El precio en origen se apalanca en la climatología, crisis bélica y aumento de coste de los insumos
Juan Vilar Hernández, analista agronómico internacional, consultor estratégico y profesor de universidad de Jaén
24/04/2022Si nos referimos al planeta en su conjunto, de nuevo nos encontramos con una campaña muy similar a la anterior, algo más elevada, debido a las producciones en países como Grecia, Italia y, especialmente, Portugal, que ha batido su propio record, pasando a ser el cuarto país productor de aceite de oliva, de los 66 que actualmente producen, mientras que es el noveno en superficie. Esto pone de manifiesto la extremadamente alta productividad de sus olivares.
La demanda está sufriendo una caída muy acusada debido a las tendencias de precios en el lineal, que ha hecho que, por ejemplo, en España de nuevo el girasol desbanque a los aceites de oliva, y que los vírgenes hayan cedido ante los refinados siendo la brecha de consumo entre ambas categorías aun mayor.
En el entorno internacional, Estados Unidos y Brasil siguen tirando de la demanda, mientras que los países tradicionales, como Italia, Grecia, España, Túnez y Portugal, ceden posiciones en franjas de edad comprendidas entre 0 y 50 años. Este segmento es difícil de fidelizar para nuestros aceites. Por otro lado, la crisis bélica tendrás dos impactos, uno positivo, pues elevará el precio del girasol, lo que sería positivo para los aceites de oliva, pues este es su principal sustitutivo, pero con el factor negativo de la caída de demanda de Rusia, pues es el mayor productor no consumidor de aceite de oliva del mundo, junto a Alemania, Canadá y Reino Unido.
Por lo tanto, nos encontramos ante una campaña media tanto nacional, como mundial, con una evolución de precios sólida y solvente, que no se encuentra justificada por la demanda que no deja de caer, y que se siente exclusivamente respaldada por las expectativas de baja cosecha que podría acaecer el año próximo. Todo ello debido a las escasas precipitaciones y pernicioso clima que acontece, el incremento de los insumos en coste y la crisis bélica, y su efecto sustitución en las preferencias del consumidor. A la vez que, como se ha dicho antes, se mina la demanda en el segmento joven.