Los presupuestos públicos dedicados a la agricultura en el mundo se han reducido a la mitad en las dos últimas décadas
En todo el mundo, desde 2001, los gobiernos destinan menos recursos al sector agrícola, cuando en realidad la agricultura está contribuyendo a una mayor proporción del PIB mundial, según los datos publicados por la FAO en el seguimiento que hace del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados para la próxima década.
El índice de orientación agrícola (IOA) del gasto público compara la contribución del gobierno central de cada país a la agricultura con la contribución del sector agrícola al PIB de ese país, y establece una ratio entre ambos que denomina IOA. Si el porcentaje del presupuesto destinado a este sector es similar a su contribución al PIB ese índice sería de 1. En cambio, un IOA inferior a 1 indica una menor orientación del gobierno central hacia el sector agrícola con relación a la contribución a esa aportación del sector a la economía nacional, mientras que un IOA mayor de 1 indicaría que el porcentaje de gasto público en la agricultura es mayor que la contribución del sector a la economía.
A nivel mundial, tal como se refleja en el cuadro adjunto (elaborado por la FAO) el IOA viene disminuyendo de manera constante en los últimos 20 años, pasando del 0,42 (2001) al 0,26 (2017). Esto indicaría que el mundo no está en vías de alcanzar la meta 2.a de los ODS, que pide aumentar la inversión pública en la agricultura para propiciar su modernización, eficiencia y sostenibilidad. Más específicamente, desde 2001, la mayor parte de las regiones del mundo permanecieron sistemáticamente por debajo del índice 0,5, lo que supone que el presupuesto dedicado al sector está por debajo de la mitad de su contribución a la riqueza de los países. En particular, el África subsahariana y Oceanía (excepto Australia y Nueva Zelanda) registran los valores más bajos. Las regiones que han demostrado los valores más elevados son el Asia oriental y sudoriental, América del Norte y Europa, y Asia occidental y África septentrional. Sin embargo, en los últimos años, las tendencias de estas regiones también han descendido, alineando más sus valores con los de las demás regiones.
La disminución del IOA a nivel mundial generalmente se debe a reducciones en las asignaciones del gobierno a la agricultura, más que a una disminución de la contribución del sector agrícola a la economía. A partir de 2001, los gobiernos asignan a la agricultura menos del 2% de los gastos del gobierno central. El total del gasto agrícola fluctuó en torno al 1,6%. Por el contrario, la contribución del sector agrícola al PIB mundial aumentó efectivamente en el mismo periodo del 4,13% al 6,15%.
La desinversión en la agricultura y la importancia del sector para el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, particularmente en África, se reconoció en la Declaración de Maputo de la Unión Africana, de 2003. En esta Declaración, los países signatarios se comprometen a asignar el 10% de los gastos del gobierno a la agricultura y el desarrollo rural. Si bien muchos países no consiguieron alcanzar este objetivo, la importancia del gasto público en la agricultura también se reconoció en la Declaración de Malabo de 2014, en la que los países firmantes se comprometieron de nuevo a la meta del 10%.