Un sistema de Drones aplicado a la agricultura permite reducir el uso de herbicidas y ajustar el momento de cosecha

Hacer la agricultura más eficiente, inteligente y reducir en una enorme cantidad los químicos y herbicidas mediante un sistema de drones autónomos que intercambian información entre sí, es una de las aplicaciones en las que trabaja el experto en Inteligencia Artificial Alejandro Ribeiro.
Este investigador uruguayo es profesor de Ingeniería Eléctrica y de Sistemas en la Universidad de Pensilvania, Filadelfia, y sus intereses de investigación son las redes inalámbricas autónomas, el aprendizaje automático en datos de red y el aprendizaje colaborativo distribuido.
Alejandro Ribeiro explica, en una entrevista con Efe, que desarrolla un sistema que están poniendo a prueba en Uruguay y permite "monitorizar el campo sin necesidad de crear una infraestructura fija".
Este proyecto consiste en "un conjunto de drones que vuelan por todo el campo" e identifican con precisión las zonas en las que es necesario añadir herbicida.
Esa información se la envían al tractor o al granjero, lo que reduciría enormemente la cantidad de químicos, pues "hoy en día la manera en la que se tira herbicida es indiscriminada" y conviene reducirlo "por motivos ambientales pero también económicos".
Y es que el investigador insiste en que este sistema de drones saldría más barato pues, por una parte, la empresa productora se ahorra el poner una infraestructura fija, como podría ser "un sistema de sensores" que tiene el problema de que si se estropea uno "el sistema deja de funcionar" y necesitan revisiones y arreglos constantemente.
Por el contrario, continúa, si se estropea un dron los otros cubrirían su función.
Además, el sistema que plantea es móvil, por lo que un día se puede usar en un campo, pero al día siguiente en otro, con lo que los costes pueden compartirse.
La agricultura inteligente permite controlar diferentes aspectos como la cantidad de riego o "el nivel de actividad en el suelo" para "adaptar la semilla que se tira a la productividad del suelo", tareas que ya se realizan con imágenes satelitales, pero con una precisión de unos cien por cien metros, detalla el ingeniero.
"Un avión que vuele a ras del suelo te puede dar una precisión de 10 metros por 10 metros. Eso te permitiría mejorar la productividad del campo, pero hacerlo con pilotos es completamente inviable. Es ahí donde el dron entra en juego, en un sistema en el que no hay un humano que esté haciéndolo", precisa.
Ahora, los drones son controlados por una persona pero en este "sistema inteligente colaborativo" los dispositivos "operan de manera autónoma", de forma que el individuo solo tiene que ordenarles que resuelvan una determinada tarea y ellos lo hacen solos.
Además de controlar la cantidad de químicos, los drones le pueden comunicar al agricultor "cuándo cosechar mediante la medición de la actividad en el suelo", pues "cuando la planta está lista para cosechar, la actividad en el suelo disminuye".
También afirma que en Galicia, donde prevalece el minifundio, este sistema podría hacer más competitivos a los pequeños productores, pero admite que puede pasar mucho tiempo hasta que se generalice su uso, pues la operabilidad del proyecto tiene un horizonte de "diez años".
"El desarrollo de infraestructura autónoma" es el campo general en el que trabaja Ribeiro, que tiene otras aplicaciones como la de "buscar mediante drones a una persona que se pierde en el bosque, algo que con un solo agente llevaría mucho tiempo", indica.
El ingeniero ha ofrecido una conferencia magistral en el Congreso Europeo de Procesamiento de Señal Eusipco en A Coruña, titulada "Graficar redes neuronales", en la que ha abierto el debate sobre las numerosas aplicaciones para el control de sistemas autónomos colaborativos a gran escala y redes inalámbricas.