El uso de cubiertas vegetales es una necesidad, no una opción
Sistemas de manejo de suelo en olivar: las cubiertas vegetales
Gil-Ribes, Jesús A. y Márquez-García, Francisco
GI AGR 126 'Mecanización y Tecnología Rural'. Departamento de Ingeniería Rural. E.T.S.I. Agronómica y de Montes. U. de Córdoba
gilribes@uco.es; fmarquez@uco.es
06/05/2019Sistemas de manejo del suelo
Actualmente, el manejo de suelo más utilizado en el olivar es el laboreo en el que se roturan alrededor de 8-15 cm de suelo en profundidad y con labores cada vez menos frecuentes, pero que mantiene durante gran parte del año el suelo desprotegido y con unas elevadas tasas erosivas, figura 1. Los aperos más utilizados de labranza vertical son: cultivadores, vibrocultivadores y gradas de púas que trabajan a poca profundidad y que disponen de un bastidor que porta los brazos que en su extremo llevan las rejas.
En los cultivadores su peso por metro lineal de ancho determina la capacidad de penetración de la reja en el suelo y se clasifican en: ligeros (100 a 150 kg por metro lineal) y pesados (150 a 300 kg por metro lineal). También se clasifican según la forma de las rejas: escarificadoras, binadoras, cavadoras, aporcadoras y extirpadoras Se emplean fundamentalmente para el mullido de la capa superficial del terreno y la extirpación de malas hierbas (figura 2).
Las gradas de púas o rastras los brazos son dientes de sección circular o cuadrada que trabajan a profundidad reducida. En su parte trasera se coloca una cuchilla niveladora, que como complemento, va eliminando malas hierbas que se escapan a las púas (cenizos, grama, etc.). Producen la rotura de los terrones como consecuencia del choque de los dientes dando lugar a un desmenuzamiento importante y uniforme en la superficie del suelo. Se emplean para mullir superficialmente el suelo, para eliminar y romper la costra superficial, limpiar el suelo de malas hierbas en superficie, nivelar y alisar la superficie (Figura 3).
Dentro de este sistema de manejo hay que distinguir el laboreo a toda superficie y el semilaboreo con trabajo mecánico en el centro de las calles combinado con el control químico en los ruedos, figura 4.
En la tabla 1 se recoge la capacidad superficial, el consumo de gasoil y la potencia requerida por los aperos utilizados en el laboreo del olivar.
El sistema de no-laboreo consiste en mantener el suelo desnudo sin vegetación controlando las malas hierbas mediante la aplicación de herbicidas. Lo que origina que el suelo se mantenga desprotegido durante todo el año y normalmente muy compactado en superficie reduciendo de manera importante la infiltración de agua en el suelo y consecuentemente provocando unas elevadas pérdidas de suelo en regueros, figura 5.
Sin embargo, como ya se ha comentado con anterioridad, estos dos sistemas llevan implícitos altos riesgos de provocar la erosión del suelo que es el principal problema medioambiental del olivar español y mediterráneo, figura 6. Para proteger un suelo de la erosión y, además, reducir la escorrentía, hay que mantener el suelo cubierto con cubiertas, en general, vegetales vivas o inertes. Actualmente el uso de estas técnicas supone el 25% del total de la superficie de leñosos en España (ESCYRE 2018).
Introducción a las cubiertas vegetales
La técnica de las cubiertas vegetales consiste en mantener el suelo cubierto por hierbas vivas durante el otoño e invierno. A la llegada de la primavera es necesaria su siega, a fin de evitar su competencia por agua y nutrientes, permaneciendo el resto vegetal segado sobre la superficie del suelo.
En función de la forma de implantación de las hierbas, las cubiertas se clasifican en:
- Cubiertas espontáneas: formadas por hierbas procedentes del banco de semillas del suelo.
- Cubierta espontánea seleccionada hacia gramíneas: se deja crecer la vegetación y después se seleccionan las hierbas hacia gramíneas (cebadilla, bromo, ballico, etc.) mediante la utilización de fitosanitarios.
- Cubiertas sembradas: se siembran las hierbas, normalmente gramíneas (cebada, bromo, Brachypodium, etc.), aunque se pueden mezclar con leguminosas. El objetivo es que se autosiembren en años sucesivos al dejar una banda de ensemillado de medio metro de ancho de plantas vivas en el centro de la calle sin segar. Actualmente en Andalucía se está desarrollando un proyecto para mejorar la implantación de este tipo de cubiertas mediante el desarrollo de mezclas de semillas de especies autóctonas mejor adaptadas al olivar 'Grupo Operativo CUVrEN Olivar'.
Según la distribución de las hierbas, las cubiertas son:
- A todo terreno, ocupando toda la superficie del suelo, muy utilizada cuando las cubiertas son espontáneas, figura 7. Este tipo de cubiertas son las más comunes en la denominada agricultura ecológica.
- Disposición en bandas, es la posibilidad más común ocupando el centro de la calle, preferiblemente dispuesta de manera perpendicular a la línea de máxima pendiente. Más utilizada cuando las cubiertas son sembradas, figura 8, o seleccionadas hacia gramíneas, aunque también es usada en cubiertas espontáneas, figura 9.
Beneficios de las cubiertas vegetales
- Mejora de la transitabilidad: las mejoras en la estructura del suelo y la presencia de hierbas en superficie facilitan el paso de maquinaria, lo que hace que en años muy lluviosos las maquinas puedan entrar a recolectar en zonas donde si el suelo estuviera labrado no podrían. Por tanto, se acorta el periodo de recolección. Se recomienda pasar siempre con el tractor por las mismas pisadas a fin de compactar el suelo lo menos posible y a ser posible usar neumáticos de baja presión, figura 10.
Figura 10. Tractor frutero de un olivar intensivo con neumáticos de baja presión
- Disminución de los costes de producción y tiempos operacionales: con el empleo de cubiertas vegetales se disminuyen tanto los costes como el número de horas de trabajo en el campo si las comparamos con el laboreo. Dado que se mantienen o incluso aumentan las producciones, son más interesantes desde el punto de vista económico para el agricultor.
- Aumento del contenido de materia orgánica: las labores airean el terreno, lo que oxida la materia orgánica y se emite como CO2 a la atmósfera. Con el empleo de cubiertas vegetales no se produce este efecto, ya que no se labra. Además, la degradación de los restos vegetales sobre la superficie del terreno provoca la incorporación al suelo de carbono lo que aumenta los contenidos de materia orgánica en la superficie del terreno.
- Mejora de la infiltración de agua de lluvia: las mejoras en la estructura del suelo debido a dejar de labrar, hace que se pueda infiltrar más agua en el suelo. Esto hace que tengamos más agua disponible para el árbol.
- Disminución de la erosión: el resto vegetal protege al suelo frente al impacto de las gotas de lluvia. En la mayoría de las comarcas olivareras andaluzas, se han medido disminuciones medias en la erosión de más de un 80% respecto al laboreo.
- Aumento de la fertilidad del suelo: con las cubiertas se consiguen reducciones en el transporte de carbono, nitrógeno, fósforo y potasio superiores al 60%. De esta manera, se contribuye a aumentar la fertilidad de nuestros suelos y mantener unas aguas limpias al reducir el aporte de elementos nutritivos y fitosanitarios.
- Incremento de la biodiversidad: tanto los micro como macroinvertebrados encuentran en los campos manejados bajo agricultura de conservación un ambiente más adecuado donde alimentarse, reproducirse y desarrollarse, aumentando su número de manera importante. Por tanto, se contribuye a mantener la biodiversidad de fauna, que en la mayoría de las ocasiones es beneficiosa para nuestros cultivos, ya que soportan mejor depredadores naturales de las plagas.
- Mejora de la calidad del aire: la ausencia de labores y la supresión de la quema de restos de poda, que se trituran y permanecen en la calle, hacen que se disminuya de manera muy importante la emisión de gases de efecto invernadero precursores del cambio climático.
Tipos de cubiertas vegetales
Las cubiertas que se describen, a continuación, no son las únicas posibilidades que existen para cubrir el suelo, si bien son las más utilizadas.
Cubiertas espontáneas o de malas hierbas a todo terreno
Muy utilizada en agricultura ecológica, en aquellas parcelas donde las hierbas predominantes son gramíneas o especies de fácil control (relojito, margarita, manzanilla, caléndula, leguminosas, jaramago, etc.).
La técnica consiste en dejar crecer las hierbas existentes en el banco de semillas del suelo ocupando toda la superficie de la plantación, figura 11.
Se ha de tener especial atención con las hierbas de difícil control (malva, pepinillo del diablo, coniza), debiendo realizar tratamientos fitosanitarios localizados con mochila en caso de aparecer rodales con estas hierbas.
Cubiertas espontáneas o de malas hierbas en bandas
Estas cubiertas se utilizan en condiciones similares a las de todo terreno, salvo que se mantienen los ruedos del olivo limpios de hierbas mediante fitosanitarios, figura 12.
Los ruedos se mantienen limpios con aplicaciones en post-emergencia temprana, una vez emerjan las hierbas de otoño-invierno.
Cubiertas espontáneas seleccionadas hacia gramíneas en bandas
Este tipo de cubiertas espontáneas son muy utilizadas en aquellas parcelas en las que entre la vegetación espontánea predominan las gramíneas. La técnica consiste en dejar nacer las hierbas en otoño y con aplicaciones de herbicida hormonales que respetan las hierbas de hoja estrecha, se elimina la hoja ancha, quedando una cubierta a base de gramíneas.
La cubierta se implanta en el centro de la calle manteniendo los ruedos de los olivos limpios mediante la aplicación de fitosanitarios, figura 13.
La operación de eliminar las especies de hoja ancha se ha de hacer cuidadosamente durante los primeros años tras implantar la cubierta vegetal. Una vez predominan las semillas de gramíneas en el suelo, sólo nacerán especies de hoja estrecha, no siendo necesario repetir esta operación, salvo en el caso de que aparezcan especies de hoja ancha como jaramagos y malvas, muy habituales.
Las ventajas de este tipo de cubiertas son que producen mucho resto vegetal y protegen muy bien al suelo frente a las pérdidas de suelo y agua. Además, normalmente se siegan químicamente, con lo que se pierde menos agua que con la siega mecánica, en la cual las hierbas rebrotan. Además, el resto vegetal permanece en el suelo durante más tiempo.
Cubierta sembrada de gramíneas en bandas
Este tipo de cubiertas son muy utilizadas en aquellos suelos muy erosionados con escaso banco de semillas ó donde las especies predominantes son de difícil control (malváceas, pepinillo del diablo, coniza).
Esta es la técnica más sencilla y consiste sembrar en el centro de la calle alguna gramínea permaneciendo el ruedo del olivo limpio de malas hierbas mediante la aplicación de fitosanitarios, figura 14.
Las especies más aconsejables son: la cebada, avena, centeno (apto para suelos ácidos), el bromo, ballico, etc. Actualmente se está experimentando con cubiertas formadas por gramíneas de ciclo más corto, Brachypodim, algunos tipos de bromus, que se desarrollan antes al ser de ciclo muy corto y consumen menos agua, permitiendo una siega más temprana.
La siembra se realiza solamente el primer año, autosembrándose los años sucesivos la cubierta ya que al segarse las hierbas se deja una banda de ensemillado. Tras varios años de autosiembra (normalmente más de 5-6 años) pueden aparecer en nuestra parcela especies de gramíneas distintas a las sembradas y/o plantas de hoja ancha que por sus características no nos interesen, haciéndose necesario sembrar la cubierta de nuevo.
Las ventajas de este tipo de cubiertas son similares a las seleccionadas hacia gramíneas.
Cubiertas de restos de poda
Son poco utilizadas ya que para conseguir una correcta cobertura de suelo a partir de los restos de poda picados se necesitan olivos muy grandes y podas muy severas, ver figura 15. Además, se requieren aplicaciones de herbicida para erradicar las malas hierbas que crezcan entre los restos picados. Como ventajas más significativas destacar que este tipo de cubierta contribuye a aumentar el contenido de agua del suelo, al no evapotranspirar, y a incrementar el contenido de materia orgánica. Suelen utilizarse de manera combinada con cubiertas de hierbas vivas.
Métodos de siega de las hierbas
Siega mecánica
Es el método de siega más utilizado. Se usan desbrozadoras: de cadenas, figura 16, de cuchillas, de martillos las más utilizadas, figura 17, y de latiguillos. Las de cuchillas casi no se utilizan, ya que sobre todo en zonas con presencia de piedras se rompen fácilmente.
Se deben dar dos pases de desbrozadora, uno a finales de enero principios de febrero para que las hierbas no crezcan mucho y otro en marzo para eliminar las hierbas. Si tras el segundo desbroce vuelven a rebrotar, porque la tierra tenga mucha humedad, se recomienda un tercer pase.
Las desbrozadora de latiguillos, aunque algunos modelos están pensados para la siega de cubiertas, sobre todo se usan para el control mecánico en los pies de los árboles, figura 18.
Los inconvenientes que tiene este tipo de siega son:
- Menores producciones que con siega química: se suelen producir rebrotes de las hierbas que consumen importantes cantidades de agua, sobre todo en las cubiertas espontáneas. En cambio, con la siega química las hierbas mueren rápidamente con lo que se evita esa pérdida de agua y se mejora la producción.
- Menor protección del suelo que con siega química: al desbrozar la cubierta los restos quedan muy picados, por lo que se degradan más rápidamente. Aunque, actualmente, se han desarrollado prototipos por parte del GI “Mecanización y Tecnología Rural” de la Universidad de Córdoba dentro del proyecto de CPP MecaOlivar, cuyo fin es realizar un desbroce menos intenso sobre las hierbas, dejando los restos vegetales prácticamente inalterados sobre el suelo sin picar, figura 19.
- Posible aparición de especies difíciles de controlar: en la parcela se puede producir una inversión de flora y aparecer hierbas perennes con gran capacidad de rebrote (malvas, coniza) y especies rastreras (correhuela, pepinillo) que escapan al desbroce mecánico y hacen necesaria la utilización de fitosanitarios.
Siega química
Este tipo de siega consiste en controlar la cubierta mediante fitosanitarios, normalmente sistémicos. Los más utilizados: el glifosato, herbicida sistémico de translocación, de bajo impacto ambiental. Las dosis son de 1,5 a 2 litros de producto pudiéndose mezclar, en caso de existir hoja ancha, con oxifluorfén u otros hormonales, figura 20.
Hacer un control de las hierbas con fitosanitarios disminuye los riesgos de rebrote, a la vez que aumenta la permanencia del resto vegetal sobre el suelo, figura 21, lo que asegura una disminución de la evaporación de agua durante el verano y una excelente protección del terreno frente a las lluvias otoñales, generalmente de carácter tormentoso. El correcto mantenimiento y regulación del equipo, junto con la oportunidad de la aplicación y la dosis adecuada son claves en el éxito de estos tratamientos.
Dado que normalmente las hierbas no están distribuidas uniformemente sino en rodales, actualmente, se está iniciando el uso de barras con sensores de presencia de vegetación, que sólo aplican si detectan fotosíntesis, con lo que se realiza un tratamiento de precisión que permite ahorrar fitosanitarios, estos prototipos también han sido desarrollados dentro del convenio CPP Mecaolivar con fondos FEDER del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y en colaboración con la OIAOE, figura 22.
En ocasiones se acude al uso de pulverización centrífuga de bajo o ultrabajo volumen sobre todo en los pies de los olivos intensivos o en seto, figura 23.
Siega a diente
Este tipo de siega se utiliza en los olivares de sierra adehesados, poco productivos en los que se solapa la producción agrícola con la ganadera, que aporta unos ingresos extras muy importantes en estos cultivos poco productivos, figura 24.
Se debe hacer un pastoreo controlado, ya que de lo contrario será más el perjuicio que el beneficio. El ganado recomendado es el ovino, ya que el vacuno presenta mayores riesgos de compactación y el caprino suele dejar el suelo más desprotegido.
La mayor ventaja de este sistema es el estercolado que realizan los animales. El inconveniente de este manejo es qué al emplearse en zonas de montaña, los suelos suelen tener poca capacidad de almacenamiento de agua, por su escasa profundidad, y en los que usualmente se permite a la cubierta vegetal completar su ciclo, al no conseguir los animales pastorearla por completo. Es posible qué en ciertos años muy secos, las hierbas compitan con los olivos por el uso del agua, lo cual puede mermar la producción de aceituna.
Variación de la fecha de siega de las hierbas
La cubierta vegetal se ha de segar en el momento que haya generado tal cantidad de resto vegetal que proteja al suelo frente a las futuras lluvias otoñales. Es complicado dar una fecha estimativa para todos los tipos de cubiertas y zonas donde se encuentra situada nuestra explotación, aunque se puede tomar como periodo de siega óptima la segunda quincena de marzo. Esta fecha se puede adelantar o retrasar en función de:
- Tipo de suelo: en los suelos poco profundos se ha de segar antes, ya que retienen poco el agua y puede existir competencia por agua entre el olivo y la cubierta. En suelos de campiña muy profundos, se puede retrasar la fecha de siega, ya que acumulan importantes reservas de agua.
- Localización de la explotación: en los olivares situados en zonas de montaña debido a las frías temperaturas, se produce un retraso en el desarrollo de las hierbas y del olivo, por lo que se han de segar más tarde.
- Meteorología propia de cada año: los años húmedos se puede retrasar la fecha de siega, sin riesgo de competencia por el agua. Aunque cuanto más tarde seguemos más agua consumirá la cubierta. Los años secos y calurosos se debe adelantar la fecha de siega.
- Tipo de cubierta: las cubiertas formadas por gramíneas de ciclo corto (Bromo, Brachypodium, Poa), permiten la siega más temprana al desarrollarse antes.
Independientemente del retraso en la fecha de siega las hierbas no han de segarse más tarde de la segunda quincena de abril. Ya que si no las pérdidas de agua por evapotranspiración de la cubierta, podría afectar a la producción del olivo.
Conclusión
El uso de cubiertas vegetales es una necesidad, no una opción, en cualquier olivar con riesgo de erosión, hay que saber elegir la más acorde a nuestras condiciones y manejarla bien para evitar que entre en competencia con el cultivo, de este modo obtendremos beneficios económicos y ambientales para nuestra explotación.
Agradecimientos
Los autores agradecen el apoyo y financiación obtenida en los convenios de Compra Pública Innovadora Mecaolivar e Innolivar desarrollados con un 80% de fondos FEDER del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español y al Grupo Operativo Regional de Andalucía de fondos FEADER ‘Cubiertas vegetales de especies nativas en olivar’.