El cultivo de trigo duro en Castilla y León es una alternativa viable técnica y económicamente, aun teniendo en cuenta los condicionantes climáticos que se esperan las próximas décadas
Trigo duro: rentabilidad, sostenibilidad y medio ambiente en escenarios de cambio climático en Castilla y León. GO Adaptridur
Francisco Javier Velasco Emperador, Grupo BC Servicios 2011
Daniel Hernández Torres, Fundación Global Nature
06/10/2021El cultivo de trigo duro en las estepas cerealistas de Castilla y León no es un capricho, sino un nuevo recurso para diversificar producciones, riesgos y paisaje agrario; una oportunidad para fomentar cadenas de suministro cortas y flexibles en España, que garanticen el suministro nacional y aporten un valor añadido a la agricultura de la región; una materia prima algo más delicada de entender, pero que puede llegar a ser estratégica para la agroindustria castellano y leonesa si se trabaja con mimo.
Mimo implica entender tres aspectos clave: los parámetros agronómicos capaces de ofrecer rendimientos y calidad adecuados para su procesamiento y rentabilidad, los parámetros climáticos que pueden facilitar o dificultar esta tarea, y la manera de poder adaptar este cultivo a los demás elementos del paisaje agrario, de forma que la sostenibilidad de este nuevo nicho vaya de la mano del cuidado del medio ambiente.
Es por ello que se creó el Grupo Operativo (GO) Adaptridur, con Grupo BC Servicios 2011 (Cerealtosiro), Valduebro Sociedad Coop (Grupo AN), ITACYL y Fundación Global Nature como integrantes, y financiado por la Junta de Castilla y León (Dirección General de Competitividad de la Industria Agroalimentaria y de la Empresa Agraria de la Consejería de Agricultura y Ganadería) a través de los fondos FEADER (Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural), de la Unión Europea.
Los objetivos de este GO pasan por el desarrollo del trigo duro como alternativa de cultivo y herramienta para mejorar la competitividad de los productores primarios mediante la adaptación de las mejores variedades y métodos de producción para el cultivo del trigo duro de calidad en Castilla y León, cruzarlos con los impactos actuales y futuros del cambio climático, evaluar su desempeño con la biodiversidad del entorno, y con todo ello generar una estrategia que permita una implantación exitosa e integrada, ahora y en el futuro próximo.
El proyecto se ha apoyado en la agricultura de precisión mediante la utilización de una serie de estrategias y herramientas que permiten mejorar la productividad y aumentar la calidad del trigo duro, por ejemplo, a través del ajuste óptimo de las unidades fertilizantes mediante el uso de análisis de tierras, mapas de aplicación de fertilizante y mapas de rendimiento.
Se ha incidido también en la mejora de la eficiencia hídrica mediante la utilización de un software de gestión avanzado que proporciona recomendaciones de riego basadas en datos científicos reales sobre tipo de suelo, etapa de desarrollo del trigo duro, índice NDVI (obtenido tanto mediante la descarga de imágenes satelitales como mediante la utilización de drones) y condiciones meteorológicas actualizadas automáticamente mediante sondas de humedad y una estación meteorológica.
Toda esta información se descarga en un portal telemático en tiempo real, lo que ofrece la oportunidad de tomar mejores decisiones, más precisas y oportunas.
Figura 3. Herramientas y equipos de agricultura de precisión utilizados en el proyecto.
Estudio climático
Sin embargo, ¿pueden extrapolarse estos resultados al futuro cercano? ¿Se van a desarrollar condicionantes climáticos diferentes en los próximos 30 años que puedan poner en peligro la rentabilidad del cultivo? ¿Cuáles serán estos parámetros y cómo puede la agricultura reducir su vulnerabilidad a los mismos? Los impactos del cambio climático están aquí y han venido para quedarse. Conocerlos y proyectar su comportamiento a futuro a escala local está en el mejor de los intereses de la industria agroalimentaria.
De acuerdo con las proyecciones de cambio climático para el siglo XXI para diferentes escenarios en Castilla y León (AEMET, http://www.aemet.es/es/serviciosclimaticos), que provienen de la Regionalización AR5-IPCC, las temperaturas máximas, mínimas y precipitaciones en Castilla y León sufrirán cambios significativos durante el presente siglo, lo que afectará a la actividad agrícola.
Tomando como referencia el escenario RCP 6.0 (Representative Carbon Pathway), las temperaturas máximas en la Comunidad Autónoma de Castilla y León se proyecta que aumentarán alrededor de 2,5°C con respecto al inicio del siglo, el porcentaje de días cálidos alrededor del 25% y la duración de las olas de calor en 10 días aproximadamente.
Asimismo, con respecto a las temperaturas mínimas en Castilla y León, se proyecta que un aumento de alrededor de 2°C con respecto al inicio del siglo, el número de días de helada disminuirá en torno a un 35% (con alta variabilidad interanual) y el número de noches cálidas aumentará alrededor de un 25%.
Por último, atendiendo a las precipitaciones en Castilla y León, se prevé que disminuyan alrededor de un 10% en 2100 con respecto al inicio del siglo, el porcentaje de precipitaciones intensas se mantendrá constante, el número de días de lluvia descenderá alrededor un de 10% (aunque con gran variabilidad interanual) y la duración del periodo seco se proyecta que aumente alrededor de 2 días, de nuevo con gran variabilidad interanual.
En este contexto, se espera que la evolución de estas variables climáticas tenga consecuencias negativas que no serán compensadas con los efectos potencialmente positivos de otros parámetros (mayor concentración de CO2, estaciones libres de heladas, etc.), haciendo crecer la vulnerabilidad del sector agrícola en el futuro próximo.
Es por ello que, dentro del marco del proyecto, se ha desarrollado un estudio climático centrado en tres de las explotaciones piloto, un estudio capaz de entender los condicionantes a escala de explotación a los que se van a enfrentar agricultores y técnicos, el cual ha permitido identificar algunas de las medidas de adaptación más indicadas.
Gracias a las herramientas ACZ (AgroClimatic Zone Tool) y FVT (Farm Vulnerability Tool), desarrolladas en el marco del proyecto LIFE AgriAdapt (www.agriadapt.eu), los socios el GO Adaptridur han sido capaces de identificar los Indicadores Agroclimáticos Críticos (IAC) que afectan al trigo duro a escala local. Estos IAC son los parámetros climáticos (o combinaciones de parámetros) capaces de explicar las diferencias de rendimiento encontradas en el pasado reciente (útlimos 30 años), y que presumiblemente seguirán afectando a la producción en el futuro cercano (próximos 30 años). Con las proyecciones climáticas a futuro, se puede determinar si la frecuencia del indicador en cuestión va a aumentar o a disminuir, así como su potencial de cambio, para así evaluar la vulnerabilidad del cultivo de trigo duro a escala de explotación.
Algunos de los Indicadores Agroclimáticos Críticos identificados que incidirán en el cultivo del trigo duro en los próximos 30 años son: pluviometría (otoño/invierno, primavera, junio/julio), precipitaciones intensas (junio/julio), temperatura media (otoño/invierno, febrero, primavera, junio/julio), balance hídrico (otoño/invierno, primavera), días de helada (marzo/abril), nº de días con temperaturas máximas por encima de 30°C (mayo/junio, julio), periodos de sequía y olas de calor. Estos parámetros climáticos derivan en impactos sobre el cultivo como: reducciones en la tasa de crecimiento, desarrollo de la espiga y llenado del grano, pérdida de vitrosidad, falta de vernalización, mayor riesgo de afección por enfermedades fúngicas, asurado del grano o mayor incidencia de plagas y enfermedades; lo que conlleva, en definitiva, menores rendimientos y calidad del producto.
Un ejemplo de análisis de la evolución de los Indicadores Agroclimáticos Críticos para el cultivo trigo duro en una de las explotaciones piloto del GO (Finca Cristo de Villahizán), puede observarse en la Figura 4.
Figura 4. Evolución de Indicadores Agroclimáticos del pasado reciente (últimos 30 años) al futuro cercano (próximos 30 años) en la cuadrícula 68063. Finca Cristo de Villahizán (GO Adaptridur).
Buenas prácticas agrarias
A partir de estos estudios climáticos llevados a cabo en tres de las explotaciones piloto, se han determinado las buenas prácticas agrarias más exitosas. Más detalles acerca de ellas, así como de los parámetros climáticos que afectan al trigo duro en Castilla y León, pueden consultarse en el Manual de Buenas Prácticas para la Adaptación del Cambio Climático en el Cultivo del Trigo Duro en Castilla y León.
Conociendo las mejores prácticas agronómicas para el cultivo del trigo duro enfocadas a mejora de rendimientos y parámetros de calidad (contenido en proteína, vitrosidad), así como las prácticas más adecuadas para reducir la vulnerabilidad al cambio climático, el puzle para un manejo agronómico exitoso va tomando forma. Sin embargo, existe otro componente que, si no se estudia con cuidado, puede poner en jaque la rentabilidad del cultivo a largo plazo. Este componente es la compatibilidad con la conservación del medio ambiente y la biodiversidad.
Suelos fértiles, profundos y capaces de almacenar el agua de lluvia por largos periodos de tiempo, bacterias y hongos capaces de fijar y solubilizar nutrientes, o artrópodos y aves con habilidades probadas para control natural de plagas, son algunos de los elementos con los que conviene aliarse para asegurar la sostenibilidad del cultivo del trigo duro en el tiempo. Estos elementos se encuentran a veces perjudicados por determinadas prácticas agrícolas. Sin embargo, este GO Adaptridur ha demostrado que, adaptando algunas de ellas, la actividad agrícola podría ser aún más provechosa.
Para ello, también se ha llevado a cabo en al marco del proyecto un estudio del desempeño con la biodiversidad de tres de las explotaciones piloto con la ayuda de la herramienta BPT (Biodiversity Performance Tool), desarrollada en el proyecto LIFE Food&Biodiversity (https://www.business-biodiversity.eu/en/life-food-biodiversity). El principal objetivo ha sido determinar cómo cada una de las explotaciones se comportaba en relación a diversos indicadores relacionados con la conservación de la biodiversidad para, en los puntos con peor desempeño, desarrollar una estrategia de mejora basada en buenas prácticas agronómicas y de gestión de hábitats seminaturales.
Los indicadores de biodiversidad estudiados se agrupan en tres grandes bloques: prácticas agronómicas en la superficie cultivable, manejo de hábitats seminaturales no cultivables y dimensión social de la empresa. Algunos ejemplos de indicadores son: número de especies y variedades cultivadas (agrobiodiversidad), uso de productos fitosanitarios, uso de fertilizantes minerales, superficie cubierta con leguminosas, porcentaje de suelo desnudo, o tipos, calidad y distribución de hábitats seminaturales (bandas herbáceas, setos, árboles solitarios o barbechos), entre muchos otros. Una buena puntuación en este tipo de indicadores conlleva, de forma directa o indirecta, mejoras agronómicas como: diversificación de riesgos y fuentes de ingresos, mayores tasas de control biológico de plagas, fijación y solubilización de nutrientes, mayores tasas de polinización, mayores tasas de infiltración de agua, o aumento de la fertilidad del suelo, entre otras.
En la Figura 5, puede verse un ejemplo de los indicadores de biodiversidad analizados en tres de las explotaciones piloto, clasificados en puntuación del 0 al 3 (siendo 0 la más baja y 3 la más alta). Conviene recalcar que, la puntuación de los indicadores de biodiversidad, no se refiere a si un manejo agronómico es bueno o malo, sino que señala los puntos que convendría priorizar en caso de que el agricultor o empresa decida emprender una estrategia de mejora de la biodiversidad.
Figura 5. Resultados de indicadores de manejo agronómico en tres de las explotaciones piloto.
Conclusiones
Del análisis representado en la Figura 3 se podría extraer como conclusión que, para mejorar el desempeño con la biodiversidad de las explotaciones piloto, haría falta incidir de forma prioritaria en los aspectos con menor puntuación: superficie total tratada con productos fitosanitarios de síntesis química, utilización de métodos alternativos para el tratamiento de plagas o enfermedades, nº de variedades cultivadas, medidas específicas para la protección de especies, cultivos de floración masiva o porcentaje de leguminosas en la explotación (cada explotación con ligeras variaciones en los elementos a priorizar).
A partir de estos estudios de desempeño con la biodiversidad llevados a cabo en las explotaciones piloto, se han determinado las buenas prácticas agrarias más exitosas para crear sinergias positivas entre el medio ambiente y la producción agrícola. Se pueden consultar más detalles acerca de las mejoras prácticas para beneficiar y beneficiarse de la biodiversidad en el Manual de Buenas Prácticas para la Conservación de la Biodiversidad en el Cultivo del Trigo Duro en Castilla y León.
El GO Adaptridur ha conseguido demostrar que el cultivo de trigo duro en Castilla y León es una alternativa viable técnica y económicamente, aun teniendo en cuenta los condicionantes climáticos que se esperan las próximas décadas, y que existen manejos agronómicos capaces de compatibilizar rentabilidad y adaptación al cambio climático con el beneficio creado y recibido de aspectos ambientales como la conservación de la biodiversidad.
Los dos manuales citados anteriormente describen las 20 mejores prácticas que pueden hacer del cultivo del trigo duro algo provechoso y sostenible en el tiempo. Generalmente, son prácticas agronómicas y de manejo de hábitats seminaturales más sencillas de lo que cabría esperar, al alcance por supuesto de los agricultores y técnicos de la zona. Los integrantes del GO Adaptridur animamos a agricultores y empresas a consultarlas y evaluarlas, con el personal y técnicos de confianza, para valorar su implementación y seguir avanzando hacia una agricultura más rentable y adaptada a las nuevas condiciones climáticas y requisitos demandados por la sociedad. Una agricultura válida para el presente y el futuro de Castilla y León.