Aplicación variable de fitosanitarios en viña a través de mapas de prescripción
El pasado 13 de mayo se celebró en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona) una jornada técnica sobre la aplicación variable de productos fitosanitarios y cómo ésta ya está disponible para todos los viticultores. Organizada por la Universitat Politècnica de Catalunya, el evento demostró de forma práctica la aplicabilidad de mapas de vegetación para reducir el uso de plaguicidas y, con ello, la contaminación.
El futuro es sostenible y, en consecuencia, los cultivos también deben serlo. Para lograrlo, la agricultura debe avanzar hacia una reducción del uso de productos contaminantes y generadores de residuos: “La sociedad tiene retos y la ciencia puede darles respuesta a través del conocimiento. Debemos transmitir este conocimiento e implicar al sector. El compromiso de la Administración es también fundamental, pero la tecnología avanza tan deprisa que, en ocasiones, es difícil seguirle el ritmo. Por ello, la colaboración público-privada es imprescindible”, afirmo durante la inauguración Jaume Sió, subdirector general de Transferencia e Innovación Agroalimentaria de la Generalitat de Catalunya.
La jornada forma parte de la actividad ‘Demostración práctica de la aplicabilidad de mapas de vegetación para la aplicación variable de productos fitosanitarios en viña. Reducción del uso de plaguicidas y disminución de la contaminación’, operación 01.02.01 del PDR de Catalunya 2014-2020. En este contexto, la UPC colabora con varias empresas en el desarrollo de un proyecto general para mejorar la aplicación de fitosanitarios.
Obtención de mapas de prescripción
Fran García, director de Agromapping, afirmó que el objetivo de su empresa es acompañar a sus clientes durante el proceso de implementación de la agricultura de precisión: “Si no medimos, no controlamos. Si no controlamos, no conocemos. Si no conocemos, no podemos tomar decisiones, es decir, no podemos gestionar”, subrayó al iniciar su presentación.
Desde Agromapping han desarrollado un sistema de posicionamiento y control VRA para viña que se integra con la aplicación Dosaviña: “Las herramientas de teledetección nos permiten medir de una forma más precisa. Actualmente contamos con dos sistemas, drones y satélites. Con un dron la obtención de imágenes es a demanda, pero con un satélite los costes son inferiores y la periodicidad de información es mejor”.
Las plantas tienen una morfología propia y van evolucionando con el tiempo: “Desde Agromapping realizamos una teledetección pasiva, por lo que se necesita una fuente de luz que emita radiación electromagnética (el sol). La planta absorbe esta luz (energía absorbida) y la transmite (energía transmitida) o refleja (energía reflejada), y de ahí obtenemos los datos”.
Con este proceso, la teledetección con dron ofrece información del área proyectada con una resolución suficiente para discriminar vegetación, vigor, anchura, altura… “El resultado final es un mapa de vigor y un mapa de área que nos permite tomar las decisiones correctas”.
Sistema de aplicación basado en sensores a tiempo real
Javier Campos, doctorando de la Unidad de Mecanización Agraria de la UPC, presentó un equipo de aplicación variable muy novedoso. Para Campos, la caracterización de la vegetación es un aspecto clave para la aplicación de fitosanitarios: “Por ello hemos desarrollado un sistema de aplicación variable basado en sensores en tiempo real”.
Este sistema se ha logrado trabajando en una viña del Pla de Penedès (Barcelona) con la variedad Merlot, en una superficie de 5 hectáreas y estudiando 3 estados de vegetación distintos: “Hemos utilizado un prototipo de aplicación variable en base a mapas con equipos proporcionados por la empresa Topcon”.
Agromapping ha facilitado las imágenes aéreas y desde la UPC se ha medido manualmente en campo para comprobar los datos y se desarrolló un mapa de vigor zonificado: “Después del arduo trabajo de medición y de comprobación, trasladamos los datos a la app Dosaviña y desarrollamos el mapa de prescripción. Basándonos en él, hicimos la aplicación de fitosanitarios con el prototipo hasta lograr el mapa de aplicación real”, explica Campos.
Para la determinación de la precisión del prototipo se utilizó el software QGIS, se compararon los valores obtenidos en los mapas de prescripción y de aplicación real y se evaluó la calidad de la aplicación a través de un sistema de tolerancias: “En una primera fase estudiamos cuatro cifras de tolerancia (0%, 10%, 20% y 30%) y vimos que a tolerancia 0, la precisión era del 39%; a tolerancia 10, del 83,6%, a tolerancia 20, del 91,8%; y a tolerancia 50, del 98,8%. Vimos que gran parte de las áreas de menor precisión fueron las de intercambio de zonas debido a que la máquina debe cambiar de volumen de aplicación, por lo que los resultados fueron muy satisfactorios”.
Así pues, la actividad demostrativa ha mostrado ahorros potenciales en producto sanitario, agua y tiempo y ha permitido obtener una buena relación entre los valores obtenidos con el sensor multiespectral y los parámetros estructurales de vegetación: “Esta relación nos abre nuevas líneas de trabajo”, concluyó Javier Campos.
Retos futuros de la aplicación variable en cultivos 3D
Emilio Gil, director de la Unidad de Mecanización Agraria, fue el encargado de discernir hacia donde se encamina el futuro de esta tecnología. Para ello, hizo un llamamiento a la industria para que en el etiquetado de productos se cuente con una “expresión de la dosis de aplicación más clara y sin incongruencias” y subrayó que los mapas de vegetación son una tecnología que ya puede utilizarse: “Existen métodos fiables, prácticos y listos para usar para lograr una caracterización precisa de la vegetación.
La aplicación variable de líquidos se presenta como el futuro, pero para Gil ya es el presente: “Ya lo estamos estudiando, pero seguimos con el problema del caudal de aire y su mal mantenimiento. Asimismo, es importante que el viticultor tenga en cuenta que las características de la vegetación deben ser el factor fundamental para determinar el volumen y la dosis a aplicar”.
Durante la jornada se demostró, en la viña de l'Escola de Viticultura i Enologia Mercè Rossell i Domenech, el funcionamiento del sistema desarrollado por la UPC.
Además, estamos trabajando en la detección precoz de enfermedades a través del proyecto Optima”. El objetivo de este proyecto europeo es desarrollar equipos inteligentes de aplicación de fitosanitarios que permitan un uso seguro de los productos. La nueva tecnología que resulte contribuirá a hacer una distribución adecuada de los fitosanitarios en las necesidades de los cultivos y reducir las cantidades utilizadas, mejorando la calidad de los alimentos producidos y reduciendo los riesgos de contaminación medioambiental.
Por otro lado, Emilio Gil explicó que desde la UPC se coordina en el proyecto Innoseta. El principal objetivo es establecer una red temática autosostenible e innovadora sobre la protección de cultivos y el uso sostenible de productos fitosanitarios (equipos de pulverización, formación y asesoramiento) para contribuir a cerrar la brecha entre los numerosos proyectos de investigación europeos y la utilización y el aprovechamiento que los agricultores hacen de todo esto. El proyecto promueve el intercambio de nuevas ideas e información entre la industria, la universidad y los centros de investigación y la comunidad agrícola para que las soluciones científicas y comerciales existentes puedan ser ampliamente difundidas y aplicadas, a la vez que se identifican las necesidades del sector.