En comparación con el sistema de producción convencional, en ecológico los rendimientos son inferiores aunque eso no implica que los beneficios económicos sean menores

Si las leguminosas hablaran, posiblemente dirían que el desarrollo de la agricultura fue el comienzo de su declive y que antaño vivieron tiempos mejores. Como un reino en decadencia, sus dominios se fueron reduciendo de forma implacable, hectárea a hectárea, año a año, hasta llegar a desaparecer prácticamente el cultivo de alguna de sus variedades, conservadas hoy en los bancos de germoplasma, si han tenido suerte, y extinguidas en caso contrario.

Sirva este artículo para comentar unas líneas acerca de las leguminosas como cultivo que son. En el mundo agro todo el mundo sabe qué son las leguminosas, y definiciones de ellas hay varias… Aquella familia que tiene flores características con estandarte, alas y quilla… aquella familia caracterizada por tener un fruto tipo legumbre… aquella familia fuente de proteína vegetal… o también, aquella familia de cultivos a la que se valora mucho, pero curiosamente se la quiere muy poco, como alguien no correspondido en amores.

En términos generales, esta última definición refleja la triste realidad en las últimas décadas. El desarrollo de la agricultura en este último siglo ha sido algo maravilloso, pues se generalizó el abandono de la agricultura como actividad de subsistencia en pro de la mejora de la calidad de vida de los agricultores. En cambio, si las leguminosas hablaran, posiblemente dirían que el desarrollo de la agricultura fue el comienzo de su declive y que antaño vivieron tiempos mejores. Como un reino en decadencia, sus dominios se fueron reduciendo de forma implacable, hectárea a hectárea, año a año, hasta llegar a desaparecer prácticamente el cultivo de alguna de sus variedades, conservadas hoy en los bancos de germoplasma, si han tenido suerte, y extinguidas en caso contrario.

Sea cual sea su situación, nos gusten o no nos gusten las leguminosas, todos dependemos de ellas para comer, ya sea directa o indirectamente. Aunque según avanzaba la segunda mitad del siglo pasado fuéramos sustituyendo, en nuestra dieta, las legumbres por la anhelada carne; lo cierto es que para producir esta última necesitamos a las primeras.

Pero no todo es oscuridad y pesimismo en el mundo de las leguminosas, pues dependemos de ellas en muchos aspectos, fundamentalmente aspectos de tipo medioambiental, pero también en aspectos de tipo social y económico. Las leguminosas tienen unas características únicas que las hace fuertes y oportunas en momentos actuales como los que estamos viviendo. A modo de ejemplo de fortaleza, tanto para la gente familiarizada o no con el mundo agro, en el plato son bien valoradas como alimento saludable, alimento básico de la dieta mediterránea, que aporta numerosos beneficios a nuestra salud… ¡quién no ha oído esto en algún medio de comunicación!

La Unión Europea (UE) es consciente de la situación actual, con problemas como el calentamiento del Planeta, el aumento de la producción de CO2, la contaminación de acuíferos y ríos por nitratos, la pérdida de fertilidad de los suelos, la erosión y desertificación, el elevado consumo de energía no renovable, la pérdida de biodiversidad, la falta de rentabilidad en la actividad agraria… que se podrían resumir en una palabra: insostenible. Su significado es tan claro como contundente (según la RAE, Especialmente en ecología y economía, que no se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente).

El hecho de ser consciente de nuestros problemas es una evidencia de inteligencia, y como tal, la UE afronta estos problemas como retos. Como tal, la política y estrategia de la UE establece seis prioridades para el 2019-2024, una de ellas es el Pacto Verde Europeo, donde aspira a ser climáticamente neutra en 2050, y para ello establece una serie de medidas, entre ellas, la “Acción por el Clima”, la “Estrategia de biodiversidad”, o la medida “De la Granja a la Mesa”, que marca una serie de hitos a conseguir en 2030 entre ellos: reducir el uso de fertilizantes un 20%, reducir pérdidas de nutrientes un 50%, reducir el uso de fitosanitarios químicos un 50% y que el 25% de las tierras agrícolas se dedique a Agricultura Ecológica.

Paralelamente, la Política Agraria Comunitaria adapta la agricultura al Pacto Verde Europeo con la sostenibilidad social, medio ambiental y económica como lema. Para ello ha planteado objetivos específicos relacionados con los problemas y retos mencionados en párrafos anteriores, y que se materializarán en la nueva arquitectura de la PAC post 2020 con la condicionalidad reforzada, los ecoesquemas, y medidas del Programa de Desarrollo Rural.

Como ya se ha dicho, las leguminosas, ante esta situación, son únicas y son oportunas, pues tienen potencial para aportar mucho en la consecución de los retos, hitos y objetivos citados. Tienen algo que muy pocas familias de plantas pueden presumir de tener y desde luego las pocas familias que lo tienen, no es al nivel de las leguminosas. Como bien se imaginará el lector, ya sabrá que se trata del acceso a un bien escaso y apreciado por los seres vivos presentes en el ecosistema que forma el suelo, el nitrógeno.

Este elemento es casi tan abundante en la atmósfera como escaso en los suelos naturales. Gracias a su capacidad para fijar el nitrógeno atmosférico de forma eficiente, vía simbiosis con bacterias del género Rhizobium, las leguminosas proporcionan una serie de ventajas que precisamente serán claves en las próximas décadas para alcanzar los objetivos a los que se aspira. En el Cuadro 1 se citan las ventajas claves y su papel en los objetivos de la UE ya descritos. Hay que aclarar que las leguminosas por sí solas no pueden expresar el potencial deseado, necesitan complementarse con otras familias de cultivos en una rotación debidamente diseñada, trabajando en equipo.

Gracias a su capacidad para fijar el nitrógeno atmosférico de forma eficiente, vía simbiosis con bacterias del género Rhizobium, las leguminosas proporcionan una serie de ventajas que serán claves en las próximas décadas para alcanzar los objetivos medioambientales a los que se aspira

En esta línea, dentro del Mapa de Necesidades de I + i Agrario y Alimentario, el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL) ha llevado a cabo el proyecto PROMOLEG, “Promoción de las leguminosas en Castilla y León. Nuevas estrategias de diversificación de cultivos” (FEADER submedida 16.2, PDR CyL 2014-2020). Es un proyecto de colaboración público-privada en el que han participado 11 empresas del sector: Agropal, Agrotecnipec, Arlanza S. Coop, CAR Carrión, Copasa, Copiso, Grupo AN, Harinera Castellana, Coop. Del Campo Sto. Cristo de Reveche y Triticum Agro. Entre el 2017 y el 2020 se han evaluado líneas avanzadas de mejora y variedades comerciales bajo distintas técnicas agronómicas: fechas de siembra, densidades de siembra, inoculación con rizobium y micorrizas bajo diferentes sistemas de cultivo.

Los resultados obtenidos reflejan que la siembra otoñal es más productiva que la tradicional siembra primaveral, salvo en primaveras muy húmedas. El aumento de la densidad de siembra no se tradujo en rendimientos superiores a pesar de que visualmente los campos presentaban diferente aspecto. En cuanto a las inoculaciones se han observado diferencias de rendimiento según la variedad y tipo de laboreo. El comportamiento de las diferentes variedades de guisante, veza, alberjón y garbanzo ha sido diferente según el año y localidad.

Paralelamente, el ITACyL, ha participado y contribuido a poner a disposición del sector el fruto de trabajos obtenidos en investigación, mejora y experimentación desde hace décadas (Foto 1). A partir de nuestros recursos fitogenéticos se han obtenido hasta 25 variedades de judía grano, 8 variedades de guisante proteaginoso, 6 variedades de garbanzo, 2 variedades de lenteja y 2 variedades de alberjón.

Mención especial tiene la Agricultura Ecológica, sector creciente en la agricultura, que considera la “salud” del suelo la base de su producción, que potencia los procesos naturales y rechaza el uso de productos de síntesis química. No es casualidad que la UE se haya fijado en este sector como modelo de producción, ya que aporta sostenibilidad al medio agrario.

En el sistema ecológico, las leguminosas están volviendo por sus fueros. Si la rotación de cultivos es la técnica básica de producción de cultivos, que estructura la actividad de cualquier explotación agraria, no se entiende ninguna rotación sin la presencia de leguminosas. Hasta tal punto, que hay autores que proponen como rotación a seguir la alternancia de cultivos leguminosa–no leguminosa–leguminos–no leguminosa- … Cierto es que en determinadas situaciones haya que disminuir la frecuencia de cultivo de leguminosas en la rotación, ante la presencia de enfermedades condicionantes del cultivo, por ejemplo.

Ya se ha comentado que el nitrógeno es un bien escaso en un suelo natural, de cualquier bosque, por ejemplo. En agricultura ecológica el suelo cultivado se comporta como un suelo natural, donde el balance de nitrógeno (y de otros nutrientes) es clave para conseguir cosechas razonables. Salvo que disponga de estiércol ecológico, las leguminosas son decisivas en este aspecto, al introducir en el agroecosistema este nutriente principal que, en general, está muy relacionado con el rendimiento de nuestros cultivos.

Si la agricultura, llamada convencional, prescindió en su día de las leguminosas, poco a poco la agricultura ecológica va creciendo en superficie y va demandando esta familia de cultivos. No solo eso, está poniendo en valor recursos fitogenéticos autóctonos, adaptados a las condiciones de su zona de origen gracias a la selección hecha por nuestros ancestros generación tras generación. Esto resulta ser algo fantástico, es volver a los orígenes.

Si la Revolución Verde trajo variedades muy productivas que conquistaron nuestros campos, extinguieron variedades locales, y las que se libraron, fue gracias al buen hacer de la Administración y de los agricultores por salvar su patrimonio, ahora, la Agricultura Ecológica las demanda para que reconquisten sus reinos. España, en cuanto a biodiversidad, puede presumir de ser una potencia en Europa y resulta gratificante el ver cómo se usan, cómo se demandan nuestros recursos fitogenéticos conservados en bancos de germoplasma, especialmente en leguminosas grano, que fueron las grandes perdedoras.

En Castilla y León las estadísticas que maneja el ITACyL reflejan esta situación. De las casi 19.000 has de superficie ecológica en 2008, en 2019 se ha triplicado, llegado casi a 60.000, destacando las provincias de Zamora y Valladolid con el 24% y 20% de la superficie, respectivamente. En referencia a las legumbres, en 2013 se cultivaron unas 3.000 has y en 2019 se superaron las 5.500 has, lo que supone un 9% de la superficie, siendo Zamora la que destacó con unas 2.000 has, seguida de Valladolid con la mitad de superficie, prácticamente.

Queda claro que actualmente la agricultura ecológica es un modelo productivo en auge, que no solo proporciona beneficios económicos. Evidentemente también proporciona beneficios ambientales y sociales. Los productores ecológicos que viven en el medio rural, abogan por ofrecer a la sociedad productos variados y saludables, productos de proximidad, con baja huella de carbono, que les permite obtener rendimientos económicos justos realizando una actividad de bajo impacto ambiental.

Ya se ha comentado lo vital que son las leguminosas en la producción vegetal, pero no solo eso. Gracias a la gran tradición de legumbres en Castilla y León (de hecho, es la comunidad autónoma que cuenta con mayor número de figuras de calidad) la agricultura ecológica puede ofrecer una amplia variedad de legumbres que el consumidor identifica como alimentos sanos y saludables.

El ITACyL, dentro del programa de Agricultura Ecológica perteneciente a la Línea de Sistemas de Producción, Sostenibilidad y Rentabilidad de las Explotaciones, a través del proyecto PROMOLEG, ha realizado ensayos bajo sistema de producción ecológica, evaluando variedades, densidades de siembra y fechas de siembra. A diferencia de los ensayos llevados a cabo en sistema convencional, no es tan clara la diferencia de rendimientos debido a la fecha de siembra.

En cambio, al igual que en convencional, no hay diferencias debidas a la densidad de siembra, según los resultados obtenidos. En comparación con el sistema de producción convencional, el ecológico produce menos de forma significativa, los rendimientos son menores, aunque eso no implica que los beneficios económicos sean menores. Sí son mayores los beneficios ambientales.

No solo queda aquí la actividad del ITACyL en cuestión de leguminosas, pues en la nueva Plataforma de Dinamización Agroalimentaria siguen siendo estratégicas. Si bien se ha hablado de las leguminosas para su aprovechamiento en forma de grano, no menos importante es su aprovechamiento como forraje (foto 2). El sector forrajero ha aumentado y así lo refleja la superficie de forrajes en Castilla y León, que se duplicó en la década pasada. En este campo las leguminosas constituyen la familia más cultivada, suponiendo aproximadamente dos tercios del total cultivado.

Cultivados tradicionalmente los forrajes, ya sea en forma monoespecífica o en forma de cultivos mixtos, veza con cebada (por ejemplo), los forrajes contribuyen a paliar el déficit proteico que sufrimos desde la recesión del cultivo de leguminosas grano. Dado que son muchas las especies que se pueden aprovechar en forma de forraje, éstas aportan biodiversidad al agroecosistema, lo que se traduce en sistemas productivos más estables y sostenibles frente a las amenazas que representan el cambio climático o la erosión de los suelos.

Actualmente el ITACyL tiene en marcha un proyecto de título “Nuevas estrategias de diversificación de cultivos: cultivos intercalados para la producción sostenible de forrajes de calidad (FEADER submedida 16.2, PDR CyL 2014-2020). Este proyecto se focaliza en la producción sostenible de forrajes, en sistemas de producción ecológica y sistemas agroforestales, evaluando variedades locales y mezclas de cultivos, tanto herbáceas como arbustivas, donde las leguminosas tienen un papel crucial.