cerca del agricultor durante el desarrollo del cultivo porque nuestro objetivo es garantizar el éxito de una buena cosecha. En este sentido, consideramos muy positivo invertir en proyectos de investigación que se lleven a cabo en los mismos campos de nuestros agricultores para que, año tras año, nos ayuden a mejorar en metodologías y técnicas de cultivo que reduzcan el desarrollo de plagas y hongos, tratando de minimizar la aparición de micotoxinas y, de esta manera, asegurarnos la calidad del cereal que entra en Tereos Iberia”, concluye.